Veamos algunas actitudes nocivas:
Hablarnos de manera descalificadora, reprocharnos, culparnos una y otra vez: Si te dices y te repites: “soy una tonta”, “nada me sale bien”, “esto demuestra que no soy inteligente”, etc., ¡te convencerás!
Todos cometemos errores y también hacemos cosas bien, tenemos mejores días que otros, simplemente.
Estar en relaciones que no nos hacen felices: permanecer al lado de alguien que no nos valora, nos maltrata o ya no nos quiere consume tanta energía que quedamos exhaustos y con las defensas bajas – o sea, propensos a enfermarnos.
Quedarse apegado a algo que fue y ya no es: cualquier intento de vivir en otro momento que no sea el presente tiene un efecto no deseado en nuestro “ecosistema interno” ya que nos saca de nuestro eje. Estar siempre presentes, aquí y ahora, nos brinda acceso a toda nuestra energía y a todos nuestros recursos internos para hacer frente a lo que se nos presente.
Decir a todo que sí: no saber oponernos a algo que no deseamos indica claramente que nos falta decisión para poner los límites que consideramos convenientes. Pintar la raya y no permitir sentirnos invadidos o manipulados es esencial. En nombre de no confrontar o de no discutir podemos preferir decir que sí o dar la razón y que el otro se salga con la suya, pero esta pérdida de terreno, al no surgir de la convicción de que es la verdad o lo que consideramos correcto, tiene un costo interno muy grande.
¿De qué actitud que enferma estás dispuesto a deshacerte?
Con cariño,
Mel.
Hablarnos de manera descalificadora, reprocharnos, culparnos una y otra vez: Si te dices y te repites: “soy una tonta”, “nada me sale bien”, “esto demuestra que no soy inteligente”, etc., ¡te convencerás!
Todos cometemos errores y también hacemos cosas bien, tenemos mejores días que otros, simplemente.
Estar en relaciones que no nos hacen felices: permanecer al lado de alguien que no nos valora, nos maltrata o ya no nos quiere consume tanta energía que quedamos exhaustos y con las defensas bajas – o sea, propensos a enfermarnos.
Quedarse apegado a algo que fue y ya no es: cualquier intento de vivir en otro momento que no sea el presente tiene un efecto no deseado en nuestro “ecosistema interno” ya que nos saca de nuestro eje. Estar siempre presentes, aquí y ahora, nos brinda acceso a toda nuestra energía y a todos nuestros recursos internos para hacer frente a lo que se nos presente.
Decir a todo que sí: no saber oponernos a algo que no deseamos indica claramente que nos falta decisión para poner los límites que consideramos convenientes. Pintar la raya y no permitir sentirnos invadidos o manipulados es esencial. En nombre de no confrontar o de no discutir podemos preferir decir que sí o dar la razón y que el otro se salga con la suya, pero esta pérdida de terreno, al no surgir de la convicción de que es la verdad o lo que consideramos correcto, tiene un costo interno muy grande.
¿De qué actitud que enferma estás dispuesto a deshacerte?
Con cariño,
Mel.