LOS REYES SIN REINO
al estar leyendo hoy la tendencia de los temas en el foro, les comparto este:
[b]Reconozco que es sumamente importante cuidar del “ego”, la dignidad, toda la estructura de personalidad. ¿Pero qué pasa cuando a una persona se le va la mano?
Los narcisistas - egocéntricos, aquellas personas que sus egos funcionan como si fuesen los soles de un sistema solar. Ocupan el centro de atención y si te acercas demasiado te aniquilan con su arrogancia y egoísmo. Sus impulsos de vida se convierten en una constante auto exaltación, egolatría y egocentrismo.
Estas personas se consideran a sí mismas de lo más grandiosas, únicas y están inmersas en su mundo celestial, mientras perciben a los demás y todo a su alrededor como inferiores.
¿Pero cómo se puede amar enteramente a alguien que de por sí se la vive enamorado de sí mismo?
Resulta demasiado difícil, más no es impoble para una persona que no le importa ser una extensión de alguien, ya que no queda espacio para dos en esta ecuación, se trata exclusivamente del narcisista - egocentrista. Amar a una persona egocéntrica siempre llevará de manera sobre entendida a la gran soberbia.
Tendrás que renunciar a varios aspectos de tu dignidad física, psicológica y emocional para convivir con un narcisista - egocentrista, aceptando que la relación no es equitativa, uno siempre estará por encima del otro o más bien, la relacón adquirirá solamente la identidad del narcisista.
La trampa se puede detectar a leguas: cuántos más ames y más le dediques tu vida a un narcisista, más estarás alimentando su sentimiento de grandiosidad y más perderá respeto por ti, caerás cada vez más a nivel de servidumbre en su mundo de realeza. Recibirás pocas muestras de generosidad y cuando lo haga será para echarte en cara lo magnífica persona que es.
Según Walter Riso, reconocido terapeuta de parejas a nivel mundial, los narcisistas – egocéntricos son tan convenientes y manipuladores que saben cómo, cuándo y con quién hacerse pasar de “inútiles” porque están demasiado convencidos de que son poseedores de una condición única que los exime de ciertas actividades que les generan fastidio.
Con tal de evitarse cualquier tipo de trámite engorroso, quehacer del hogar, responsabilidad, sencillamente le presentan a la pareja una mirada débil que inspire protección o ayuda, incluso lástima: “estoy deprimido”, “tengo miedo o pena que me rechacen”, “tu eres más segur@ que yo”, “no sirvo para eso”. Y si la pareja se “porta bien” y cae en todas las manipulaciones, la recompensa será de forma afectuosa o quién sabe, quizás uno que otro bien material.
Estas personas suelen ser a su manera bastante abusivas y arbitrarias en el manejo de los bienes comunes de la pareja, ya sean físicos, psicológicos o emocionales. Son especies de tacaños con los demás, tacaños contagiosos, pero consigo mismos muchas veces no escatiman precios. Aunque muchas veces esto último suele moderarse con aquellas personas más evolucionadas que actúan de manera más transaccional bajo la premisa: “si te portas bien,
Además, no hay nada más denigrante que la propuesta afectiva irracional del narcisista – egocéntrico:
1.“Qué suerte que tienes de que YO sea tu pareja…!” (Grandiosidad)
2.“Mis necesidades siempre serán más importantes que las tuyas…” (Menosprecio afectivo)
3.“Si me criticas, entonces no me amas…” (Hipersensibilidad crítica)
¿Pero quién se aguantaría este tipo de relación?
Según Riso, las personas que responden a este esquema han tenido una historia de pocos logros afectivos. Personas que en el fondo no se han sentido deseados y han creado una necesidad dirigida a compensar el tiempo perdido. Personas que instrumentalizan las relaciones y las mismas les son un medio para lograr status, poder, reconocimiento. Personas que buscan llenar su vacío con la excelencia ajena porque no se atreven al 100% con la propia. Personas que buscan desesperadamente con quien poder identificarse, para así poder definirse como individuos y poder dar amor desesperadamente.
Y como extremo psicopatológico, Riso menciona el síndrome del “Marketing del Acompañante”, mejor conocido como: adicción a la clase social, fama y aspecto físico. Simplemente cuando la persona necesita a la pareja como tarjeta de presentación en su vida.
TOMADO DE LA WEB.
al estar leyendo hoy la tendencia de los temas en el foro, les comparto este:
[b]Reconozco que es sumamente importante cuidar del “ego”, la dignidad, toda la estructura de personalidad. ¿Pero qué pasa cuando a una persona se le va la mano?
Los narcisistas - egocéntricos, aquellas personas que sus egos funcionan como si fuesen los soles de un sistema solar. Ocupan el centro de atención y si te acercas demasiado te aniquilan con su arrogancia y egoísmo. Sus impulsos de vida se convierten en una constante auto exaltación, egolatría y egocentrismo.
Estas personas se consideran a sí mismas de lo más grandiosas, únicas y están inmersas en su mundo celestial, mientras perciben a los demás y todo a su alrededor como inferiores.
¿Pero cómo se puede amar enteramente a alguien que de por sí se la vive enamorado de sí mismo?
Resulta demasiado difícil, más no es impoble para una persona que no le importa ser una extensión de alguien, ya que no queda espacio para dos en esta ecuación, se trata exclusivamente del narcisista - egocentrista. Amar a una persona egocéntrica siempre llevará de manera sobre entendida a la gran soberbia.
Tendrás que renunciar a varios aspectos de tu dignidad física, psicológica y emocional para convivir con un narcisista - egocentrista, aceptando que la relación no es equitativa, uno siempre estará por encima del otro o más bien, la relacón adquirirá solamente la identidad del narcisista.
La trampa se puede detectar a leguas: cuántos más ames y más le dediques tu vida a un narcisista, más estarás alimentando su sentimiento de grandiosidad y más perderá respeto por ti, caerás cada vez más a nivel de servidumbre en su mundo de realeza. Recibirás pocas muestras de generosidad y cuando lo haga será para echarte en cara lo magnífica persona que es.
Según Walter Riso, reconocido terapeuta de parejas a nivel mundial, los narcisistas – egocéntricos son tan convenientes y manipuladores que saben cómo, cuándo y con quién hacerse pasar de “inútiles” porque están demasiado convencidos de que son poseedores de una condición única que los exime de ciertas actividades que les generan fastidio.
Con tal de evitarse cualquier tipo de trámite engorroso, quehacer del hogar, responsabilidad, sencillamente le presentan a la pareja una mirada débil que inspire protección o ayuda, incluso lástima: “estoy deprimido”, “tengo miedo o pena que me rechacen”, “tu eres más segur@ que yo”, “no sirvo para eso”. Y si la pareja se “porta bien” y cae en todas las manipulaciones, la recompensa será de forma afectuosa o quién sabe, quizás uno que otro bien material.
Estas personas suelen ser a su manera bastante abusivas y arbitrarias en el manejo de los bienes comunes de la pareja, ya sean físicos, psicológicos o emocionales. Son especies de tacaños con los demás, tacaños contagiosos, pero consigo mismos muchas veces no escatiman precios. Aunque muchas veces esto último suele moderarse con aquellas personas más evolucionadas que actúan de manera más transaccional bajo la premisa: “si te portas bien,
Además, no hay nada más denigrante que la propuesta afectiva irracional del narcisista – egocéntrico:
1.“Qué suerte que tienes de que YO sea tu pareja…!” (Grandiosidad)
2.“Mis necesidades siempre serán más importantes que las tuyas…” (Menosprecio afectivo)
3.“Si me criticas, entonces no me amas…” (Hipersensibilidad crítica)
¿Pero quién se aguantaría este tipo de relación?
Según Riso, las personas que responden a este esquema han tenido una historia de pocos logros afectivos. Personas que en el fondo no se han sentido deseados y han creado una necesidad dirigida a compensar el tiempo perdido. Personas que instrumentalizan las relaciones y las mismas les son un medio para lograr status, poder, reconocimiento. Personas que buscan llenar su vacío con la excelencia ajena porque no se atreven al 100% con la propia. Personas que buscan desesperadamente con quien poder identificarse, para así poder definirse como individuos y poder dar amor desesperadamente.
Y como extremo psicopatológico, Riso menciona el síndrome del “Marketing del Acompañante”, mejor conocido como: adicción a la clase social, fama y aspecto físico. Simplemente cuando la persona necesita a la pareja como tarjeta de presentación en su vida.
TOMADO DE LA WEB.