Por la Lic. Diana M. Resnicoff
Después de todas las preguntas y dudas recibidas sobre la penetración anal tanto por hombres como por mujeres, he decidido hacer una información práctica sobre ello.
Esta práctica es antigua, tanto para los homosexuales (mundo griego) como para los heterosexuales, lo que permite una relación sexual sin riesgo de embarazo.
La penetración anal es una de las fantasías más comunes entre los hombres. Algunas mujeres sienten mucho placer con esta práctica otras lo hacen por dar placer a su compañero y a otras les parece totalmente contra natura y por eso lo rechazan con asco. El miedo al dolor explica también este rechazo por algunas mujeres.
Primero algunas recomendaciones esenciales antes de pasar a la parte práctica del acto en si mismo.
El riesgo de transmisión del sida (y otras infecciones sexuales transmisibles) es más elevado que durante la penetración vaginal. En efecto la mucosa anal es más frágil que la mucosa vaginal y por ello el contacto con la sangre puede ser más fácil. El uso de un preservativo puede evitar este riesgo. Otros riesgos son transmitir infecciones al
pene o del ano a la vagina al entrar en contacto con microorganismos (parásitos y bacterias) presentes en el recto. Eso puede provocar infecciones como uretritis, vaginitis, etc., que son curables pero bastante molestas
Mucho más que con otras prácticas se debe hablar primero con el compañero para saber si está de acuerdo lo que evita el dolor por estar preparado de ante mano. La penetración anal necesita más dulzura y delicadeza que la penetración vaginal, para evitar el dolor o el desgarramiento del esfínter anal en caso de penetración brutal o forzada.
¿Cómo conseguir correctamente una penetración anal?
La limpieza se impone y una limpieza local es indispensable.
Las dos mejores posiciones para una penetración anal son: la mujer de rodillas con la cabeza y los brazos encima de una almohada o sobre las rodillas dobladas, las nalgas y las piernas subidas hacia el vientre. hay que estar a la escucha de la pareja, ser suave y no brusco.
La penetración debe de hacerse lentamente y parando si se siente dolor. En este caso la compañera debe respirar y relajarse. Si el dolor es demasiado intenso retírese y espere unos minutos para volver a empezar. En caso de que el dolor persista no lo vuelva a intentar. Pero si sale bien no se olvide de la suavidad y de compartir juntos este momento.
Y finalmente quiero hablar sobre un mito, muy presente en la consulta: que la sensación de placer sentida por un hombre ante la estimulación anal implica necesariamente deseos homosexuales. Esto sería equiparar estimulación anal a homosexualidad, y eso no es correcto. No a todos los homosexuales les excita la estimulación anal, de hecho en nuestra cultura las prácticas sexuales homosexuales más frecuentes son la masturbación en pareja y el sexo oral.
La homosexualidad se relaciona con la orientación del deseo sexual, es decir si una persona siente atracción sexual predominantemente orientada al sexo masculino o femenino. Es un concepto mucho más amplio que la estimulación anal.
En los hombres, la próstata ubicada en la pared anterior del recto, puede ser una fuente de placer cuando se estimula con un dedo o un objeto. Muchos desean ser acariciados allí en los juegos heterosexuales y tampoco indica esta práctica deseos homosexuales
reprimidos.