TODO LO SUPERA EL AMOR
En la medida que el vínculo es más sólido existe la posibilidad de seguir con una relación donde hubo infidelidad por parte de uno de los cónyuges. Cuando el amor y la profundidad de la relación permite superar esa aventura, ambos salen fortalecidos.
En la medida que el vínculo es más sólido existe la posibilidad de seguir con una relación donde hubo infidelidad por parte de uno de los cónyuges. Cuando el amor y la profundidad de la relación permite superar esa aventura, ambos salen fortalecidos.
Andrea y Alejandro, son los nombres ficticios de la segunda pareja que comparte su historia, entregando su enseñanza sobre el valor del amor y del perdón sobre el rencor.
Hoy, con 17 años de casados y tres hijos, parecen una pareja de recién enamorados, que no delata la profunda y grave crisis que significó la infidelidad de Alejandro cuando llevaban ocho años de matrimonio. Una aventura que lo llevó a dejar su familia por dos años de convivencia con su amante.
Las razones que influyeron en este engaño son reconocidas por ambos. Por su parte, Andrea reflexiona que en cierta medida condujo a su esposo a esta aventura. Una postura que le tomo tiempo de meditación y de un verdadero reconocimiento de su culpa dentro del problema: "En ese tiempo era muy introvertida, no daba facilidades para una buena vida en pareja… Tenía mis dos primeros hijos muy pequeños y me dedicaba cien por ciento a ellos y a la casa. Inconscientemente dejé de lado mi labor de mujer y esposa, no lo acompañaba a salir de noche por ejemplo, pues él era muy bohemio y nunca di mi brazo a torcer. No me daba cuenta que además de ser tan buena madre y ama de casa, debía ser también una esposa amante... y a la larga ello fue provocando que mi marido se desencantara de mí".
Alejandro, manifiesta el error que fue llevar esa vida tan bohemia, olvidando que el compromiso con el hogar es prioritario antes que los amigos: "Me sentía con una falta de cariño grande y busqué en otro lugar lo que no encontraba con mi mujer... con ello no quiero quitarme la culpa... Mi error fue nunca decirle lo que me faltaba, lo que necesitaba de ella".
Él nunca reconoció su infidelidad frente a Andrea. Sus frecuentes llegadas tarde y ausencias prolongadas, donde nadie sabía su paradero, hacían que la existencia de un amante fuera evidente. Con todos estos problemas llegaron al acuerdo mutuo que él se fuera de la casa, sin que Andrea supiera efectivamente que se trataba de un adulterio. Supuestamente se fue a vivir con su madre, pero al igual que en su casa se perdía por días.
"Cuando me di cuenta que él no vivía con su mamá, por una cuestión de amor propio y de saber la verdad, me convertí en detective y lo seguía para averiguar con quien vivía. Cometí muchas irresponsabilidades, como dejar a los niños solos en la noche para salir a buscarlo. Finalmente, descubrí lo que sentía ya era obvio: tenía una amante", relata Andrea.
Durante esos dos años, hubo reencuentros fugaces con su esposa, la señora se convertía en amante. Andrea quedó embarazada de su tercer hijo. Al comunicárselo a su marido la respuesta de este fue de rechazo. Ante esta situación, sola con sus otros dos hijos, tomó la decisión de abortar.
Alejandro después de enterarse del aborto y del deseo de separarse legalmente por parte de Andrea, reflexionó sobre su traición, y de lo que su mujer fue capaz de hacer por él. "Un fin de semana, literalmente la rapté. La pase a buscar a su trabajo y me la llevé fuera de Santiago. Me di cuenta que estaba perdiendo a quien además de ser la madre de mis hijos era la mujer de mi vida. Ahora todo estaba en sus manos, si ella me perdonaba sería empezar nuevamente, pero en un amor mucho más profundo y verdadero. Toqué fondo, pasé por alcohol, drogas e incluso casi el suicidio", comenta Alejandro.
Al consultar a Andrea sobre cómo se puede llegar a perdonar algo tan grave como una infidelidad, ella responde: "me costó mucho reconocer mi culpa en este problema. Pero por esa infidelidad, pude ser más grande como persona y como mujer. Lógicamente también cometí errores gravísimos como buscarlo en la noche dejando solos a mis hijos y un aborto que hasta el día de hoy me duele en el alma. Pero esa pena, rabia y dolor que sentía, estaba dispuesta a compartirla con quien me la había provocado, que era la misma persona que yo no había dejado de amar. Si lo perdonaba de corazón, y también a mí por todo lo que hice, podía vivir en tranquilidad. Mi felicidad la entendí como entender lo ocurrido, comprender sus y mis errores, y sobre todo perdonar para amar, y amar más que antes...", finaliza con lágrimas en sus ojos.
Para muchos, en este testimonio el perdón puede que no tenga cabida, pero más allá de lo que la razón analiza y lo que un subjetivo concepto de dignidad pueda soportar, hay algo más fuerte, que muchas veces no sabemos comprender, y es el amor. Un poder que cura heridas que parecen imborrables, perdonando errores tan graves como un adulterio y profundiza lazos desconocidamente fuertes e irrompibles como los de una pareja.
A los dos años de su reconciliación, Andrea quedó embarazada de su cuarto hijo, que hoy tiene tres años de edad. Llevan cinco años de reencuentro, donde más que lo que diga una entrevista, lo dicen todo sus ojos que proyectan una relación sólida que doblegó la infidelidad, donde el arbitro más justo fue el amor que ambos mantuvieron a pesar de todo.
Lectura sugerida: "Cómo perdonar" de Sal Térrea.
Fuente: Vivir en pareja