UNA PELOTA SE ESCAPA
Autora: Rose Marie Ruiz Vicente. Psicóloga y arteterapeuta.
Vamos a describir un caso que pude observar el verano pasado en una tarde de playa aquí cerca de mi casa, en Galicia...se trata de un matrimonio joven y su hijo pequeño de unos 4 años. La familia al parecer había venido a disfrutar de una linda tarde de verano.
El niño se va al agua con una pelota inflable de mediano tamaño, a pocos metros de la orilla, sumergido, la pelota se le escapó y la marea la fue arrastrando mar adentro hacia el puerto, donde están anclados descansando los veleros, los yates, los barquitos...
El niño angustiado por la pérdida de su pelota viene llorando hacia sus padres en claro gesto de auxilio. El padre se levanta bruscamente, empieza a refunfuñar, sube el volumen de la voz, va de aquí para allá quejándose de la actitud del niño y le dice "eres un imbécil".
Después se va hacia el mar se adentra y como el agua esta un poco fría regresa y desiste de buscar la pelota. Sigue muy enojado y sale caminando por toda la playa bordeando el mar por la arena para tratar llegar de al puerto y ver si puede recuperar la pelota desde allí.
Mientras tanto, la madre sigue regañando al niño en la arena y entre las cosas que le dice, una llama mi atención:
"cuando venga tu padre si trae la pelota espero que le des un beso".
El padre regresa y trae la pelota y el niño ya entretenido con el cubo y la pala haciendo castillos en la arena...es interrumpido por los gritos de la madre que le dice: " qué te dije dale un beso a tu padre"...
Bien, entiendo que las intenciones de los padres son buenas, pero buenas no quiere decir que sean satisfactorias, felices para la vida y el crecimiento del niño y más aún el bienestar de todos. Los padres estaban preocupados porque el niño recuperara su pelota pero me pregunto: ¿cual es el costo emocional para el pequeño y para ellos mismos el modo que encontraron de hacerlo?...
El tratamiento del supuesto error del niño, (se le escapó la pelota), no debe ser considerado como un fallo, como algo punible, algo que los padres deben reprender.
En todo caso se trata de una instancia por la que el niño deberá pasar para aprender a manejarse en el agua, solo o con una pelota. A los cuatros años de edad todo tipo de juegos es reconocido como un momento fundamental para el desarrollo de la percepción, la inteligencia, las destrezas y también de la afectividad y la sensibilidad.
Si en ese proceso de aprendizaje cuando naturalmente el niño va a encontrar obstáculos, dificultades, los adultos agregamos tensión, frustración, la carga emocional se vuelve malsana para los pequeños.
Por otra parte las ofensas, los gritos dejan una huella negativa en el niño, un especie de soledad, abandono, de dolor innecesario que no favorece su crecimiento, pues es justo en este momento en que requiere apoyo, acompañamiento, presencia ante los fracasos y buen humor, que es una herramienta vital para atravesar las frustraciones de la vida.
El mensaje de tener que besar al padre después de los insultos, el mal trago en fin...no creo que contribuya a edificar un registro del amor a donde debemos llegar con amor, no de manera forzada y a disgusto.
Recordemos que las experiencias afectivas de los infantes con sus padres son los primeros registros del amor y del desamor que tenemos los humanos. Nada para soslayar en la constitución de nuestra afectividad.
El respeto por los momentos de los niños, sus estados emocionales, es fundamental para que el aprendizaje emocional fluya sanamente. ¿era el niño quien debía disculpase por su conducta? O ¿eran los mayores por sus exabruptos?
Un beso a un padre ¿no es algo mucho mas preciado y de alcance en nuestras vidas? ¿no es algo para cuidar y para resguardar de la manipulación?
Estimulemos el amor, el crecimiento sobre la base de la espontaneidad, por las rutas del deseo, con respeto y ese camino nos traerá mucha más salud y fortalezas para enfrentar los desafíos de relacionarnos con los otros, a fin de cuentas se escapó una pelota, pero hay mucho más en juego...salud mental, desarrollo emocional, qué hacer ante un fracaso, cómo respondemos cuando algo no sale cómo esperábamos, relaciones afectivas, amor-odio, en fin hay mucho en juego...salud a los niños, los padres, el mar y las pelotas inflables...hay mucho en juego.