Estaba necesitando hacer una limpieza en mí…
Tirar algunos pensamientos indeseados; lavar algunos tesoros que estaban medio oxidados.Entonces saqué del fondo de las gavetas, recuerdos que no uso y no quiero más. Tiré afuera algunos sueños, algunas ilusiones…
Papeles de regalo que nunca usé, sonrisas que nunca di. Tiré fuera la rabia y el rencor de las flores marchitas que estaban dentro de un libro que nunca leí.Miré mis sonrisas futuras y mis alegrías pretendidas… y las coloqué en un cajoncito, bien ordenaditas.
Quedé sin paciencia…Saqué todo de adentro del armario y lo fui tirando al suelo: pasiones escondidas; deseos reprimidos; palabras horribles que nunca hubiera querido decir; heridas de un amigo; recuerdos de un día triste…
Pero también encontré otras cosas… y muy bellas. Me senté en el suelo, para poder escoger. Un pajarito cantando en mi ventana; aquella luna color de plata; esa puesta de sol… Me fui encantando y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos. Arrojé directo en el tacho de la basura los restos de un amor que me hirió. Tomé las palabras de rabia y de dolor que estaban en el estante de encima, pues casi no las uso, y las tiré fuera en el mismo instante.
Otras cosas que aún me hieren, las coloqué en un cajón para después ver lo que haré con ellas, si las olvido o las envío al basurero.Encontré aquel cajoncito, aquella gaveta en la que uno guarda todo lo que es más importante: el amor, la alegría, las sonrisas, un dedito de fe para los momentos que más necesitamos. Recogí con cariño el amor encontrado; doblé ordenaditos los deseos; coloqué perfume en la esperanza; pasé un pañito en el estante de mis metas y las dejé a la vista para no olvidarlas. Coloqué en los estantes de abajo algunos recuerdos de la infancia; en la gaveta de encima, los de mi juventud, y colgado bien enfrente, puse mi capacidad de amar, y principalmente… la fuerza para RECOMENZAR.
(autor desconocido)
Fuente: Reflexiones diarias.