Les envio alguna informacion que es de interes, esta un poco largo pero vale la pena.
Besos.
El daño de los kilos de más sobre la piel
Tanto el sobrepeso como la obesidad son condiciones que tienen implicaciones importantes sobre los vasos sanguíneos, el sistema nervioso y el hígado de tu familiar, entre otros órganos internos. Sin embargo, también impactan de forma negativa sus articulaciones, produciendo dolor, y conducen a producir daños diversos en su piel.
El incremento de la masa corporal, conlleva a liberación de hormonas masculinas y la aparición de acné, barba y alopecia o caída del cabello en mujeres, estrías y roce de pliegues en la piel, entre otros padecimientos que complican la calidad de vida de tu ser querido, produciéndole grandes sufrimientos.
Cuado se rompe la piel
En la obesidad, la acumulación de grasa se presenta en el tejido subcutáneo, en donde se va depositando. Para dar cabida al exceso de grasa, la piel posee elastina, lo que le proporciona cierta capacidad de elasticidad; sin embargo, también tiene un límite y cuando éste se sobrepasa, el tejido se rompe dando lugar a estrías que, según el grado de obesidad y la genética de cada persona, será de diferente distribución e intensidad.
Además, cuando se presenta el rompimiento de la piel, ésta se va pigmentando en las zonas en donde se rompe, lo cual constituye un mecanismo de defensa de la melanina, una sustancia natural que le da color a la dermis, ante tal situación.
Un espacio por donde pueden pasar las infecciones
Como consecuencia del aumento de peso, también se incrementa la superficie corporal. Este aumento cutáneo, sobre una estructura ósea que no ha modificado su tamaño, da lugar a la formación de pliegues, donde la humedad, la fricción, la retención de secreciones e, incluso, el acumulo de suciedad, facilitan las infecciones por hongos.
¿Más vellos?
Con la obesidad se presentan cambios en el sistema endocrino, tanto en las glándulas centrales como en las glándulas sudoríparas y sebáceas en la piel, dando como resultado que crezca más vello en distintas partes del cuerpo. A esto se le conoce como hirsutismo.
Grandes dolores
Por otro lado, con el exceso de peso la piel de las ingles, la que se encuentra debajo de las mamas, en las axilas, el cuello, entre otros pliegues, enrojece, pica, se inflama o puede llenarse de costras y puntos de pus. A veces llegan a formarse fisuras dolorosas, cuyo causante puede ser una bacteria o un hongo que requieren tratamiento específico.
Cambio de color
En ciertos casos, la piel del cuello, axilas, ingles y de otros pliegues, se vuelve oscura, grisácea e, incluso, negra; aumenta de grosor; aparecen en su superficie prolongaciones alargadas a modo de verrugas; y toma un aspecto aterciopelado.
Cuando las palmas de las manos y las plantas de los pies se vuelven gruesas y toman un color amarillento, estamos ante una enfermedad llamada acantosis nigricans, la cual es posible que tenga su origen en al aumento de insulina que a menudo se presenta con la obesidad.
Fragilidad en una piel más gruesa
La falta de ejercicio físico y de movilidad, así como la hipertensión venosa, originan problemas en la circulación, lo que aumenta el riesgo de eccema y úlceras en las piernas. Si la piel no es irrigada de manera suficiente, aparece descamada y roja. Al paso del tiempo, se vuelve frágil y puede romperse con el más mínimo traumatismo. De esta manera se inicia una úlcera, generalmente en la cara interna de las piernas, que, a pesar de su llamativo aspecto, no es dolorosa.
Este ascenso de la presión favorece también el edema o hinchazón de tobillos y piernas que, si es crónica, hace que la piel se vuelva gruesa, seca, escamosa y plegada, con un aspecto similar a la piel de elefante, por lo que recibe el nombre de piel paquidérmica.
El riesgo de la piel femenina
La localización de la adiposidad en el tejido dérmico afecta mucho más a las mujeres, especialmente si la obesidad es de tipo pera, en la cual la grasa se deposita en el área de las caderas.
Por ejemplo, este tipo de localización adiposa tiene un papel fundamental en la nutrición y lactancia durante los dos primeros trimestres del embarazo y la alimentación materno-neonatal.
Las afecciones de la piel que se relacionan con la obesidad en las mujeres son: el hirsutismo, sobretodo el facial lateral y mamario; acné; seborrea; y calvicie femenina.
Además de estos padecimientos dérmicos, hay uno en especial que es 30 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Se trata de la Enfermedad de Dercum, la cual se caracteriza por el depósito de tejido adiposo en el tejido celular subcutáneo, lo que la hace particularmente dolorosa, afectando a mujeres jóvenes entre los 25 y 40 años.
Otra implicación de la obesidad en la piel, que sólo afecta a las mujeres, es la celulitis. Ésta se define como la aparición de irregularidades en la piel en forma de ondulaciones y depresiones, desarrolladas por una retención del drenaje linfático a nivel de la grasa inmediatamente subcutánea. Sin embargo, no es necesariamente una consecuencia de los kilos de más, ya que también intervienen otros factores como los genéticos y hormonales (pubertad, embarazo o menopausia), la falta de actividad física, alimentación inadecuada, y hábitos de vida, como alcohol y tabaco.
Dos grandes enemigos de la piel: obesidad y diabetes
Si además de padecer obesidad tu familiar tiene diabetes, debe saber que esta enfermedad también le causará lesiones a su dermis. Las más comunes son: granuloma anular generalizado, el cual se caracteriza por manchas atróficas (la piel muy delgada) hiperpigmentadas, ovales o redondas. También hay úlceras crónicas, infecciones en tejidos blandos y en los casos más severos, gangrena.
Una piel que es diabética se caracteriza por comezón, dermis engrosada y amarilla, y uñas teñidas de este mismo color. A veces pueden presentarse lesiones púrpuras, enrojecimiento y ampollas diabéticas.
Regularmente con la diabetes es probable que tu ser querido sufra trastornos de sensibilidad en sus pies, por lo que casi no percibirá el dolor si es que se llega a lastimar. Esto pone en riesgo su salud y la de sus extremidades.
Por una piel lozana y saludable
Para cuidar la dermis no sólo es necesario usar un protector solar, sino también una buena alimentación, realizar ejercicio físico regularmente y reducir los kilos de más.
Un aspecto que hay que tomar en cuenta es que el uso de los llamados productos milagro para bajar de peso, en lugar de brindar alivio, contribuye a dañar más la piel.
Estas son algunas recomendaciones que pueden ayudar mucho a tu familiar en el control y prevención de las afecciones de la dermis:
ü Controlar el peso y las complicaciones habituales de esta enfermedad
ü Preservar una higiene regular de la piel con jabones que mantengan un Ph ácido
ü Visitar al dermatólogo ante cualquier alteración cutánea
ü Comer abundantes alimentos que contengan fibra, como verduras cocidas, verduras crudas, frutas y granos integrales, todos los días. Estos alimentos mantienen constante la digestión y eliminación, lo cual es crucial para la salud y belleza de la piel, así como para la salud en general
ü Consumir, en particular, verduras de color verde oscuro y naranja, ya que se conoce que poseen propiedades antioxidantes y contra el cáncer
Por otra parte, si es diabético, te presentamos para él algunas acciones preventivas y que contribuirán a cuidar su piel:
ü Después del baño, secarse completamente los pliegues del cuerpo, es decir, axilas, ingles y cuello, para evitar la humedad y posibles infecciones
ü No rascarse en costras o lastimarse con las uñas u objetos punzo cortantes
ü Si alguna zona de la piel adquiere un color púrpura, acudir inmediatamente al médico y no esperar a que se ponga de color negro
ü Si hay dolor, hinchazón, enrojecimiento de la piel, con fiebre, acudir urgentemente al médico
ü Si se presentan achaques en los pies, es recomendable visitar al ortopedista para protegerse de posibles lesiones que puedan complicarse en úlceras o pérdida de extremidades
ü Tener cuidado al cortarse las uñas; y usar crema y jabón suaves
ü Evitar la fricción con zacates o cepillos, porque sólo aumentan la hiperpigmentación y pueden dañar aún más la piel
Por último, a manera de reflexión decimos que de todos los padecimientos que puede sufrir tu ser querido a causa de la obesidad, los que menos reciben atención, quizá porque muchas veces son ignorados, son los que afectan la piel. Por ello, tiene que poner especial atención en ellos y tomar las medidas necesarias para que no incidan de manera importante en su calidad de vida.
Besos.
El daño de los kilos de más sobre la piel
Tanto el sobrepeso como la obesidad son condiciones que tienen implicaciones importantes sobre los vasos sanguíneos, el sistema nervioso y el hígado de tu familiar, entre otros órganos internos. Sin embargo, también impactan de forma negativa sus articulaciones, produciendo dolor, y conducen a producir daños diversos en su piel.
El incremento de la masa corporal, conlleva a liberación de hormonas masculinas y la aparición de acné, barba y alopecia o caída del cabello en mujeres, estrías y roce de pliegues en la piel, entre otros padecimientos que complican la calidad de vida de tu ser querido, produciéndole grandes sufrimientos.
Cuado se rompe la piel
En la obesidad, la acumulación de grasa se presenta en el tejido subcutáneo, en donde se va depositando. Para dar cabida al exceso de grasa, la piel posee elastina, lo que le proporciona cierta capacidad de elasticidad; sin embargo, también tiene un límite y cuando éste se sobrepasa, el tejido se rompe dando lugar a estrías que, según el grado de obesidad y la genética de cada persona, será de diferente distribución e intensidad.
Además, cuando se presenta el rompimiento de la piel, ésta se va pigmentando en las zonas en donde se rompe, lo cual constituye un mecanismo de defensa de la melanina, una sustancia natural que le da color a la dermis, ante tal situación.
Un espacio por donde pueden pasar las infecciones
Como consecuencia del aumento de peso, también se incrementa la superficie corporal. Este aumento cutáneo, sobre una estructura ósea que no ha modificado su tamaño, da lugar a la formación de pliegues, donde la humedad, la fricción, la retención de secreciones e, incluso, el acumulo de suciedad, facilitan las infecciones por hongos.
¿Más vellos?
Con la obesidad se presentan cambios en el sistema endocrino, tanto en las glándulas centrales como en las glándulas sudoríparas y sebáceas en la piel, dando como resultado que crezca más vello en distintas partes del cuerpo. A esto se le conoce como hirsutismo.
Grandes dolores
Por otro lado, con el exceso de peso la piel de las ingles, la que se encuentra debajo de las mamas, en las axilas, el cuello, entre otros pliegues, enrojece, pica, se inflama o puede llenarse de costras y puntos de pus. A veces llegan a formarse fisuras dolorosas, cuyo causante puede ser una bacteria o un hongo que requieren tratamiento específico.
Cambio de color
En ciertos casos, la piel del cuello, axilas, ingles y de otros pliegues, se vuelve oscura, grisácea e, incluso, negra; aumenta de grosor; aparecen en su superficie prolongaciones alargadas a modo de verrugas; y toma un aspecto aterciopelado.
Cuando las palmas de las manos y las plantas de los pies se vuelven gruesas y toman un color amarillento, estamos ante una enfermedad llamada acantosis nigricans, la cual es posible que tenga su origen en al aumento de insulina que a menudo se presenta con la obesidad.
Fragilidad en una piel más gruesa
La falta de ejercicio físico y de movilidad, así como la hipertensión venosa, originan problemas en la circulación, lo que aumenta el riesgo de eccema y úlceras en las piernas. Si la piel no es irrigada de manera suficiente, aparece descamada y roja. Al paso del tiempo, se vuelve frágil y puede romperse con el más mínimo traumatismo. De esta manera se inicia una úlcera, generalmente en la cara interna de las piernas, que, a pesar de su llamativo aspecto, no es dolorosa.
Este ascenso de la presión favorece también el edema o hinchazón de tobillos y piernas que, si es crónica, hace que la piel se vuelva gruesa, seca, escamosa y plegada, con un aspecto similar a la piel de elefante, por lo que recibe el nombre de piel paquidérmica.
El riesgo de la piel femenina
La localización de la adiposidad en el tejido dérmico afecta mucho más a las mujeres, especialmente si la obesidad es de tipo pera, en la cual la grasa se deposita en el área de las caderas.
Por ejemplo, este tipo de localización adiposa tiene un papel fundamental en la nutrición y lactancia durante los dos primeros trimestres del embarazo y la alimentación materno-neonatal.
Las afecciones de la piel que se relacionan con la obesidad en las mujeres son: el hirsutismo, sobretodo el facial lateral y mamario; acné; seborrea; y calvicie femenina.
Además de estos padecimientos dérmicos, hay uno en especial que es 30 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Se trata de la Enfermedad de Dercum, la cual se caracteriza por el depósito de tejido adiposo en el tejido celular subcutáneo, lo que la hace particularmente dolorosa, afectando a mujeres jóvenes entre los 25 y 40 años.
Otra implicación de la obesidad en la piel, que sólo afecta a las mujeres, es la celulitis. Ésta se define como la aparición de irregularidades en la piel en forma de ondulaciones y depresiones, desarrolladas por una retención del drenaje linfático a nivel de la grasa inmediatamente subcutánea. Sin embargo, no es necesariamente una consecuencia de los kilos de más, ya que también intervienen otros factores como los genéticos y hormonales (pubertad, embarazo o menopausia), la falta de actividad física, alimentación inadecuada, y hábitos de vida, como alcohol y tabaco.
Dos grandes enemigos de la piel: obesidad y diabetes
Si además de padecer obesidad tu familiar tiene diabetes, debe saber que esta enfermedad también le causará lesiones a su dermis. Las más comunes son: granuloma anular generalizado, el cual se caracteriza por manchas atróficas (la piel muy delgada) hiperpigmentadas, ovales o redondas. También hay úlceras crónicas, infecciones en tejidos blandos y en los casos más severos, gangrena.
Una piel que es diabética se caracteriza por comezón, dermis engrosada y amarilla, y uñas teñidas de este mismo color. A veces pueden presentarse lesiones púrpuras, enrojecimiento y ampollas diabéticas.
Regularmente con la diabetes es probable que tu ser querido sufra trastornos de sensibilidad en sus pies, por lo que casi no percibirá el dolor si es que se llega a lastimar. Esto pone en riesgo su salud y la de sus extremidades.
Por una piel lozana y saludable
Para cuidar la dermis no sólo es necesario usar un protector solar, sino también una buena alimentación, realizar ejercicio físico regularmente y reducir los kilos de más.
Un aspecto que hay que tomar en cuenta es que el uso de los llamados productos milagro para bajar de peso, en lugar de brindar alivio, contribuye a dañar más la piel.
Estas son algunas recomendaciones que pueden ayudar mucho a tu familiar en el control y prevención de las afecciones de la dermis:
ü Controlar el peso y las complicaciones habituales de esta enfermedad
ü Preservar una higiene regular de la piel con jabones que mantengan un Ph ácido
ü Visitar al dermatólogo ante cualquier alteración cutánea
ü Comer abundantes alimentos que contengan fibra, como verduras cocidas, verduras crudas, frutas y granos integrales, todos los días. Estos alimentos mantienen constante la digestión y eliminación, lo cual es crucial para la salud y belleza de la piel, así como para la salud en general
ü Consumir, en particular, verduras de color verde oscuro y naranja, ya que se conoce que poseen propiedades antioxidantes y contra el cáncer
Por otra parte, si es diabético, te presentamos para él algunas acciones preventivas y que contribuirán a cuidar su piel:
ü Después del baño, secarse completamente los pliegues del cuerpo, es decir, axilas, ingles y cuello, para evitar la humedad y posibles infecciones
ü No rascarse en costras o lastimarse con las uñas u objetos punzo cortantes
ü Si alguna zona de la piel adquiere un color púrpura, acudir inmediatamente al médico y no esperar a que se ponga de color negro
ü Si hay dolor, hinchazón, enrojecimiento de la piel, con fiebre, acudir urgentemente al médico
ü Si se presentan achaques en los pies, es recomendable visitar al ortopedista para protegerse de posibles lesiones que puedan complicarse en úlceras o pérdida de extremidades
ü Tener cuidado al cortarse las uñas; y usar crema y jabón suaves
ü Evitar la fricción con zacates o cepillos, porque sólo aumentan la hiperpigmentación y pueden dañar aún más la piel
Por último, a manera de reflexión decimos que de todos los padecimientos que puede sufrir tu ser querido a causa de la obesidad, los que menos reciben atención, quizá porque muchas veces son ignorados, son los que afectan la piel. Por ello, tiene que poner especial atención en ellos y tomar las medidas necesarias para que no incidan de manera importante en su calidad de vida.