1. Sé amable y cortés con todo el mundo.
Te observarán para ver si predicas con el ejemplo. Uno de los mejores ejemplos cristianos es ser educado, amable y considerado.
2. ¡Sonríe! Con frecuencia hace más accesible.
Es más, una sonrisa sincera desarma a los cautelosos, calma a los porfiados, tranquiliza a los enojados y anima a los abatidos. Denota confianza, paciencia, fe y amabilidad.
3. Resuelve los problemas con calma y sensatez.
Mantener la sangre fría y tratar los conflictos con mucho tacto no solo ayuda a superarlos, sino a dar mejor ejemplo al moderar la frustración y el enojo.
4. Adopta una actitud optimista y positiva.
Levantará tu espíritu y el de aquellos que te rodean, aún cuando debas enfrentar dificultades. Además, demuestra que confías en que Dios vela por ti, porque ha prometido que todas las cosas ayudan para bien (Romanos 8:28).
5. Sé amigable la primera vez que te encuentres con una persona. Procura que se sienta cómoda y aceptada, y no tardarás en perder la timidez.
6. Descubre el lado bueno de cada persona y felicítala por ello.
Todo el mundo anhela y necesita saber que se lo aprecia.
7. Ten sentido del humor.
De esa forma los demás disfrutarán de tu compañía. No tomarse la vida demasiado a pecho resuelve reveses, errores y hasta situaciones que podrían ser embarazosas.
8. Sé humilde.
Enriquecerás la vida de quienes te rodean y será una manifestación de amor. Serás más feliz si actúas con humildad, antepones las necesidades ajenas a las propias, sirves al prójimo y compartes lo que tienes. Sacarás más partido de la vida y agradarás al Señor (Santiago 4:6).
9. Sé buen oyente y esfuérzate por comprender a tu interlocutor y compenetrarte con él.
Denota que te interesa lo que le sucede. Además, le podrás ofrecer consejos más idóneos y animarlo más eficazmente.
10. Reacciona positivamente a los errores ajenos.
Todo el mundo mete la pata, igual que tú. La Biblia nos aconseja perdonar a los demás tal y cómo queremos ser perdonados (Mateo 6:14), y amar al prójimo a pesar de sus flaquezas y equivocaciones (1 Pedro 4:8).
11. Estudia los frutos del Espíritu enumerados en Gálatas 5:22-23. Aplícalos en tu vida diaria y tus relaciones con los demás.
ESTO LO TOME DE LA WEB. DESCONOZCO EL AUTOR, SI ALGUIEN SABE QUE LO PUBLIQUE POR FAVOR, HONOR A QUIEN HONOR MERECE!!
Te observarán para ver si predicas con el ejemplo. Uno de los mejores ejemplos cristianos es ser educado, amable y considerado.
2. ¡Sonríe! Con frecuencia hace más accesible.
Es más, una sonrisa sincera desarma a los cautelosos, calma a los porfiados, tranquiliza a los enojados y anima a los abatidos. Denota confianza, paciencia, fe y amabilidad.
3. Resuelve los problemas con calma y sensatez.
Mantener la sangre fría y tratar los conflictos con mucho tacto no solo ayuda a superarlos, sino a dar mejor ejemplo al moderar la frustración y el enojo.
4. Adopta una actitud optimista y positiva.
Levantará tu espíritu y el de aquellos que te rodean, aún cuando debas enfrentar dificultades. Además, demuestra que confías en que Dios vela por ti, porque ha prometido que todas las cosas ayudan para bien (Romanos 8:28).
5. Sé amigable la primera vez que te encuentres con una persona. Procura que se sienta cómoda y aceptada, y no tardarás en perder la timidez.
6. Descubre el lado bueno de cada persona y felicítala por ello.
Todo el mundo anhela y necesita saber que se lo aprecia.
7. Ten sentido del humor.
De esa forma los demás disfrutarán de tu compañía. No tomarse la vida demasiado a pecho resuelve reveses, errores y hasta situaciones que podrían ser embarazosas.
8. Sé humilde.
Enriquecerás la vida de quienes te rodean y será una manifestación de amor. Serás más feliz si actúas con humildad, antepones las necesidades ajenas a las propias, sirves al prójimo y compartes lo que tienes. Sacarás más partido de la vida y agradarás al Señor (Santiago 4:6).
9. Sé buen oyente y esfuérzate por comprender a tu interlocutor y compenetrarte con él.
Denota que te interesa lo que le sucede. Además, le podrás ofrecer consejos más idóneos y animarlo más eficazmente.
10. Reacciona positivamente a los errores ajenos.
Todo el mundo mete la pata, igual que tú. La Biblia nos aconseja perdonar a los demás tal y cómo queremos ser perdonados (Mateo 6:14), y amar al prójimo a pesar de sus flaquezas y equivocaciones (1 Pedro 4:8).
11. Estudia los frutos del Espíritu enumerados en Gálatas 5:22-23. Aplícalos en tu vida diaria y tus relaciones con los demás.
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