Para ella es problema de dos y él lo percibe como asunto individual que atenta contra su hombría. Lo cierto es que la disfunción eréctil toma a ambos por sorpresa, puede destruir su relación, generar clima de violencia, provocar depresión y ser causa de divorcio.
De acuerdo con la Dra. Marina García Bravo, presidenta de los comités de Ética e Investigación de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC), la falla en la erección despierta el miedo al fracaso en un próximo acercamiento sexual, así como frustración, vergüenza, enojo y culpa. “No es extraño que ante esta avalancha de sentimientos, los varones espacien o supriman los encuentros sexuales, afectando de esta forma a sus parejas”.
En este contexto, cabe destacar que muchas mujeres se sienten culpables porque creen que ya no son capaces de estimular o excitar a sus compañeros, se sienten rechazadas, deprimidas, con temor a la infidelidad y enorme insatisfacción. Asimismo, es frecuente que ellos las culpen abiertamente, ya sea por su escaso arreglo o los kilos de más, pero en el fondo experimentan gran temor para enfrentar el problema como propio, están llenos de mitos y desinformación sobre erotismo y la disfunción misma.
Para el Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, director del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), la mujer suele pensar que ya no es atractiva o que él está interesado en otra persona y por eso ya no responde ante ella. “Todos estos pensamientos son muy destructivos porque generan frustración, malestar y baja autoestima. Lo más grave del asunto es que él no expresa su sentir a ella, lo cual se convierte en una especie de espiral de resentimientos capaz de acabar con la relación”.
Fuera culpas
Las mujeres debemos saber que la erección es una respuesta que no depende de la voluntad de los hombres ni del atractivo físico, pues está comprobado científicamente que los varones pueden sentir mucho deseo sexual y excitación, pero no presentar respuesta eréctil. Lo anterior puede tener múltiples causas, las cuales incluyen diabetes mellitus (alto nivel de azúcar en sangre), hipertensión arterial (presión arterial elevada), enfermedades prostáticas, lesiones en la médula espinal, consumo de drogas, tabaquismo excesivo, bajos niveles de testosterona y administración de algunos medicamentos.
“A lo anterior debemos sumar las causas de tipo emocional, mismas que se relacionan con ansiedad, temor al desempeño, recuerdo de haber fallado alguna vez y sobreexigencia”, indica la sexóloga Libe Oldak. De acuerdo con el Dr. Alejandro Robert Uribe, especialista adscrito al Servicio de Urología del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, la disfunción eréctil puede presentarse incluso en personas de 20 años, casos en los que su origen es psicológico. “Especialmente ocurre en varones con malestar por tener eyaculaciones rápidas o al sentir gran nerviosismo por estar con su pareja en algún lugar donde podrían ser descubiertos en pleno acto sexual”.
¿Pérdida de la hombría?
Nuestra sociedad está llena de mitos que, de antaño, refuerzan la idea de que hombría y virilidad se centran en la potencia sexual y el dominio del hombre sobre su capacidad amatoria. Asimismo, en torno a ello existen valores heredados que depositan el poder de un hombre en su pene y el número de veces que lo usa.
Un varón con disfunción eréctil se enfrenta a estos falsos conceptos y creencias sociales, los cuales alteran su vida íntima y relación con las demás personas. “Para el varón es uno de los eventos más devastadores porque vivimos en una sociedad donde, en mi opinión, se sobrevalora la erección. ¿Por qué digo esto?, si somos objetivos, la penetración vaginal es, probablemente, el sistema más inadecuado que existe para que una mujer llegue al orgasmo. Hay quienes la disfrutan mucho, pero insisto en que no es la mejor forma de alcanzar el máximo placer”, acota el director del Imesex.
También interviene, en forma importante, la cuestión de género. Consideremos que al hombre se le considera fuerte, proveedor, líder y protector; entonces, si sustenta todas esas capacidades en sus erecciones, al padecer disfunción se siente amenazado. Pero ello no sólo afecta sus relaciones con la pareja, sino también con la familia, amigos, compañeros de trabajo y vecinos.
“En estos casos, también es común que el varón busque reafirmar su virilidad con otras mujeres. ¿Qué sucede? Busca otras parejas y al no lograr la erección afirma que nunca le había pasado y deja de verlas. Así, va ‘brincando de una cama a otra’ para disfrazar su problema, lo que incrementa su frustración”, afirma Libe Oldak.
¿Y la comunicación?
Otro factor que daña es la escasa comunicación sexual. “Cuando una mujer plantea el problema a su pareja, él con frecuencia se ofende y reacciona de manera violenta y agresiva. En otros casos, tiende a justificarse con razones menos comprometedores, como fatiga, trabajo, estrés o algunos otros problemas de salud”, refiere la especialista de AMSSAC.
La comunicación erótica es un pilar del vínculo amoroso, pero hacerlo requiere mucho valor, sobre todo cuando crecimos en ambiente de silencio y tabú. La censura íntima es devastadora, se necesita seguridad y entorno de confianza en donde podamos expresar lo que nos gusta y lo que nos disgusta sin temor a ser criticados o rechazados.
Sin embargo, es común responsabilizar al otro de lo que le pasa a uno mismo: “tú me haces sentir mal”, “tú me agrediste” o “tú me lastimaste”; aseveraciones que se mencionan a menudo. “La otra persona percibe estas frases como agresión. Por ello, uno de los ejercicios básicos para mejorar la comunicación es aprender a dialogar en primera persona; así, quien habla se responsabiliza de lo que dice y quien escucha siente mayor disposición a comunicarse sin obstáculos”, menciona el Dr. Álvarez-Gayou Jurgenson. Y agrega: “Pero, ¿cuántas mujeres y hombres son capaces de sentarse ante la pareja a hablar? Muy pocos, pues tradicionalmente se cae en el reclamo”.
Fuera de nuestra vida
Con frecuencia, las mujeres son las que abren el canal de comunicación sobre la disfunción eréctil y buscan ayuda profesional. “Muchas veces son ellas las que llevan a sus compañeros al profesional para ser valorado y buscar una solución. Además, con información adecuada, evitan que se abandone el tratamiento”, refiere la doctora de AMSSAC.
Asimismo, es fundamental informar a la pareja sobre la disfunción misma y manejar la reconstrucción del erotismo independientemente de la edad, corporalidad y padecimientos crónicodegenerativos. También se trabaja la comunicación eficiente y asertiva en pareja, sobre todo en el tema sexual, que resulta amenazante para muchos.
Respecto a los medicamentos, hay varios que han dado muy buenos resultados por su eficacia y seguridad, pues facilitan el aporte sanguíneo a los cuerpos cavernosos y esponjosos del pene durante la relación sexual, con lo cual el varón recupera la capacidad eréctil y disfruta con su pareja la relación erótica. “La gran ventaja de los medicamentos es que para funcionar requieren estímulo erótico efectivo”, indica Libe Oldak.
A quienes no responden muy bien al tratamiento oral se les recomienda el uso de una bomba de vacío, y en casos más complicados existe la opción del implante de una prótesis. “Pero cuando el problema es un bloqueo psicológico, el tratamiento consiste en disminuir la ansiedad y reducir el temor al desempeño”, señala el director del Imesex.
Uno de los ejercicios que practican las parejas consiste en prohibirles el coito, únicamente pueden acariciarse. De esta manera, se dedican a hacer la tarea que les da el terapeuta, y en muchos casos es asombroso que desde esa primera sesión aparece la erección. “Cuando sólo se piensa en el desempeño sexual se bloquea la erección, pero al lograr desconectarse de esta preocupación llega sin dificultad”, coinciden Libe Oldak y el Dr. Álvarez-Gayou Jurgenson.
Con el tratamiento médico y la terapia sexual pueden lograrse niveles de satisfacción sexual incluso mayores a los que se vivían antes. Hoy día, este diagnóstico no es una condena para renunciar a la vida sexual.
De acuerdo con la Dra. Marina García Bravo, presidenta de los comités de Ética e Investigación de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC), la falla en la erección despierta el miedo al fracaso en un próximo acercamiento sexual, así como frustración, vergüenza, enojo y culpa. “No es extraño que ante esta avalancha de sentimientos, los varones espacien o supriman los encuentros sexuales, afectando de esta forma a sus parejas”.
En este contexto, cabe destacar que muchas mujeres se sienten culpables porque creen que ya no son capaces de estimular o excitar a sus compañeros, se sienten rechazadas, deprimidas, con temor a la infidelidad y enorme insatisfacción. Asimismo, es frecuente que ellos las culpen abiertamente, ya sea por su escaso arreglo o los kilos de más, pero en el fondo experimentan gran temor para enfrentar el problema como propio, están llenos de mitos y desinformación sobre erotismo y la disfunción misma.
Para el Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, director del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), la mujer suele pensar que ya no es atractiva o que él está interesado en otra persona y por eso ya no responde ante ella. “Todos estos pensamientos son muy destructivos porque generan frustración, malestar y baja autoestima. Lo más grave del asunto es que él no expresa su sentir a ella, lo cual se convierte en una especie de espiral de resentimientos capaz de acabar con la relación”.
Fuera culpas
Las mujeres debemos saber que la erección es una respuesta que no depende de la voluntad de los hombres ni del atractivo físico, pues está comprobado científicamente que los varones pueden sentir mucho deseo sexual y excitación, pero no presentar respuesta eréctil. Lo anterior puede tener múltiples causas, las cuales incluyen diabetes mellitus (alto nivel de azúcar en sangre), hipertensión arterial (presión arterial elevada), enfermedades prostáticas, lesiones en la médula espinal, consumo de drogas, tabaquismo excesivo, bajos niveles de testosterona y administración de algunos medicamentos.
“A lo anterior debemos sumar las causas de tipo emocional, mismas que se relacionan con ansiedad, temor al desempeño, recuerdo de haber fallado alguna vez y sobreexigencia”, indica la sexóloga Libe Oldak. De acuerdo con el Dr. Alejandro Robert Uribe, especialista adscrito al Servicio de Urología del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, la disfunción eréctil puede presentarse incluso en personas de 20 años, casos en los que su origen es psicológico. “Especialmente ocurre en varones con malestar por tener eyaculaciones rápidas o al sentir gran nerviosismo por estar con su pareja en algún lugar donde podrían ser descubiertos en pleno acto sexual”.
¿Pérdida de la hombría?
Nuestra sociedad está llena de mitos que, de antaño, refuerzan la idea de que hombría y virilidad se centran en la potencia sexual y el dominio del hombre sobre su capacidad amatoria. Asimismo, en torno a ello existen valores heredados que depositan el poder de un hombre en su pene y el número de veces que lo usa.
Un varón con disfunción eréctil se enfrenta a estos falsos conceptos y creencias sociales, los cuales alteran su vida íntima y relación con las demás personas. “Para el varón es uno de los eventos más devastadores porque vivimos en una sociedad donde, en mi opinión, se sobrevalora la erección. ¿Por qué digo esto?, si somos objetivos, la penetración vaginal es, probablemente, el sistema más inadecuado que existe para que una mujer llegue al orgasmo. Hay quienes la disfrutan mucho, pero insisto en que no es la mejor forma de alcanzar el máximo placer”, acota el director del Imesex.
También interviene, en forma importante, la cuestión de género. Consideremos que al hombre se le considera fuerte, proveedor, líder y protector; entonces, si sustenta todas esas capacidades en sus erecciones, al padecer disfunción se siente amenazado. Pero ello no sólo afecta sus relaciones con la pareja, sino también con la familia, amigos, compañeros de trabajo y vecinos.
“En estos casos, también es común que el varón busque reafirmar su virilidad con otras mujeres. ¿Qué sucede? Busca otras parejas y al no lograr la erección afirma que nunca le había pasado y deja de verlas. Así, va ‘brincando de una cama a otra’ para disfrazar su problema, lo que incrementa su frustración”, afirma Libe Oldak.
¿Y la comunicación?
Otro factor que daña es la escasa comunicación sexual. “Cuando una mujer plantea el problema a su pareja, él con frecuencia se ofende y reacciona de manera violenta y agresiva. En otros casos, tiende a justificarse con razones menos comprometedores, como fatiga, trabajo, estrés o algunos otros problemas de salud”, refiere la especialista de AMSSAC.
La comunicación erótica es un pilar del vínculo amoroso, pero hacerlo requiere mucho valor, sobre todo cuando crecimos en ambiente de silencio y tabú. La censura íntima es devastadora, se necesita seguridad y entorno de confianza en donde podamos expresar lo que nos gusta y lo que nos disgusta sin temor a ser criticados o rechazados.
Sin embargo, es común responsabilizar al otro de lo que le pasa a uno mismo: “tú me haces sentir mal”, “tú me agrediste” o “tú me lastimaste”; aseveraciones que se mencionan a menudo. “La otra persona percibe estas frases como agresión. Por ello, uno de los ejercicios básicos para mejorar la comunicación es aprender a dialogar en primera persona; así, quien habla se responsabiliza de lo que dice y quien escucha siente mayor disposición a comunicarse sin obstáculos”, menciona el Dr. Álvarez-Gayou Jurgenson. Y agrega: “Pero, ¿cuántas mujeres y hombres son capaces de sentarse ante la pareja a hablar? Muy pocos, pues tradicionalmente se cae en el reclamo”.
Fuera de nuestra vida
Con frecuencia, las mujeres son las que abren el canal de comunicación sobre la disfunción eréctil y buscan ayuda profesional. “Muchas veces son ellas las que llevan a sus compañeros al profesional para ser valorado y buscar una solución. Además, con información adecuada, evitan que se abandone el tratamiento”, refiere la doctora de AMSSAC.
Asimismo, es fundamental informar a la pareja sobre la disfunción misma y manejar la reconstrucción del erotismo independientemente de la edad, corporalidad y padecimientos crónicodegenerativos. También se trabaja la comunicación eficiente y asertiva en pareja, sobre todo en el tema sexual, que resulta amenazante para muchos.
Respecto a los medicamentos, hay varios que han dado muy buenos resultados por su eficacia y seguridad, pues facilitan el aporte sanguíneo a los cuerpos cavernosos y esponjosos del pene durante la relación sexual, con lo cual el varón recupera la capacidad eréctil y disfruta con su pareja la relación erótica. “La gran ventaja de los medicamentos es que para funcionar requieren estímulo erótico efectivo”, indica Libe Oldak.
A quienes no responden muy bien al tratamiento oral se les recomienda el uso de una bomba de vacío, y en casos más complicados existe la opción del implante de una prótesis. “Pero cuando el problema es un bloqueo psicológico, el tratamiento consiste en disminuir la ansiedad y reducir el temor al desempeño”, señala el director del Imesex.
Uno de los ejercicios que practican las parejas consiste en prohibirles el coito, únicamente pueden acariciarse. De esta manera, se dedican a hacer la tarea que les da el terapeuta, y en muchos casos es asombroso que desde esa primera sesión aparece la erección. “Cuando sólo se piensa en el desempeño sexual se bloquea la erección, pero al lograr desconectarse de esta preocupación llega sin dificultad”, coinciden Libe Oldak y el Dr. Álvarez-Gayou Jurgenson.
Con el tratamiento médico y la terapia sexual pueden lograrse niveles de satisfacción sexual incluso mayores a los que se vivían antes. Hoy día, este diagnóstico no es una condena para renunciar a la vida sexual.