Circunferencia abdominal
La obesidad es una enfermedad crónica que afecta tanto a niños, jóvenes y adultos y existen muchas consecuencias de este padecimiento que cada vez más se convierten en causa de mortandad a nivel mundial.
Una de las formas más sencillas de predeterminar si tienes obesidad es mediante la medición de la cintura, la cual, según la Organización Mundial de la Salud, para hombres no debe ser mayor de 102 cm y para mujeres de 88 cm.
¿Para qué me mido la cintura?
Es importante medirte la cintura, ya que a través de ésta se pueden conocer los riesgos que puedes presentar. La distribución del cúmulo de grasa se puede clasificar en dos tipos: la obesidad central o androide (superior) y la obesidad periférica o ginoide (inferior).
En la primera, más propia de los varones, la grasa se acumula sobre todo en la cara, región cervical, tronco y la parte superior del ombligo. También aumenta de modo notable la grasa abdominal profunda (obesidad visceral). Este tipo de acumulación de grasa es el que está ligado a las complicaciones metabólicas y cardio-circulatorias vinculadas a la resistencia a la insulina y da lugar al síndrome metabólico.
Por otra parte, en la obesidad periférica o ginoide, más propia de las mujeres, la grasa se acumula en la parte inferior del cuerpo: en la parte debajo del ombligo, en abdomen, caderas, glúteos y muslos.
La diferenciación entre estos dos tipos de acumulación adiposa tiene gran importancia desde el punto de vista clínico para poder valorar el grado de riesgo metabólico y cardiovascular vinculado a la acumulación adiposa.
Es importante esta medida porque es más fácil saber si la persona es propensa a enfermedades cardiovasculares de acuerdo a la distribución de tejido adiposo y esto se conoce con esta medición más que con el propio peso.
Un predominio de la grasa corporal abdominal se relaciona con padecimientos como: hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II, accidentes vasculares cerebrales, litiasis biliar, cardiopatía isquémica, esteatosis hepática, síndrome de las apneas del sueño y algunos tipos de cáncer (mama, ovario y endometrio).
La obesidad es una enfermedad crónica que afecta tanto a niños, jóvenes y adultos y existen muchas consecuencias de este padecimiento que cada vez más se convierten en causa de mortandad a nivel mundial.
Una de las formas más sencillas de predeterminar si tienes obesidad es mediante la medición de la cintura, la cual, según la Organización Mundial de la Salud, para hombres no debe ser mayor de 102 cm y para mujeres de 88 cm.
¿Para qué me mido la cintura?
Es importante medirte la cintura, ya que a través de ésta se pueden conocer los riesgos que puedes presentar. La distribución del cúmulo de grasa se puede clasificar en dos tipos: la obesidad central o androide (superior) y la obesidad periférica o ginoide (inferior).
En la primera, más propia de los varones, la grasa se acumula sobre todo en la cara, región cervical, tronco y la parte superior del ombligo. También aumenta de modo notable la grasa abdominal profunda (obesidad visceral). Este tipo de acumulación de grasa es el que está ligado a las complicaciones metabólicas y cardio-circulatorias vinculadas a la resistencia a la insulina y da lugar al síndrome metabólico.
Por otra parte, en la obesidad periférica o ginoide, más propia de las mujeres, la grasa se acumula en la parte inferior del cuerpo: en la parte debajo del ombligo, en abdomen, caderas, glúteos y muslos.
La diferenciación entre estos dos tipos de acumulación adiposa tiene gran importancia desde el punto de vista clínico para poder valorar el grado de riesgo metabólico y cardiovascular vinculado a la acumulación adiposa.
Es importante esta medida porque es más fácil saber si la persona es propensa a enfermedades cardiovasculares de acuerdo a la distribución de tejido adiposo y esto se conoce con esta medición más que con el propio peso.
Un predominio de la grasa corporal abdominal se relaciona con padecimientos como: hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II, accidentes vasculares cerebrales, litiasis biliar, cardiopatía isquémica, esteatosis hepática, síndrome de las apneas del sueño y algunos tipos de cáncer (mama, ovario y endometrio).