Un vampiro energético es aquella persona que consciente o inconscientemente se alimenta de nuestra energía.
Esto lo logra a través de la atención que logra por nuestra parte.
Las relaciones humanas se basan en un ida y vuelta de energía, prestamos atención a las personas y ellas nos prestan atención, y eso es enriquecedor, pero cuando una persona se apodera de nuestra energía, lo notamos en un estado repentino de malestar, agotamiento, tristeza e incluso irritabilidad.
Nosotras mismas podemos aniquilar nuestra propia energía por medio del pensamiento negativo obsesivo. ¿Cómo protegernos de los otros y aún de nosotras mismas?
Con respecto a nosotras mismas, aunque resulte difícil hacerlo al principio, poder identificar, detectar que estamos pensando negativamente y de manera persistente sobre un tema o una persona, nos permite restarle intensidad. Debemos esforzarnos por cambiar el pensamiento por una afirmación positiva con respecto a este tema o persona, o dirigir conscientemente y con mucha voluntad, nuestros pensamientos hacia otro mejor destino, aunque sea uno trivial.
Dejar de pensar de manera negativa sobre algo no es dejar pasar el asunto. Si no vamos a construir una solución probable sobre ese hecho que nos demanda tanta energía, es mejor distraer la atención momentáneamente, para no perder energía que nos será muy útil en otro momento, cuando viendo las cosas desde otra perspectiva, podamos hallarla salida a eso que nos perturba.
Dejar esos pensamientos negativos y reemplazarlos haciendo una tarea diferente y concreta que nos lleve la mente hacia ese otro lugar, nos permite conservar e incluso renovar la energía. Escuchar música estimulante, hacer ejercicio o incluso salir a ver vidrieras.
Ponerse a limpiar, a leer un libro, ver una buena película, ocuparse de las plantas, ir a la plaza con los niños o cualquier otra actividad que sabemos nos gusta y nos pone de buen humor renueva nuestro espíritu, oxigena nuestra mente y la clarifica, alimentando y enriqueciendo nuestra energía.
Para protegernos de otras personas, hay que procurar distraer la atención que ellos pretenden de nosotras. Cambiar de tema puede ser una solución, pero en algunos casos, si eso no fuera posible, una buena dosis de indiferencia emocional por tu parte será un buen escudo. No "engancharse" en lo que el otro pretende imponer esponer una distancia, un límite a esa energía de la que espera apoderarse.
Quien se apodera de nuestra energía lo hace en pocos minutos. Estar atenta a cualquier estado anímico que se produzca en tu persona, cualquier malestar, incluso un mareo, es una llamada de alerta para actuar en consecuencia y no quedar expuesta.
Esto lo logra a través de la atención que logra por nuestra parte.
Las relaciones humanas se basan en un ida y vuelta de energía, prestamos atención a las personas y ellas nos prestan atención, y eso es enriquecedor, pero cuando una persona se apodera de nuestra energía, lo notamos en un estado repentino de malestar, agotamiento, tristeza e incluso irritabilidad.
Nosotras mismas podemos aniquilar nuestra propia energía por medio del pensamiento negativo obsesivo. ¿Cómo protegernos de los otros y aún de nosotras mismas?
Con respecto a nosotras mismas, aunque resulte difícil hacerlo al principio, poder identificar, detectar que estamos pensando negativamente y de manera persistente sobre un tema o una persona, nos permite restarle intensidad. Debemos esforzarnos por cambiar el pensamiento por una afirmación positiva con respecto a este tema o persona, o dirigir conscientemente y con mucha voluntad, nuestros pensamientos hacia otro mejor destino, aunque sea uno trivial.
Dejar de pensar de manera negativa sobre algo no es dejar pasar el asunto. Si no vamos a construir una solución probable sobre ese hecho que nos demanda tanta energía, es mejor distraer la atención momentáneamente, para no perder energía que nos será muy útil en otro momento, cuando viendo las cosas desde otra perspectiva, podamos hallarla salida a eso que nos perturba.
Dejar esos pensamientos negativos y reemplazarlos haciendo una tarea diferente y concreta que nos lleve la mente hacia ese otro lugar, nos permite conservar e incluso renovar la energía. Escuchar música estimulante, hacer ejercicio o incluso salir a ver vidrieras.
Ponerse a limpiar, a leer un libro, ver una buena película, ocuparse de las plantas, ir a la plaza con los niños o cualquier otra actividad que sabemos nos gusta y nos pone de buen humor renueva nuestro espíritu, oxigena nuestra mente y la clarifica, alimentando y enriqueciendo nuestra energía.
Para protegernos de otras personas, hay que procurar distraer la atención que ellos pretenden de nosotras. Cambiar de tema puede ser una solución, pero en algunos casos, si eso no fuera posible, una buena dosis de indiferencia emocional por tu parte será un buen escudo. No "engancharse" en lo que el otro pretende imponer esponer una distancia, un límite a esa energía de la que espera apoderarse.
Quien se apodera de nuestra energía lo hace en pocos minutos. Estar atenta a cualquier estado anímico que se produzca en tu persona, cualquier malestar, incluso un mareo, es una llamada de alerta para actuar en consecuencia y no quedar expuesta.
Última edición por Angela el Vie 17 Sep 2010, 10:06, editado 1 vez