¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

UN LUGAR PARA COMPARTIR TUS INQUIETUDES, PROBLEMAS, DUDAS, CONSEJOS, TEMAS DE ACTUALIDAD, BELLEZA, MODA, SALUD, SUPERACIÓN PERSONAL Y AYUDA MUTUA.


No estás conectado. Conéctate o registrate

A DARKER DREAM

3 participantes

Ir a la página : Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Ir abajo  Mensaje [Página 2 de 4.]

26A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 10 continuación Miér 11 Mar 2009, 16:17

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-"Reza para que nunca los entiendas”.

La miró fijamente, y ella, pesar de sus valientes palabras sintió un repentino escalofrío de ansiedad. Juntando las manos sobre su regazo, suspiró profundamente. –“¿Tengo que marcharme?”.

-"Si deseas quedarte, eres bienvenida" dijo, con una mano acariciando ociosamente el terciopelo de su capa, -"Hasta que termine la tormenta".

Le ofrecería un soborno, pensó, le ofrecería concederle cualquier cosa que deseara, cualquier cosa que la alejara de este lugar. De su presencia.

La miró escrutadora mente. -" Voy a concederte un deseo, Rhianna. Un deseo. Pide algo que tu corazón desee por sobre todas las cosas, y será tuyo”.

-“¿De veras puede darme cualquier cosa?”.

Una débil sonrisa apareció en la esquina de sus labios. -"Te sorprenderías de lo que puedo hacer".

Rhianna frunció el ceño, quizás imaginaba cosas, pero habría jurado que su capa se envolvió más apretadamente alrededor de sus anchos hombros, como si eso lo confortara de algún modo.

-“¿Cualquier cosa?”. Preguntó.

-"Sólo dime lo que tu corazón más desee”.

-“¿Y usted me lo concederá? ¿Me lo promete?”.

Rayven asintió.

-“¿Qué es?”. Preguntó con curiosidad. –“¿Riquezas? ¿Una bella casa con sirvientes? ¿Regresar a París? ¿Una gran dote para ti y tus hermanas? Sólo pidelo y es tuyo".

-"Deseo quedarme aquí con usted" contestó quedamente, -"Tanto tiempo como yo quiera. Deseo vivir en su casa y pasar cada noche un rato con usted”.

Rayven clavó los ojos en ella. De todas las cosas que había supuesto que le pediría, lo más obvio nunca se le había ocurrido.

-“Pide alguna otra cosa".

“No. Me ha dado su palabra". Mirándolo fijamente agregó. –“¿Intenta romperla?”.

-"No". Su voz le salió ahogada, ronca, como si estuviera haciendo un esfuerzo por poder hablar. -"Un año. Te daré un año".

Con una triunfante y radiante sonrisa dijo.-"Gracias. ¿Le ordenará a Bevins que mañana por la mañana vaya a recoger mis cosas? ¡Oh! Debo escribir una nota para mi madre informándola de que me quedaré aquí. ¿Puede decirle que venga a recogerla antes de irse?”. Rayven asintió de forma concisa. Sintiéndose como una araña atrapada en su propia red, se puso de pie con expresión sombría mientras miraba por la ventana como la lluvia golpeaba contra los cristales

-"Ruego, que no tengas que lamentar tu elección" dijo, y salió del cuarto, con su capa formando remolinos alrededor de sus tobillos como si fuera agitada por un viento furioso.

27A DARKER DREAM - Página 2 Empty Re: A DARKER DREAM Miér 11 Mar 2009, 18:56

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Guau esta historia me cautivaa que seguira?? A DARKER DREAM - Página 2 385472

28A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 11 Miér 11 Mar 2009, 19:06

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Bevins subió por las escaleras hacia la torre del este, consciente del desasosiego que molestaba a su señor. Había estado trabajando para Rayven durante más de cincuenta años. Tenía catorce años cuando el vampiro salvó su vida. A cambio, Bevins había declarado bajo juramento dedicar el resto de su vida al servicio de Rayven.

Cruzando la habitación, se quedó en el umbral de la cámara interior de la torre del este, con expresión cuidadosamente neutra observaba a Rayven quitarse la capa y depositarla encima de una silla.

Bevins miró a la capa con cautela. Era una prenda extraña, a menudo parecía como si poseyera vida propia.

-“¿Qué voy a hacer?”. Rayven dijo con voz encolerizada. –“¡Ella no puede quedarse aquí! No lo podré soportar".

Bevins permanecido silencioso, sabedor de él que no esperaba ninguna respuesta. Nunca había visto a su señor en tal estado de agitación.

Rayven pasó sus manos a través de su pelo, una sarta de crueles juramentos se escaparon de sus labios mientras caminaba incesantemente por el cuarto, sus piernas largas llevándole de un lado al otro en unas pocas zancadas.

Hizo una abrupta pausa, cambió de dirección, y fue hacia a la ventana. Podría sentir la tensión ascender desde su interior mientras miraba al jardín. ¿Cuántas noches se había levantado y permanecido allí, contemplando los muros del castillo, deseando que ella estuviera aquí, deseando pasar una noche más, o una hora más en su presencia? ¿Pero todo un año?

Gimió suavemente. La había despachado porque estaban perdiendo el control sobre su deseo, sobre el hambre aguda que le corroía implacablemente, urgiéndole a tomar lo que necesitaba, a traerla a través del abismo que los separaba a fin de que ella pudiera aliviar el aislamiento de su interminable existencia. Siempre había sido arrogante y egoísta, pero nunca había sido cruel, y por ello la había echado, para protegerla de su deseo.

Y ahora ella estaba aquí de nuevo, en el castillo, en su vida como si nunca se hubiera marchado. Su perfume estaba en toda la casa, en su piel, en sus ropas, en el mismo aire que respiraba.

-“¿Deseará alguna otra cosa esta tarde?”. Preguntó Bevins.

-“¿Qué?” Rayven se giró rápidamente. Casi había olvidado que el otro hombre estaba en el cuarto. -"No. Váyase a la cama. Espere un momento, mañana por la mañana irá a casa de Rhianna y recogerá sus pertenencias. Ella también desea entregarle una nota para su madre".

Bevins asintió.-"Me encargaré de ello”. Suspiró profundamente. –“¿Bajará mañana por la noche"?

-“¿Se lo prometí a ella, no?” Dijo Rayven, su voz en un tono lóbrego.

-"Sí, Su Señoría. ¿También cenará con ella?”.

-"Sí". Rayven cerró con fuerza sus manos en apretados puños, su expresión sombría.- "No olvide el vino".

Bevins asintió concisamente, después salió del sombrío cuarto de la torre, cerrando la puerta. Oyó el sonido del cerrojo que se pasaba.

Iba a ser un largo año, pensó. Para todos.

A la noche siguiente, ella le estaba esperando en la mesa para cenar. Vestida con un traje dorado, haciendo juego con su pelo, estaba tan hermosa que le robaba el aliento.

-"Buenas noches, Su Señoría," dijo Rhianna sonriéndole. Él iba vestido de negro de la cabeza a los pies. Se veía oscuro y peligroso, y aceleraba su corazón estremeciendo sus entrañas de deseo. -"Estoy muy contenta de que haya decidido reunirse conmigo esta noche".

Él se sentó frente a ella. –“¿Te dije que lo haría, no es verdad?”.

-"Sí, pero pensé que a lo mejor podría haber cambiado de idea”.

Sus ojos se entrecerraron. "Válgame Dios, cuando doy mi palabra, la cumplo, tal y como hace cualquier hombre".

-"Pero usted se siente como si yo le hubiera engañado de alguna forma".

-"Pensé que me pedirías algo beneficioso para ti o tu familia".

Él cogió la jarra de cristal y se sirvió un vaso de vino.

-"Sí, mi familia. Usted ha sido muy amable con ellos. Le agradezco eso, y la dote tan abundante que ha entregado a mi hermana”.

Él hizo un gesto vago con su mano. –“¿Por qué insistes en quedarte aquí cuando sabes que quiero que te vayas?”.

Rhianna le observó vaciar de golpe su vaso, preguntándose por qué se lo bebía tan rápidamente. ¿No debería saborear el vino?

"Porque, en este caso, mi deseo significa más para mí que el vuestro".

Ella apartó su plato y se levantó, ofreciéndole su mano. –“¿Vamos a la biblioteca? Bevins ha encendido el fuego, y tengo un nuevo libro que deseo leer”.

Levantándose, Rayven cogió su mano, sintiendo la rápida chispa que salto entre sus manos.

Ella se quedó mirándolo fijamente con sus francos ojos azules. -"Su Señoría" exclamó, y él supo que ella también lo había notado.

Incapaz de contenerse, la rodeó con sus brazos. Miró atentamente sus ojos durante un eterno momento, y luego la besó. Fue un beso brutal, violento, enojado, lleno de un agudo anhelo que nunca podría cumplirse. Sus manos apretaron sus hombros mientras profundizaba el beso, magullando sus labios.

-"Deberías estar en tu casa, dulce Rhianna" gruñó. -"Vete ahora, mientras todavía puedo todavía dejarte marchar".

Aturdida por la intensidad de su beso, sólo pudo negar con la cabeza.

Él la besó de nuevo, su lengua recorriendo la blandura de su boca. Sus brazos se movieron sobre ella, ardiente e inquietamente, moldeándola contra su cuerpo para hacerle notar la prueba rígida de su deseo.

Su cabeza cayó hacia atrás sobre su brazo, exponiendo la curva delgada de su cuello. Su mirada fija se quedo clavada en el pulso que latía salvajemente en la base de su garganta. Podía oír las rápidas pulsaciones de su corazón, oler la sangre caliente corriendo por sus venas. Y entonces sintió el pinchazo de sus colmillos contra su lengua.

Abruptamente, la apartó con fuerza, sus manos cerrándose en puños apretados a sus lados.

-"Rhianna, te lo ruego, pideme cualquier otro deseo. Cualquier cosa".Murmuró, su voz llena de desesperación. -"Te daré cualquier cosa. Este castillo, si lo deseas, toda mi fortuna, cualquier cosa”.

-"Solo quiero quedarme aquí, con usted, Su Señoría" contestó suavemente.-"Yo sé que cuando haya pasado el año, me echara, pero quiero pasar este tiempo con usted".

-"Sólo espero que esto no sea tu perdición" masculló por lo bajo, y dándole la espalda, salió del cuarto.

Cazó esa noche, fue en busca de una presa como no lo había hecho durante años, sabiendo que esta noche, unos pocos sorbos de la preciosa sangre de Rhianna no serían suficientes para aquietar la horrible hambre que su mera presencia agitaba en su interior.

Un año, filosofó mientras se cernía sobre su indefensa víctima. Comparado con los siglos que había vivido, con la eternidad que se extendía ante él, doce meses eran menos que un momento en su vida, pero temía que este sería el año en el que encontraría su fin, o el de ella.

Rhianna empezó su seducción a la noche siguiente, determinada a tenerlo en su cama antes de que el año finalizara. Él había dejado claro que no la amaba, que nunca se casaría con ella, pero estaba resuelta a que fuera él, el primer hombre que la llevara a la cama.

Había soñado y suspirado por él durante cuatro largos años y ahora tenía la intención de tenerle. Había oído conversaciones susurradas sobre qué tan fácil era seducir a un hombre. No todas las chicas en la escuela de monjas eran tan inocentes como ella, y esas que habían intercambiado su virtud con el conocimiento habían estado más que ansiosas por compartir lo que habían aprendido. Le habían dicho que los hombres se dejaban seducir fácilmente por una cara bonita y por la promesa de una conquista fácil.

Para su pesar, Rayven parecía ser la excepción a la regla. No importaba cuán descaradamente coqueteaba con él, no importaba cuán atrevidamente bromeaba y le tentaba, él se negaba a sucumbir a sus tentaciones. Sabía que él la deseaba. Podía ver el hambre en sus ojos, oírla en su voz, sentirla en sus brazos en las contadas ocasiones en las que era débil y la rodeaba en un abrazo. Pero siempre, en el último instante, él la rechazaba con fuerza y salía del cuarto.

El lo había hecho así durante muchas noches.

Esta noche no había sido una excepción.

Permaneció al lado del fuego, siguiéndolo con la mirada, preguntándose si carecía de algún encanto femenino vital.

Con un suspiro, se sentó en la silla favorita de Rayven. Él había dejado su capa colgando en el respaldo y ella la depositó en su regazo, acariciando ociosamente el terciopelo fino. Qué viva parecía estar, al extenderla sobre sus piernas. De forma voluntaria parecía presionar contra de ella, calentándola. Apaciguándola.

29A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 11 continuación Miér 11 Mar 2009, 19:07

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Repentinamente cansada, cerró sus ojos sintiéndose arrastrada hacia un mundo de oscuridad.

Sus manos se cerraron sobre el suave terciopelo mientras escenas desarticuladas llenaban su mente, vio a Rayven andando por un camino polvoriento, oscuro, su capa flotando tras él ondeando en la oscuridad de la noche; Vio una niebla gris oscura ahogando el débil grito de terror de un borracho y por encima de todo un manto de oscuridad y el perfume de la sangre; Vio a un lobo negro sobre el esqueleto de un ciervo muerto, oyó un largo y solitario aullido resonando en sus oídos...

Despertó con miedo, su frente perlada de sudor, su corazón golpeando salvajemente contra su pecho.

Tirando la capa al suelo, se levantó y salió corriendo del cuarto.

Dallon Montroy vino a la siguiente tarde. Bevins le condujo al saloncito delantero, con una clara expresión de desaprobación en su rostro cuando Rhianna le dio la bienvenida.

-“¿Bevins nos traerá un poco de té, por favor?" pidió Rhianna,-"¿Y quizá unos bollos?”.

-"Como usted desee" contestó Bevins. Le dirigió otra miraba reprobadora y salió del cuarto.

-“¿Y entonces, señor?" exclamó Rhianna suavemente,-"¿Qué le trae por Castle Rayven"?

-"Usted, claro está" Montroy dijo. -"Por qué si no haría un viaje tan arduo".

-“No tanto, seguramente”.Rhianna bromeó.

-"Habría escalado una montaña de dos veces esta altura para poder verla sonreír de nuevo" contestó Dallon valerosamente.

-“¿De veras?”. Rhianna filosofó. –“¿Y también cruzaría aguas infestadas por cocodrilos, para poder verme?”.

-"Pude estar segura de ello”. Su sonrisa se desvaneció mientras cogió sus manos entre las suyas-“¿Por qué ha vuelto aquí, Rhianna?”. Preguntó, con su expresión grave. –“¿Le obligó Rayven? ¿Le está amenazando de alguna forma?”.

-"Claro que no. Estoy aquí porque lo deseo".

-"No lo entiendo".

-"Es muy simple, Lord Rayven me dijo que me concedería cualquier cosa que le pidiera, y le pedí vivir aquí. Deja que me quede durante un año”.

Montroy clavó los ojos en ella como si hablara con un lenguaje que realmente no podía entender. –“¿Usted le pidió quedarse aquí? ¿Con él? ¿Pero, por qué?”.

-"Me temo que no puedo explicárselo”.

Montroy pasó una mano a través de su pelo, pensando que por muchos años que viviera, nunca entendería el funcionamiento de la mente femenina. –“¡Pues entonces inténtelo!”.

Rhianna negó con la cabeza. -"No puedo". Le miró durante un momento, luego frunció el ceño. –“¿Por qué esta tan preocupado? Creí que era su amigo”.

-"Rayven no tiene amigos".

-“¿Por qué no?”.

-"Porque no desea ninguno. Es un hombre solitario”.

-"Usted juega con él a las cartas en Cotyer's".

Montroy asintió. -"Eso es verdad, pero mantiene las distancias con todos, y no permite ninguna familiaridad. Nunca ha aceptado ninguna invitación, ni las ha propuesto a cambio”.

-"Encuentro eso muy extraño”.

-"Igual que yo, se lo aseguro.

Montroy soltó sus manos cuando Bevins entró en el cuarto llevando una bandeja de plata con el té.

Con la espalda rígida, Bevins colocó la bandeja en una mesa baja, dirigió una mirada de advertencia a Rhianna y abandonó el cuarto.

Tomando asiento, Rhianna sirvió el té a Montroy, y luego a sí misma.

Después de un momento, Montroy se sentó en una silla frente a ella. -"Me temo que cortejarla aquí va a ser realmente difícil".

Rhianna añadió leche y azúcar a las dos tazas, luego le pasó una a Montroy. –“¿Tiene usted la intención de cortejarme, señor?”.

-"Creí que a estas alturas ya lo habría adivinado".

-"Pero... quiero decir... " Rhianna negó con la cabeza. -"Seguramente usted aspira a una mujer de clase superior".

-"Lo hago, ciertamente". Él le sonrió, el hoyuelo en su profundización de la mejilla. Tenía la intención de casarse con Rhianna, y se lo diría llegado su momento.-“¿Puedo venir a verla otra vez?”.

-"Dallon, debe saber que no puede haber nada entre nosotros, sólo amistad. Amo a Rayven".

Montroy asintió, convenció de que podría ganarse su corazón si le daba una oportunidad.

Rhianna vaciló, preguntándose si Rayven se opondría, pero desecho el pensamiento. Él nunca estaba durante el día. ¿Por qué debería importarle lo que ella hiciera? Le había dejado claro que no tenía ningún interés en ella, que tenía intención de echarla cuando finalizara el año.

-“¿Rhianna?”.

Miró a Montroy un momento más, y luego asintió. -"Me dará mucho gusto recibir su visita”.

Montroy sonrió, obviamente complacido. -"Estrenan una nueva obra teatral. ¿Le apetecería ir?”

-"Sí, creo que sí". Sonrió amablemente. Nada había surtido efecto. Quizá los celos producirían los resultados que buscaba.

-"Rhianna, para mí no tiene ninguna importancia, pero... " Montroy dejó su taza sobre la mesa y pasó una mano a través de su pelo.-“¿No estás preocupada por lo qué dirá la gente del pueblo por vivir aquí, con él?”.

-"No me importa en absoluto" dijo Rhianna. Y, ciertamente, no le importaba lo que la gente pensara. Quería quedarse aquí, con Rayven, y estaba dispuesta a sacrificar su reputación por ello.

-“¿Esta usted segura de que es ésto, lo que realmente quiere?”. Montroy preguntó suavemente.

-"Estoy segura”.

-"Entonces, no hablaremos mas de ello".

Pasaron la siguiente hora conversando animadamente hasta que Montroy se fue.

Rhianna acababa de sentarse a cenar cuando Rayven entró en el comedor. Se quedó de pie a su lado con un semblante feroz en su cara.

-“¿Qué hacía Montroy aquí?”. Preguntó Rayven intempestivamente. Había olido el perfume del hombre incluso antes de abandonar la torre del este.

-"Vino a verme" Rhianna continuó intentando que su voz no sonara temblorosa. -"No creí que a usted le importara, ya que es su amigo".

Los ojos de Rayven se estrecharon. –“¿Te dijo él eso?”.

-“¿Si me dijo qué?”.

-"Que éramos amigos".

Quiso mentir, pero supo que no podrían, cuándo los ojos oscuros de Rayven se clavaron en su rostro.

-“¿Qué dijo? Rayven preguntó, con voz baja y sedosa.

-"Dijo... dijo que usted no aceptaba ninguna amistad”.

Rayven miró por encima su hombro a Bevins mientras entraba en el cuarto. –“Nunca más permitirás que Montroy o cualquier otro hombre entre en mi casa. ¿Esta claro?”.

-"Sí, señor" dijo Bevins.

Con un brusco asentimiento, Rayven volvió su atención a Rhianna. –“¿Esta también claro para ti?”.

-"Sí, Su Señoría, pero... "

-“¿Pero, qué?”.

-“¿Pero, por qué? ¿Por qué se encierra usted en este castillo? ¿Por qué no deja que le visite Lord Montroy aquí? Creo que él sería su amigo, si usted se lo permitiera".

-"No tengo porque darte explicaciones, Rhianna. Basta con decirte que nadie es bienvenido aquí”.

-“¿Incluyéndome?

30A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 11 continuación Miér 11 Mar 2009, 19:07

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-"Especialmente tu".

-"Es usted muy descortés, Su Señoría".

Él sonrió. Fue un gesto inesperado y bienvenido.

-"Me disculpo por mi comportamiento, dulce Rhianna, pero me temo que debes aprender a tolerar mis estados de ánimo si insistes en quedarte aquí".

-"Ciertamente, lo haré, Su Señoría," Rhianna replicó. -"Pues ni su horrible temperamento ni sus malos modales me ahuyentarán”.

Rayven se sentó en la silla frente a ella y trató de alcanzar la copa de vino que Bevins le había preparado. Levantó la copa de cristal, estudiando su contenido durante un momento antes de vaciarla de un trago.

Una mueca de placer cruzó su cara mientras depositaba la copa encima de la mesa. –“Termina tu cena, dulce Rhianna, y luego desearía dar un paseo por el laberinto".

-"Como usted desee, Su Señoría".

-"Ciertamente, mi dulce. Esto es exactamente lo que deseo".

Era desconcertante cenar bajo sus ojos vigilantes. Sus manos temblaban, tiró el vaso lleno de agua y derramó un poquito de salsa en su regazo. Y además mientras tanto, podría sentir su mirada fija sobre ella, sin parpadear, oscura como el cielo de noche.

Cuando terminó de comer, él se puso su capa, luego le pasó un chal por los hombros.

El jardín estaba silencioso bajo la luz de la luna llena después del equinoccio de otoño. Tomó su mano y caminaron hacia el laberinto. Rhianna trató de pensar en algo divertido que decir, un poco de conversación intrascendente para aliviar el tenso silencio entre ellos, pero nada le vino a la mente.

-"Quizá, en primavera, crearás de nuevo tu magia en el jardín" comentó Rayven al cabo de un rato.

-"Si usted lo desea, pero debe prometerme que cuando me vaya, no dejará que de nuevo se muera todo”.

-"Te lo prometo”.

-"Creo que esta vez plantaré margaritas cerca de la casa” dijo Rhianna, pensando en voz alta. -"Y más rosas, por supuesto".

-“Rojas" dijo Rayven.

-"Y también amarillas”.

-"No, solo rojas. Y blancas". Rojo por la sangre que le alimentaba; Y blanco por la pureza de la mujer a su lado.

-"Entonces plantaré margaritas amarillas”.

Él sonrió derrotado.

-“¿Por qué no cuidó las rosas del jardín, como lo hizo con las del laberinto?”. Preguntó Rhianna mientras andaban por la sinuosa senda.

-"Le advertí a Bevins de las horribles repercusiones que habría si permitía que las rosas del laberinto se marchitaran".

-“¿Pero, por qué se preocupó por esas y no por las otras?”.

Rayven se detuvo. Volviéndola hacia el, le cogió ambas manos. -"Plantaste las rosas del jardín para tu placer" le explicó, sus pulgares trazando perezosos círculos sobre las palmas de sus manos. -"Pero las rosas del laberinto las plantaste para mí".

La mirada en sus ojos hizo que de repente su corazón latiera aceleradamente. Su contacto enviaba temblores por sus brazos. El sonido de su voz fluía sobre ella y a través de ella. Su voz. Nunca había oído ninguna igual, profunda y rica, llena a la vez de arrogancia y poder.

-“¿Por qué vive usted tan solo?” preguntó. –“¿Por qué no deja que nadie se le acerque?”.

-"Soy una criatura solitaria por naturaleza" contestó.

-"Tiene una extraña forma de sobre sí mismo" dijo, -"como si fuera diferente a todos los demás".

-“¿Crees que no lo soy?”.

Y en ese momento, ella supo que él era diferente. Diferente a ella, diferente a cualquiera que hubiera conocido en todo su vida, aunque no podía decir por qué. Y luego recordó un extraño comentario que había hecho una vez.

-“¿Recuerda usted la noche antes de salir de aquí con destino a París?”.Le preguntó mientras continuaban caminando.

-"La recuerdo". Había sido la peor noche de su vida.

-"Dijo algo aquella noche, algo que encontré muy extraño".

-“¿De verdad?”.

-"Sí. Dijo que nunca antes, en toda su vida, ningún mortal se le había acercado inadvertidamente".

Él vaciló un momento antes de contestar, y pareció como si se encerrara en sí mismo un poco más.-“¿Dije eso?”.

Rhianna asintió. –“¿No cree usted que es extraño?”.

-"Explícate”. Dijo Rayven, a pesar de que sabía exactamente lo que quería decir.

-"Usó el término mortal como si se aplicara a mi, pero para no a usted".

-“¿De veras lo hice?”.

-“¡Usted sabe que lo hizo!”.

Para distraerla, la estrechó entre sus brazos.

-"Eres la mujer más bella que he conocido en toda mi vida" dijo, con voz ronca. -"Tus ojos son tan azules como un cielo de pleno verano. Tu piel es como alabastro iluminado por el sol. Y tu pelo... " Él pasó los dedos por su pelo. -"Tu pelo es tan suave como la más fina seda".

Con un suspiro, se derritió contra de él, su rostro levantado hacia él, invitándolo a que la besara.

Sus labios rozaron los suyos. –“¿Estas enamorada de Montroy?”.

Rhianna pestañeó. –“¿Qué?”.

-“¿Qué si estas enamorada de Montroy?”. Preguntó. Sus manos apretando sus hombros, sus ojos ardían con fría cólera.

-"No, Su Señoría".

-"No quiero que vuelvas a verle".

-"Creí que quería que me casara y tuviera hijos". Echó su cabeza hacia atrás para poder ver mejor su cara. –“¿No fue eso lo que me dijo?”.

-"No con Montroy". Lo dijo como si le arrancaran las palabras a mordiscos, negándose a admitir que estaba celoso de ese hombre, de cualquier hombre. -"No con Montroy" dijo de nuevo, y odió al hombre porque podía darle a Rhianna todas las cosas que se merecía.

-"Muy bien, Su Señoría, no lo volveré a ver mientras permanezca en su casa".

Él quiso sacudirla, hacerle prometer que nunca volvería a ver a ese hombre de nuevo, no sólo ahora, sino jamás.

-“Pero ocurre que…" dijo Rhianna. -"Le di permiso para visitarme”.

-"Bevins le despachará”.

Ella no lo pudo evitar. Sonrió, contenta, ante la idea de que estaba celoso de su afecto por Montroy. Seguramente eso era una buena señal.

Cogiéndola de la mano, Rayven cambió de dirección y volvió hacia el castillo.

-"Pensé que íbamos a sentarnos un rato en el laberinto" dijo Rhianna, apresurando sus pasos, para mantenerse a su mismo ritmo.

-"Esta noche no" dijo Rayven, con un gruñido en su voz. Esta noche no, pensó, cuando su negro corazón ardía de celos, cuándo la furia corría a través de él encendiendo su hambre hasta sentirse casi enloquecido ante la necesidad de cazar.

En la puerta del castillo, la estrechó entre sus brazos, su capa envolviéndoles a ambos como un capullo de terciopelo exuberante y seda caliente. Temblaba cuando su boca cubrió la suya.

-"Eres mía, dulce Rhianna" se quejó. Sus ojos ardieron en los de ella, su aliento abanicó su mejilla como una llama. -"Durante este año, me perteneces a mí y a nadie más".

31A DARKER DREAM - Página 2 Empty Re: A DARKER DREAM Miér 11 Mar 2009, 19:31

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Marthaaaa no dejes de poner capitulos jijijiji si quieres ponlos todos bueno pero solo si quieres ehhh

32A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 12 Miér 11 Mar 2009, 19:56

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

La siguiente noche, no se reunió con ella para cenar. Rhianna picoteó su comida, saboreando apenas el suculento rosbif que Bevins había preparado.

Alzó la cabeza, al oír el sonido de unos pasos, con la esperanza renaciendo en su corazón para perderla al instante cuando Bevins entró en el cuarto.

-“¿No esta la comida a su gusto, señorita Rhianna"? preguntó Bevins solícitamente. -"Puedo prepararle alguna otra cosa, si lo desea".

-"No, gracias". Apartó su plato. -"Esta noche no tengo demasiado apetito".

Bevins asintió, con una mirada de comprensión en sus ojos.

-“¿Me traería un vaso de vino?” preguntó. –“¿Quizás el vino que prefiere Lord Rayven?”.

Una expresión horrorizada cruzó por la cara de Bevins, y luego negó con la cabeza. -"Es de una cosecha muy fuerte, señorita," dijo. -"Puedo recomendarle algo más... ¿Refinado?”.

-"No importa". Levantándose, depositó su servilleta sobre la mesa. –“¿Supongo que no sabrá donde esta él?”.

-"En el jardín, creo".

-"Gracias, Bevins". Le sonrió. -"Si me lo pregunta, no le diré que me lo ha dicho.

-"Él igualmente lo sabrá," dijo Bevins, con una nota de resignación en su tono. -"Mejor tome un chal. La noche es fresca".

Sus pies se sintieron repentinamente ligeros cuando cogió su chal y salió de la casa.

El laberinto, pensó. Él estaría en el laberinto.

Sus pasos se tornaron más lentos al acercarse a la entrada del laberinto.

¿Se atrevería? ¿Por qué no? Todo lo demás había fallado.

Sintiéndose de algún modo confortada por la oscuridad, comenzó a desvestirse y luego, envuelta únicamente en su chal, corrió hacia el corazón del laberinto.

Rayven aspiró profundamente. Sabía que ella iría a buscarle, había sentido su presencia mucho antes de que se acercara.

Pero no estaba preparado para la visión que apareció ante sus ojos. La luz de luna se reflejaba en su pelo como polvo de estrellas, acariciaba su rostro, iluminaba sus esbeltas piernas. Un níveo chal de encaje que revelaba mucho más de lo que escondía, la cubría desde los hombros hasta las rodillas.

Se levantó con el aliento atrapado en su garganta.

Ella dio un paso hacia él, luego se paró, su valor se había esfumado ahora que estaba en la guarida del león.

El hambre y el deseo rugieron en su interior, más ardientes que las llamas del profundo infierno.

Era Venus salida del mar, Eva antes de probar la manzana.

-"Rhianna". Murmuró su nombre entre sus labios, suavemente como un suspiro. Como la última y desesperada oración de un moribundo.

Su capa se envolvió más apretadamente entorno a él.

-"Buenas noches, Su Señoría," dijo, y dejó caer el chal.

Este se deslizó al suelo, quedando a enroscado alrededor de sus piernas, como una blanca nebulosa de espuma, y él estuvo tentado de hacer lo mismo, ponerse de rodillas y adorar su belleza, implorar su perdón. Seguramente esa diosa le podría absolver de sus pecados.

-"Déjame solo, Rhianna". No fue una demanda, sino una urgente súplica de salvación.

Lentamente, ella caminó hacia él, y pareció que la luz de luna la siguiera.

-" Rhianna... "

-"Le amo" dijo suavemente.

-"No lo hagas". Trató de apartar su mirada de su rostro, de la belleza y la perfección de su delgada figura. Sus pechos eran altos y firmes, su vientre plano, su cintura tan estrecha que estaba seguro de poder abarcarla entre sus manos.

Era la primera mujer completamente desnuda que había visto en cuatrocientos años, la primera mujer que había manifestado amarle desde que se había convertido en Vampiro. La primera mujer, que había suplicado por su contacto.

Mantuvo una silenciosa batalla interior, los últimos vestigios de honor y humanidad luchando con el monstruo en que se había convertido.

-“¿Su Señoría?”, Su voz era suave y dulcemente suplicante mientras extendía una insegura mano hacia él. –“¿Rayven?”

El sonido de su nombre en sus labios fue como música para sus oídos.

-"Rhianna, por favor". Él lucho por articular las palabras a través de su reseca garganta. -"Por favor no me hagas esto, tengo miedo... "

Lentamente, ella bajó su mano. –“¿Usted? ¿Asustado ?· La incredulidad brilló en sus ojos.

Rayven cerró los ojos, la imagen de la primera y única mujer que en toda la vida se había llevado a la cama desde había sido hecho Vampiro surgió en su mente. Solo había sido una ramera, una mujer cuyos favores había comprado fácilmente para saciar el hambre de la carne. Era joven, pero sabia a pesar de sus años. No había sentido nada por ella, había creído que podría satisfacer su lujuria sin despertar su hambre.

Había estado equivocado, y su error en el juicio de su control, le había costado a la mujer su vida. Eso había sido casi cuatrocientos años atrás, filosofó. Asustado de las repercusiones, desde entonces no había vuelto a buscar el afecto de una mujer.

Había aprendido a dominar los deseos de la carne, a mantener su lujuria controlada, hasta que llegó Rhianna. El saber que no se atrevería a poseerla le había facilitado sostener su pasión bajo control. Nunca, ni en sus sueños más descabellados, había esperado que ella le deseara.

Ciertamente nunca había planeado verla desnuda ante él en una noche iluminada por la luna, suplicando silenciosamente su contacto.

-"No puedo". Dio un paso hacia atrás, y su capa se enrosco más apretadamente a su alrededor, como para escudarle de un posible mal. -"No puedo".

Quiso marcharse dar media vuelta, apartarse de ella antes de que fuera demasiado tarde, pero el anhelo en sus ojos le tenía cautivado. Ninguna mujer en toda su vida lo había mirado con tal anhelo, con tanta ternura.

Rhianna clavó los ojos en él, su anhelo dejando paso a la confusión. -"Está ,esto... ?" Ella sintió que un fuerte rubor inundaba sus mejillas. "¿Es usted... ?" El fuego en sus mejillas ardió más caliente. -"Quiero decir... " Aspiró profundamente y dijo a toda prisa. –“¿Es usted impotente, Su Señoría?”.

El pensamiento le divirtió al mismo tiempo que hirió su orgullo. ¿Qué era lo que ella había creído, que él era un mequetrefe impotente? Si realmente lo fuera, entonces, pensó torcidamente, sería todo mucho más fácil para los dos.

Una brisa batió la tierra, ondulando las hojas en los rosales. Rhianna tembló, no de frío, sino por la conciencia de haberse ofrecido a él con toda su alma y haber sido rechazada.

Repentinamente tuvo frío por dentro y por fuera, se sintió desnuda hasta las mismas profundidades de su alma. No se había sentido tan vulnerable, ni tan expuesta, desde esa horrible noche en el Tavern de Cotyer cuando permaneció al lado de su padre delante de una multitud de hombres lascivos.

Realmente, nunca podría mirar de nuevo a Rayven a la cara, se inclinó para recuperar su chal.

Y sintió sus manos en los hombros; Manos firmes levantándola, acercando a él.

-"Rhianna, si pudiera obtener un deseo, ese sería hacer el amor contigo aquí y ahora. Pero no me atrevo". Él vio la pregunta en sus ojos, la duda. -"No tiene nada que ver contigo. Créeme cuando te digo que te deseo más de lo que nunca he deseado a ninguna otra mujer”.

Las lágrimas brillaron en sus ojos, sujetas en sus pestañas como gotas de rocío matutino. Lágrimas de vergüenza y humillación. -"No le creo".

-"Rhianna, por favor... "

Ella negó con la cabeza. -"Estaba equivocada al venir aquí, equivocada al pensar que podría hacer que usted me deseara". Se alejó de él, sintiéndose repentinamente vacía cuando sus dedos se deslizaron de sus hombros. -"Me iré de aquí por la mañana, y no volverá a verme nunca mas".

Era lo que él quería, lo que sabía que era lo mejor para ella, pero sus palabras atravesaron las regiones más profundas de su despreciable alma. Y en ese instante, supo que no podría enfrentar un futuro sin ella. Cuatrocientos años de soledad ya habían sido suficientes.

-“¡Rhianna! No te vayas". Las palabras surgieron desde lo más profundo de su corazón.

-“¿Su Señoría?”. Una diminuta llama de esperanza comenzó a arder en el pecho de Rhianna, calentándola por dentro y por fuera.

-"Quédate conmigo, Rhianna. Dame el año que te prometí”.

-"Será un placer, Su Señoría". Con un solo movimiento, se agacho para recoger su chal, y se lo pasó alrededor de sus hombros. -"Eres la mujer mas bella y deseable que he conocido en toda mí vida". Sus manos apretaron sus hombros.-" Tendremos nuestro año, dulce Rhianna. Un año para conocernos".

33A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 12 continuación Miér 11 Mar 2009, 19:57

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Se situó detrás de ella. Lentamente, agachó su cabeza, sus labios raspando su cuello.-“ Vuelve a la casa" dijo, su aliento moviendo el pelo en su nuca. -"Te veré durante la cena mañana por la noche". Después de que haya alimentado a la bestia en mi interior.

-"Como usted desee, Su Señoría".

La observó marcharse dando media vuelta y en ese instante, se dijo que nunca podría dejarla marchar.

Había temido no poder mirarlo de nuevo a la cara, pero se sintió sorprendentemente tranquila cuando a la siguiente noche se reunió con él para cenar.

Se había vestido con esmero, con un vestido de lana azul suave. El color hacía juego con sus ojos. El vestido, aunque era de corte sencillo, realzaba cada una de sus curvas. Llevaba el pelo suelto cayéndole en suaves ondas por la espalda porque a él le gustaba de ese modo.

-"Buenas noches, dulce Rhianna".

-"Buenas noches, Su Señoría".

Se sentó frente a ella y cogió la copa de vino que Bevins le había preparado tan pronto como entró en el cuarto.

Rayven tomó un sorbo, asintió con aprobación hacia Bevins, y luego se recostó en su silla.

-“¿Entonces?" dijo, mirándola por encima de su copa,-“¿Qué has hecho hoy?”.

Rhianna se quedo mirándolo fijamente, incapaz de apartar la sensación de que él sabía exactamente cómo había pasado el día.

-"Aprendí una nueva pieza musical esta mañana" dijo, -"Y esta tarde, comencé a preparar el terreno para plantar los nuevos rosales".

Asintió, con una ceja arqueada invitándola a continuar.

-"Tomé una siesta y luego leí durante un rato". Y mirándolo directamente le pregunto –“¿Qué hizo usted hoy, Su Señoría?”.

-"Cómo paso mis días no asunto tuyo, mi dulce".

-"Perdone, Su Señoría" dijo, con voz fría.-"No tenía intención de curiosear".

-“¿No la tenías?”.

-"Nunca le he visto durante el día. Simplemente me pregunté que era lo que le mantenía ocupado fuera del castillo desde el amanecer hasta la noche”.

-"Espero que nunca te enteres”.

Su respuesta debería haberla enojado, pero fue dicha tan suavemente, y con tal amargura, que solo pudo sentir lástima por él, y desear poder hacer algo para borrar la repentina tristeza en sus ojos.

-“Hablame de Montroy," dijo Rayven.

-"No hay nada que decir. Él vino esta tarde, y Bevins le despachó”.

-"Sin duda me hablara de eso la próxima vez que visite Cotyer's" Rayven masculló.

-"Estoy segura de que Lord Montroy encuentra una descortesía, el ser echado como si fuera un desconocido".

-"Puedes estar segura" Rayven acordó.

-"Pero a usted no le importa".

-"No, ni una pizca".

-"No le entiendo.

Dejando a un lado su vaso, se apoyó a través de la mesa para pasar sus nudillos amablemente sobre su mejilla.

-"Nunca podrás Rhianna," dijo quedamente. -"Hay cosas que no puedo decirte, cosas que nunca debes saber". Él sonrió, pero fue una sonrisa amarga. -"Cosas que ni siquiera querrías saber si te las pudiera contar”.

Pero ella quería saber. Quería saber desesperadamente dónde estaba durante el día, que era lo que había detrás de la tristeza que ensombrecía sus ojos, por qué vivía en ese aislamiento auto impuesto en un enorme castillo sobre una montaña rodeada de niebla.

-“¿Puede decirme por qué nunca cena conmigo"?

Lentamente, él negó con la cabeza.

-“¿Está usted enfermo? ¿Es por eso que vive aquí solo, porque nunca lo veo durante el día "?

-“¿Enfermo?” Él sonrió de nuevo con esa sonrisa melancólica.-"”Supongo que podríamos llamarlo algo así". Cogió su copa y tomó un trago. -"Termínate la cena, mi dulce, y luego desearía que leyeras para mi algo triste y trágicamente romántico".

Un poco más tarde, se retiraron a su estudio. Rhianna estaba sentada sobre el suelo frente a la chimenea con sus faldas esparcidas a su alrededor. Raramente venían aquí. El cuarto estaba revestido con oscuros paneles de madera y estaba escasamente amueblado, solo había un gran escritorio y unas cuantas sillas. Se preguntaba por qué él había preferido venir aquí esta noche.

Rayven se sentó en una silla al lado de la chimenea, su capa holgadamente envuelta a su alrededor. Bevins había llenado su copa de nuevo, y estaba mirando fijamente sus profundidades de color rubí mientras ella leía. Sabía que a Rhianna no le gustaba, pero esta noche la oscuridad le atraía.

Ocasionalmente, Rhianna le miraba, preguntándose el por qué de su sombrío estado de ánimo. Esta noche parecía más abstraído de lo normal, sus pensamientos vagando en su interior sin compartirlos con ella. Se preguntaba si quizás había sido marcado por alguna gran tragedia en su vida. ¿Había sido víctima de alguna terrible enfermedad, o le había lastimado tanto una mujer, que le hizo volver la espalda a la vida y jurar no volver a amar de nuevo?

Al cabo de una hora, cerró el libro y se puso de pie. -"Voy a pedirle a Bevins que me traiga una taza de chocolate caliente" dijo. –“¿Querría usted un poco?”.

Rayven la contempló, una esquina de su boca curvándose sardónicamente con diversión. –“¿Tú que crees?”.

-“Creí que le apetecería". Apartó el libro y señaló hacia su vaso vacío. –“¿"Le gustaría tomar un poco más de vino?”.

Con aprobación, él le ofreció la copa de cristal.

Bevins estaba sentado en la cocina, puliendo una cazuela de té de plata. Se levantó al entrar ella en el cuarto. –“¿Hay algo que pueda hacer por usted, señorita?”.

-"Sí. Me gustaría un poco de chocolate caliente, por favor”. Señalando el vaso vacío dijo: -"Y a Lord Rayven le gustaría un poco más de vino".

Un indicio de algo –desaprobación, quizá – titiló en las profundidades de los ojos de Bevins mientras tomaba la copa de su mano. -"Me encargaré de ello inmediatamente".

-"Esperaré" dijo Rhianna. Sentándose la silla que Bevins había desocupado, cogió la tela que había estado usando y comenzó a pulir la tetera.

-"Señorita Rhianna... "

-¡¿Qué?”.

-" No creo... Esto es, usted no debería... "

Rhianna frunció el ceño. –“¿No debería qué?”.

Él sacudió con fuerza su barbilla hacia la plata. -"No debería hacer eso”.

-"No importa, quiero hacerlo. ¿Durante cuánto tiempo ha estado trabajando para Lord Rayven?”.

-"Durante mas años de los que puedo recordar”.

-“¿Sabe usted sabe por qué está siempre tan triste?”.

-“¿Triste, señorita?”.

Rhianna asintió. -"Nunca he visto antes reflejada tanta tristeza en los ojos de un hombre. Algunas veces me dan ganas de gritar".

Bevins la miró de soslayó, con expresión al principio sorprendida y luego incrédula, como si ella hubiera expresado simpatía por un animal salvaje. Y luego se volvió para llenar la cacerola con leche. -"A pesar de ser tan joven, es usted muy perceptiva" comentó mientras encendía el fuego y ponía la cacerola a calentar.

-“¿Sabe usted por qué está tan triste, verdad?”.

Bevins negó con la cabeza. -"Me temo que no podría decirlo".

-“¿No podría o no querría?”.

-"No lo sé, señorita, realmente no lo sé”.

-“¿Ha estado enamorado alguna vez en su vida? ¿Ha estado casado?”.

-"No que yo sepa".

Rhianna dejó a un lado la tetera. Con los codos apoyados sobre la mesa, apoyó su barbilla sobre sus manos dobladas. -"Desearía poder hacerle feliz”.

“Usted le hace feliz. Estoy seguro de eso”.

34A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 12 continuación Miér 11 Mar 2009, 19:58

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-“¿Usted lo cree realmente?”. Él le había rogado que se quedara, pero no había parecido feliz por ello.

Bevins miró hacia la puerta de la cocina, con expresión cautelosa, como si temiera ser oído. -"Él la necesita, señorita. La necesita, y a él no le gusta eso".

-“¿Le ha dicho él eso?”.

Bevins negó con la cabeza y luego evitando cualquier otra conversación, se giró para ocuparse de los fogones.

Rhianna le miró asombrada mientras sacaba del fuego la cacerola de la leche y la dejaba a un lado, para coger otra cacerola de la alacena, verter un poco de vino y ponerla a calentar al fuego.

-“¿Qué hace?” preguntó.

-"A Lord Rayven le gusta el vino caliente.

Bevins preparó su chocolate, luego vertió el vino en una copa de cristal y lo colocó en una bandeja. –“¿Desea alguna otra cosa, señorita? ¿Una galleta, quizás "?

-"No, con esto tengo suficiente”. Trató de alcanzar la bandeja.

-"Yo se la llevaré, señorita".

-"No será necesario" dijo Rhianna sonriente, cogiendo la taza y la copa de la bandeja. -"Gracias, Bevins. Buenas noches".

-"Pero, señorita Rhianna... "

-“¿Qué ocurre?”.

-"Nada".Echó un vistazo a la copa en su mano, luego apartó la mirada. -"Buenas noches, señorita".

Rhianna abandonó la cocina, regresando al estudio con pasos lentos. ¿Vino caliente? Se detuvo en el vestíbulo, echó un vistazo alrededor para asegurarse de que estaba sola, y tomó un sorbo de la copa de Rayven. Ni caliente ni frío, nunca había probado nada parecido a eso. Era más espeso que cualquier vino que antes hubiera probado y con un extraño sabor que hizo que su estómago se revolviera.

Se limpio los labios, para que Rayven no supiera que había saboreado su bebida. Una vendimia especial, ciertamente, pensó, haciendo una mueca. Pues bien, si le gustaba así, pues que se la tomara.

Él estaba de pie frente a la chimenea, mirando fijamente las llamas, cuándo ella regresó al estudio. Estaba de espaldas a ella con una mano sujetando su capa. La capa le caía en suaves pliegues por su espalda, y reparó de nuevo en que parecía que el grueso terciopelo negro se pegara a él por propia voluntad.

No se volvió cuando ella entro en el cuarto. Parecía estar ensimismado en sus pensamientos, y se preguntó si sabía que estaba allí.

Por supuesto que lo sabía. Estaba sintonizado con cada aliento que ella emitía, con cada uno de sus movimientos. Sin mirar, sabía exactamente en qué lugar del cuarto estaba. Podía sentir su mirada en su espalda, podía saber el momento en que dejó su copa en la mesa al lado de su silla, supo que estaba exactamente cinco pasos detrás de él, ligeramente a su izquierda. Supo que había estado hablando de él con Bevins.

-“¿Aprendiste algo? preguntó, con voz engañosamente suave.

-“¿Su Señoría?”

-"De Bevins. ¿Te dijo algo que no supieras?”.

-"No sé de lo que me esta hablando”.

-“¿No lo sabes?” Se giró lentamente hacia ella, su capa formando remolinos alrededor de sus tobillos.

-"Yo... le pregunté si sabía por qué está usted tan triste" Rhianna contestó, y luego le miró ceñudamente. –“¿Cómo sabe que pregunté sobre usted? ¿Estaba espiándome? ¿Escuchando a escondidas?”.

Negó con la cabeza. No tenía necesidad de espiarla. Su audición sobrenatural le había permitido oír cada una de las palabras que habían intercambiado ella y su criado.

-“¿Por qué está usted tan triste?”. Preguntó Rhianna.

Sus ojos se convirtieron en rendijas ominosas mientras la miraba fijamente.

-"Bevins me dijo que usted me necesitaba" siguió, determinada a no dejar que la asustara con su silencio. –“¿Es eso cierto?”

Te necesito, pensó. Te necesito de más formas de las que tú puedes suponer. Formas que si supieras, te causarían profunda repugnancia.

Observó como sus ojos se abrieron alarmados mientras él acortaba la distancia entre ellos. Tomando la taza de su mano, la dejó sobre la mesa, luego la rodeó con sus brazos.

-"Esto es lo que necesito" dijo, y aplastando su cuerpo contra el de él, la besó, su lengua entrando atrevidamente en su boca.

Casi inmediatamente, se apartó. Se la quedó mirando fijamente, suspiró profundamente. No, no se había equivocado. Ella sabía a su vino. Y a sangre.

-“¿Qué has hecho?”. Le preguntó con voz suave, pero no por ello menos intimidante.

-“¿Qué qué he hecho?” se quedó mirándolo con el corazón latiendo aceleradamente.

Rayven aspiró profundamente y luego acercó de nuevo su cabeza saboreando el sabor de su vino en su lengua. Cerró sus ojos mientras profundizaba el beso. Ella sentía lástima por él, creía que había sufrido alguna horrible tragedia en su vida.

Sus brazos la apretaron más fuertemente mientras la besaba de nuevo, y luego otra vez. Le enseñaría a sentir lástima por él.

Rhianna gimió suavemente cuando su boca la castigó con brusquedad. Trató de apartar su cabeza, pero sus manos sujetaron su cara. Una neblina roja flotó ante sus ojos y luego, dentro de la niebla vio a un hombre escapando de una sombra oscura. Oyó su grito de terror mientras la oscuridad le engullía, vio unos ojos en los que ardía la misma furia del infierno...

El miedo del hombre se apoderó de ella. Sintió la muerte gravitando sobre ella, acaparando su aliento, su vida, y comenzó a luchar salvajemente por liberarse del abrazo de Rayven. Tenía que escaparse, lejos de esos horribles ojos rojos.

-“¡Su Señoría! ¡Rayven! ¡Me esta lastimando!”.

Lentamente, sus palabras penetraron en la roja neblina que se había establecido sobre él. Mascullando un juramento, la soltó.

Rhianna tropezó hacia atrás, con su corazón latiendo frenéticamente mientras miraba fijamente a Rayven. Su capa ondeó, como si tuviera vida propia, y supo, supo, que la capa de Rayven había sido la sombra oscura que había visto en su mente.

-“¿Qué ha sucedido?” preguntó sin aliento. –“¿Quién era ese hombre? ¿Qué ha hecho usted?”

Él la miró, sus negros ojos brillando intensamente, como trozos de cristal roto. -"Ahora ya sabes lo que necesito" dijo.

Clavó los ojos en él, sus pensamientos agitándose mientras intentaba descifrar su significado. Trató de apartar su mirada, pero sólo podía permanecer allí, débil e indefensa como un ratón en las mandíbulas de un león.

Atrapada en la trama de sus ojos hipnóticos, incapaz de pensar o hablar, sólo pudo quedarse mirándolo, silenciosa, vulnerable.

Abruptamente, él giró sobre sus talones, su capa formando remolinos como humo negro alrededor de sus tobillos, y se fue.

Rhianna cayó de rodillas, sus brazos envueltos alrededor de su cuerpo para calmar sus temblores.

No entendía lo que había ocurrido, pero sabía, que por primera vez estaba realmente asustada.

35A DARKER DREAM - Página 2 Empty Re: A DARKER DREAM Miér 11 Mar 2009, 20:15

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

otro! otro!

36A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 13 Jue 12 Mar 2009, 11:58

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

A la siguiente noche no se reunió con ella para cenar. Rhianna no pudo evitar sentirse aliviada. No estaba preparada para afrontarlo de nuevo, no hasta que entendiera lo que había sucedido entre ellos, no hasta que pudiera encontrar algún sentido a la extraña visión que la había invadido mientras Rayven la besaba.

Después de pasar unos minutos jugueteando con la comida, apartó a un lado su plato y abandonó el comedor, vagando por el primer piso hasta llegar a la biblioteca.

Con un suspiro, miró los libros alineados en las paredes, pero ninguno le atrajo. Y luego, como si no pudiera evitarlo llegó a su estudio. Antes nunca había ido hasta allí sin él y no pudo evitar sentir que entraba a hurtadillas mientras se paseaba por el cuarto.

Y entonces lo vio, un pequeño libro sobre su escritorio. Lo cogió con curiosidad y hojeó las páginas. La mayoría estaban en blanco, pero unas cuantas estaban escritas.

Fascinada por las palabras, se sentó, apenas consciente de que un momento más tarde Bevins entró en el cuarto y encendió el fuego de la chimenea.

El libro estaba escrito con una letra elaborada y supo, sin saber cómo, que Rayven había escrito las palabras, palabras oscuras, palabras afligidas... .

Durante la noche

Soy un hombre ante ti

Pálido, alto y estático

Con mis oscuros y encendidos ojos te acecho

Analizando, controlando

Soy el silencio y el poder

Un campo de nieve suave, sin mácula, iluminado por la luna



Pero él

Sí, él, el otro yo

Oh, él temblaría ante tu toque

Su inocente mano se desmoronaría ante tu contacto

Haría cualquier cosa por sentir tus labios sobre los suyos

Acariciaría tu mejilla sedosa

Y deslizaría sus labios corroídos sobre los tuyos

Por tu inocente cuello.



Pero no yo, entiéndeme, el otro yo

El que mira de soslayo

Y vacila

Y flaquea

A la luz del día.



Su corazón golpeaba irregularmente en su pecho mientras pasaba la página para leer el siguiente poema.

Lo puedo sentir llegando

A través de las lágrimas en la oscuridad

Rápidamente acercándose mientras yo me escondo

Temblando interiormente

Las sombras en la luz.



Escalofríos atraviesan mi húmeda piel

Una apremiante comezón llega a la superficie

Atormentándome

Manteniéndome prisionero.

Paso mi lengua por mis labios

Y soy yo, como siempre.



Luego comienza

Mi resistencia se desmorona

Y estoy lleno de ello

La vacuidad de mi existencia.

Mi conciencia está llena de ello.



La dura prueba ha concluido



Saciado por la destrucción

Sin conciencia

Por qué permanezco vivo

Para la siguiente visita



La oscuridad ha tomado un pedazo de mi alma.



Cerró el libro y se quedó mirando fijamente las llamas bailando alegremente en la chimenea mientras trataba de entender lo qué había leído.

Lord Rayven es un hombre impulsado por oscuros apetitos, señorita. Oyó las palabras de Bevins en el fondo de su mente. Actúa compelido por Fuerzas que usted no puede comprender. Sería usted inteligente, si abandonara este lugar y nunca más regresara.

Anoche, pensó que Bevins había tenido razón. Había tratado de abandonar el castillo por la mañana temprano, sólo para encontrarse con todas las puertas cerradas. Había ido en busca de Bevins, pero no pudo encontrarlo por ninguna parte.

Ahora, sentada delante del fuego, su cuerpo entero se tensó mientras un escalofrío recorría su columna vertebral.

Él estaba aquí.

No había oído ningún sonido que dejara traslucir su presencia, ningún ruido de pasos mientras entraba en el cuarto, pero de repente él estaba allí ante ella, una figura alta toda vestida de negro. Permaneció frente a la chimenea, el fuego crepitando detrás de él. Como un demonio resurgiendo de las profundidades del infierno.

Alzó una negra ceja con diversión. –“¿Un Demonio, Rhianna?”. Oyó el tono doloroso en su sonrisa. -"Estas más en lo correcto de lo que crees".

Trató de pensar en algo ingenioso para responder, pero no le vino nada a la mente. Como un pájaro atrapado por un gato hambriento, sólo pudo clavar los ojos en él, esperando que la atacara al mismo tiempo que se preguntaba cómo sabía él lo que estaba pensando.

Miró el libro que sostenía en las manos, preguntándose cuánto había leído, y si había entendido la conexión entre sus oscuras palabras y la negrura de su alma.

-“¿Ahora te doy miedo?”. Preguntó, sabiendo que su miedo no tenía nada que ver con lo que había leído y todo con lo que había pasado entre ellos la noche anterior.

No podría hablar pues se le había formado un nudo en su garganta.

-“¿No es verdad?” Su voz era cortante, exigiendo una respuesta.

-"Sí, Su Señoría". Cruzó los brazos sobre su pecho. -"Ahora debería marcharme a mi casa".

-“¿Deberías irte?”

Asintió vigorosamente. “Sí, por favor. Por favor..." Las lágrimas llenaron sus ojos y se derramaron por sus mejillas. -"Por favor déjeme ir a casa”.

La visión de sus lágrimas apagó su cólera. Murmurando su nombre, llego hasta ella, la levantó de la silla y la envolvió entre sus brazos. El libro olvidado, cayó al suelo.

-"Nunca te haré daño, Rhianna" dijo quedamente. -"Por favor cree en mí".

-" No. Quiero irme a casa. Por favor, Su Señoría, por favor déjeme ir a casa”.

-" Rhianna... Dulce Rhianna". Amablemente, acarició su mejilla.

37A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 13 continuación Jue 12 Mar 2009, 11:59

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Ella se sobresaltó ante su toque, como si temiera que la golpeara. Una vez, él había deseado que ella le temiera, que fuese cautelosa por su bien. Ahora, el saber que le temía atormentaba su alma, tan dolorosamente como la quemadura del sol en su carne sobrenatural.

-"Rhianna, una vez te advertí que te fueras mientras podías. Ahora me temo que es muy tarde". Negó con pesar. -"Lo siento, que no puedo dejarte marchar".

Ella le miró, su rostro nublado por sus lágrimas. Aun así, pudo ver el aislamiento que expresaban sus ojos, la tristeza que una vez había ansiado borrar.

Lentamente, él agachó su cabeza, y ella sintió el toque de sus labios, frescos, amables. Sus brazos la sujetaron ligeramente, con afecto. ¿La soltaría si ella se apartaba?

Con el corazón martilleando, echó un paso hacia atrás. Y él la dejó ir, sus brazos cayeron a los lados, con un tormento interior en sus oscuros ojos, que ella no podía penetrar.

-"Una vez me rogaste que te dejara quedar" dijo, su voz deslizándose sobre ella como un viento oscuro. -"Ahora te lo ruego yo”.

Sintió las lágrimas resbalando por sus mejillas. -"He cambiado de idea”.

-" Demasiado tarde, Rhianna. -¿Tendré que arrodillarme y suplicarte, mi dulce?”.

-“¡No!”. No podría soportar el verlo arrodillado a sus pies, su arrogancia humillada, su orgullo arruinado.

-“¿No te apiadarás de mí, dulce Rhianna? Un año no es tanto tiempo, después de todo”.

-“¿Si me quedo, me dejará marchar cuando el año haya finalizado?”.

-"No tienes otra alternativa, Rhianna. Te quedarás".

-“¿Entonces por qué me lo esta pidiendo? No lo entiendo".

-"Quiero que te quedes conmigo por tu libre voluntad. Quiero que me acompañes durante la soledad de mis noches. Quiero ver tu sonrisa, oír tu voz, tu risa”. Sonrió arrepentido, como si hubiera descubierto una verdad acerca de sí mismo, que no le gustaba en absoluto.-"Te necesito”.

Él la necesita, señorita. Él la necesita, y eso no le gusta en absoluto. Oyó el eco de la voz de Bevins en su mente de nuevo.

“¿Te quedarás conmigo, Rhianna?”.

Ella quería decir que no. Quería irse a su casa. Pero no pudo rechazarle. -"Sí".

-“¿Por qué así lo deseas?”.

Asintió, asombrada al descubrir que realmente quería quedarse.

Entrando en la cámara interior de la torre del este, Bevins dejó una muda de ropa limpia para Rayven, luego recogió la sucia.

-"Gracias, Bevins. Eso es todo". Mientras salía Bevins vaciló en el portal. Suspirando profundamente, se dio la vuelta. -"Antes nunca me había parecido que fuera deliberadamente cruel".

-"Nunca he creído que antes eso te importara".

-"Ella es una buena muchacha. No me gustaría verla destrozada".

-"¿Eso es lo que crees que voy a hacer?”.

-“¿No lo es?”.

-“¿He destruido a alguna de las otras?”.

-"Ella no es como las demás, y usted lo sabe. No podrá esconderle por siempre lo que usted es, Su Señoría. Ella se preocupa demasiado por usted, para ser engañada durante mucho tiempo".

-"Sí, lo hace". Rayven se volvió de espaldas ante la acusación en los ojos del otro hombre. Aunque le había rogado que se quedara, no había esperado que ella estuviera de acuerdo. Anoche, había estado aterrorizada de él, de las imágenes oscuras que la habían inundado mientras se besaron, una visión atraída por su contacto, y por el vino que había ingerido de su vaso. Podría acabar con todos sus miedos, ligándola a él a fin de solo le deseara a él. Solo tenía que iniciarla, y ella haría cualquier cosa que le pidiera, se quedaría con él durante el resto de su vida, y sería desgraciada cuando estuvieran separados.

-"Déjeme llevarla a su casa, Su Señoría".

-"No".

-"Está mal retenerla aquí".

Lentamente, Rayven se dio la vuelta, mirando fijamente a su criado.

El miedo invadió a Bevins, el mismo frío y paralizante miedo que le había invadido la primera vez que había visto los ojos del vampiro unos cincuenta años atrás. Qué claramente recordaba esa noche. Había sido acuchillado en una pelea callejera y lo habían abandonado para que muriera en una calle trasera de los garitos de juego, su vida se escapaba en una mancha acarminada cuando una nube oscura le rodeó. Había sentido una fina punzada de dolor en su cuello, y luego una voz, baja, seductora, se había ofrecido a salvarle.

Desesperado por vivir, Tom había visto, sin comprender, como el desconocido gravitando sobre él había cortado su muñeca, y luego había presionado su carne sangrante sobre los labios de Tom. Unas pocas gotas de la oscura y gruesa sangre del desconocido le habían revivido milagrosamente. A cambio de su vida, Tom había declarado bajo juramento servir a Rayven para siempre. La mayoría de las veces había sido una buena vida. Nunca había estado hambriento de nuevo, ni pasado frío y se le había concedido cualquier cosa que había pedido. Pero Rayven lo poseía, en cuerpo y alma. Y eso era un hecho que en algunas ocasiones olvidaba.

Pero no había ningún olvido ahora.

-"No interfieras" le avisó Rayven.

Y en su mente, Bevins oyó la tácita amenaza: Te di la vida. También puedo quitártela.

-“¿Es esto todo, Su Señoría?”. Bevins preguntó. Tras la brusca inclinación de cabeza de su maestro, se dirigió hacia la puerta.

-"Bevins".

-“¿Sí, Su Señoría?”.

-"No le haré daño”.

Bevins asintió. Era a la vez una promesa y una disculpa.

-"No te entiendo" dijo Ada. Mirándola por encima de la masa con la que trabajaba. –“¿No puedo creer que hayas decidido quedarte con ese horrible hombre?”.

-"Me pidió que me quedara" contestó Rhianna, distorsionando ligeramente la verdad. -"Ha sido muy amable conmigo, con todos nosotros. ¿Cómo podía rehusar?”.

Desvió la mirada desde su madre hacia el portal donde estaba Bevins de pie, con los brazos cruzados sobre su pecho. Había insistido en acompañarla. Para protegerla, había dicho, pero ella no lo creía. Estaba allí para asegurarse de que al anochecer regresara al castillo.

Ada clavó los ojos en la masa del cuenco. -"Cuándo regresaste de París, pensé que te quedarías aquí, con nosotros, con tu familia".

-"Les visitaré a menudo" prometió Rhianna.-"Después de todo, solo va a ser durante un año". Sólo un año, pensó, y ya había pasado un mes.

-“¿Te dejará venir a la boda de tu hermana?”.

-"Por supuesto" contestó Rhianna alegremente, sin embargo interiormente, no estaba segura.

Ada miró fijamente a su hija, preguntándose qué era lo que Rhianna ocultaba.

-"Tengo que marcharme" dijo Rhianna. Levantándose, rodeó la mesa y le dio un abrazo a su madre. -"Dígale a las muchachas que lo siento, me hubiera gustado verlas, que las echo de menos. La veré en la boda".

Ada colocó su mano sobre las de su hija, maravillándose de lo suave y refinadas que las tenía. Una vez, habían estado ásperas y llenas de callos, con las uñas quebradas y disparejas por el arduo trabajo.

Ahora, Rhianna tenía las manos de una señora. Quizá estaba equivocada al preocuparse tanto.

-"Adiós, Mama". Rhianna dio a su madre un último abrazo, luego abandonó la casa.

Fuera, Bevins la ayudó a subir al carruaje. Tomando su lugar en el pescante, alzó las riendas y azuzó al caballo.

-"Su madre es preciosa" comentó Bevins.

Rhianna desvió la mirada en su dirección, sorprendida por su observación, y más asombrada de que lo pudiera expresar en voz alta.-“¿Usted cree?”.

Bevins asintió mientras dirigía el caballo por la carretera.-"Usted se parece a ella".

-"Gracias". Dijo Rhianna, cruzó las manos sobre su regazo y se recostó, disfrutando la belleza del campo mientras pasaban por el camino.-“¿Ha estado usted casado alguna vez?”.

-"No, señorita".

-“¿Cuánto tiempo ha estado trabajando para Lord Rayven?”.

Bevins vaciló. -"Durante mucho tiempo".

38A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 13 continuación Jue 12 Mar 2009, 12:00

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-"Seguramente él no tendría ningún inconveniente en que usted forme su propia familia".

-"Me temo que eso no será posible”.

No será posible, filosofó. Qué forma tan extraña de expresarlo. –“¿Por qué nunca lo veo durante el día"?

-"No podría decirlo, señorita".

-“¿Pero usted lo sabe?”.

-¿Le gustaría que nos detuviéramos en el pueblo para comprar algo?”. Bevins preguntó, cambiando manifiestamente de tema.

-"Sí," contestó Rhianna. -"Me gustaría parar en la pastelería".

Viajaron en silencio hasta llegar al pueblo. Rhianna compró una pequeña bolsa de caramelos de menta para ella, y otra, una bolsa mayor, para repartirla entre su madre y sus hermanas en su siguiente visita. Cuando salió de la tienda, vio a una niña de unos siete años sentada cerca de la puerta. El pelo de la niña estaba sucio y despeinado, su vestido descolorido y andrajoso.

-“¿Estas perdida, pequeña?”. Preguntó Rhianna.

La niña la miró con sus grandes ojos color café, luego, tímidamente, sacó un puñado de prímulas. –“¿Quiere comprar una flor, señora?”.

-"Por supuesto" dijo Rhianna, y luego se percató que no tenía dinero. –“¿Bevins?”.

-“Vamos, señorita".

-"Quiero darle algo de dinero".

Bevins negó con la cabeza. -"A Lord Rayven no le gustará”.

-"Entonces, no se lo diga. Rhianna sonrió a la niña.-"Me las llevaré todas”.

Un músculo vibró con fuerza en la mandíbula de Bevins mientras introducía la mano en el bolsillo del abrigo y sacaba un puñado de monedas. Él no tendría que decirle nada a Rayven. El vampiro lo sabría.

La cara de la niña se iluminó cuando le dio el ramillete a Rhianna, luego cogió las monedas de Bevins.

-"Gracias, señora" exclamó, apretando firmemente el dinero contra su pecho. –“¡Oh, gracias!”.

Rhianna sonrió abiertamente al observar a la niñita bajar corriendo por la calle. –“¿Vamos?”.

Casi habían alcanzado el carruaje cuando oyó a Montroy llamándola por su nombre. Cambiando de dirección, le vio caminar a grandes pasos hacia ella.

-“Vamonos, señorita" urgió Bevins.

-"En un minuto". Sonrió a Montroy mientras le tendía las manos. -"Hola, Dallon".

-"Rhianna". Levantó una de sus manos y la besó. -"Qué bonito se ve".

-"Usted también se ve muy bien”.

Montroy sonrió abiertamente, a su respuesta, y a su acogedora sonrisa. –“Venga," dijo. -"Tomaremos una taza de té".

-"Por supuesto".

Bevins se aclaró la voz. -"Lo siento señorita Rhianna, pero tenemos que irnos".

-"Más tarde" dijo, posando su mano en el brazo de Montroy.

-"Le recuerdo su promesa, señorita" dijo Bevins severamente.

-“¿Qué promesa es esa?”. Preguntó Montroy. Desvió la mirada del rostro de Rhianna al de Bevins sucesivamente.

-"Nada". Apartó la mano de su brazo y dio un paso hacia atrás. -"Prometí estar en casa a las... “A las...." Su voz se desvaneció. No tenía ni idea de qué hora era.

-"A las tres, señorita" dijo Bevins rápidamente. -"Ya estamos retrasándonos".

-"Sí, es verdad. Lo siento, señor, pero debo irme".

-"Seguramente tendrá un momento para tomar una taza de té" urgió Montroy.

-"No puedo. Lo siento mucho".

-"Muy bien, no la entretendré. Montroy se inclinó de modo respetuoso sobre su mano, seguramente Rayven la había hecho prometer que no volvería a verle. -"Si alguna vez se cansa de él, si le hace algún tipo de daño, recurra a mí".

-"Gracias, Señor. Es usted muy amable".

-“Tenga cuidado, Rhianna" dijo Montroy seriamente. -"Rayven es... Simplemente tenga cuidado".

-"Lo haré. Realmente debo irme".

Él la ayudó a entrar en el carruaje, mirando vigilante a Bevins mientras azuzaba al caballo. Qué poder tenía Rayven sobre ella, se preguntó. De alguna manera, se enteraría.

-“¿Es muy rico Lord Rayven?” preguntó Rhianna. Había permanecido sentada en silencia durante un rato observando el campo al pasar. Los campos estaban verdes y dorados. Las ovejas pastaban en las laderas.

Bevins asintió. Rico no era suficiente para describir la riqueza de su señor.

-"Él debería hacer algo con su dinero" filosofó Rhianna. -"Podría aliviar el sufrimiento de mucha gente".

Bevins sonrió a pesar de sí mismo mientras imaginaba a Lord Rayven caminando por entre los campesinos del pueblo, su capa negra ondulando alrededor de él esparciendo monedas de oro como confeti.

-“¿No lo cree usted?”. Preguntó Rhianna.

-"No me corresponde a mí decir a Lord Rayven lo qué debe hacer con su dinero, señorita Rhianna". Bevins se volvió hacia ella.. -"Ni a usted".

Un poco picada, Rhianna se recostó en su asiento con los brazos cruzados sobre su pecho. De alguna forma, encontraría la manera de convencer a Rayven para aliviar la pobreza en el pueblo.

Más tarde esa misma noche, Rhianna estaba sentada en la mesa, mirando fijamente su plato de estofado de cordero sin verlo. Todos sus pensamientos de auxiliar a pobres se esfumaron en cuanto volvió a ver de nuevo a Rayven. ¡Qué extraña era la vida! Cuando ella había querido quedarse, él quería que se fuera. Cuando quiso irse, él le pidió que se quedara.

¿Lo había imaginado todo, se preguntó, la desconcertante visión de ese hombre siendo perseguido por la oscuridad, por el sentido del mal? Su miedo había sido lo suficientemente real, pero ahora parecía tonto. Rayven no la dañaría.

Ahora tú sabes lo que necesito. ¿Qué era lo que había querido decir con esas extrañas palabras?

Y ahora estaba aquí, llenando el cuarto con su presencia. Vestido con una camisa blanca holgada, remetida en calzones negros, y botas suaves de cuero, cruzó silenciosamente el cuarto para tomar asiento frente a ella.

-"Buenas noches, dulce Rhianna".

Ella asintió en su dirección. -"Su Señoría".

-“¿No tienes apetito esta noche?”. Dijo señalando el plato de estofado sin tocar frente a ella.

Rhianna suspiró. -"No tengo mucha hambre”.

Una sombra de interés pasó por su rostro y luego desapareció. –“¿Te encuentras bien?”.

-" Bastante bien. ¿Puedo preguntarle algo?”.

-"Puedes preguntarme lo que quieras".

-"Pero usted no me responderá".

-“¿Qué es lo quieres, Rhianna?”

-"Pedirle un Favor".

Él levantó una ceja negra. –“¿Otro deseo?”.

-"Quiero ayudar a la gente del pueblo. Muchos de ellos han tenido un mal año".

-“¿Y tu quieres ayudarles? ¿Cómo?”

-"Hay un almacén vacío en las afueras del pueblo. Me gustaría convertirla en un refugio para alojar a los pobres”.

-“¿De veras?”.

Rhianna asintió, exponiendo con entusiasmo. -"No sería nada complicado. Solo algunas camas".

-“¿Y también quieres que yo los alimente?”.

-"Por supuesto. Pensé que podríamos pedirle a John Duns si puede llevar la comida por la noche. Y leche para los más pequeños".

39A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 13 continuación Jue 12 Mar 2009, 12:01

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-“¿Y tu quieres que yo financie esa misión?”.

-"Sí".

Él sonrió débilmente, divertido por la idea de alimentar a esos que en algunas ocasiones habían alimentado su hambre.

-"Deja que Bevins se encargue de ello" dijo. -"No quiero que te involucres directamente".

-“¿Por qué no?”.

-"Porque te quiero aquí".

-"Pero no tengo nada que hacer durante todo el día".

-"Creí que ibas a volver a cuidar el jardín".

Había olvidado eso momentáneamente, pero no podía pasarse todo el tiempo entre las flores.

-"Te quiero aquí" repitió con firmeza. -"Tu te encargas del jardín, Rhianna, y yo haré que Bevins consiga el almacén y lo aprovisione de camas o de cualquier otra cosa que creas necesaria".

-"Es usted muy amable, Su Señoría".

-"No debes explicarle nada a nadie acerca de esto" dijo Rayven. -"Dame tu palabra”.

-"Se lo prometo”.

-“¿Vas a terminar tu cena?”.

Rhianna negó con la cabeza. -"No".

-"Ven, vamos" dijo, levantándose. -"Deseo que demos un paseo”.

Bevins les estaba esperando en la puerta. Le dio a Rayven su capa, y pasó un ligero chal de algodón alrededor de los hombros de Rhianna.

Frunció el ceño al salir fuera. ¿Cómo había sabido Bevins que saldrían?

La noche era fresca, pero no fría. Una luna amarilla brillaba en el cielo. Millones de estrellas brillaban intermitentemente centelleando como diamantes diminutos contra un techo de terciopelo color añil.

Uno al lado del otro, fueron andando por los estrechos caminos estrechos. De alguna forma supo que terminarían en el laberinto, y se preguntó qué había allí que atraía tanto a Rayven.

-“¿Cómo esta tu madre?” pregunto Rayven después de un largo silenció.

-"Está bien”. Quiere que vuelva a casa. Me temo que no entiende por qué he decidido quedarme aquí”.

Él no dijo nada.

-"Mi hermana se casa pronto. ¿Vendrá a la boda?”.

-"No he sido invitado”.

-"Yo le invito”.

-“¿Cuándo tendrá lugar el feliz acontecimiento?”.

-"El domingo por la tarde, después de misa".

-"Dudo ser bienvenido".

-"Claro que sí, será mi acompañante". Le sonrió. -"Estoy segura de que a Bevins le gustaría tener una noche libre".

-"Lo pensaré”.

-"Como usted quiera".

Ahora estaban en el laberinto. Como siempre, el lugar la llenó de aprensión, aunque no podía decir por qué. No había nada a que temer.

Cuando alcanzaron el corazón del laberinto, Rayven se sentó deprimido en uno de los bancos de hierros forjado y le indicó que se sentara a su lado.

Rhianna repentinamente nerviosa, se sentó, alisando sus faldas.

Rayven se recostó contra el banco, con los brazos cruzados sobre su pecho. -"Hoy has visto a Montroy".

A Rhianna se le secó la boca de repente. -"Sí, Su Señoría".

-"Dime qué pasó".

-“¿Por qué no me lo dice usted? Que parece saber todo lo que digo y hago". Le miró con ojos entrecerrados. -"Me gustaría saber cómo lo hace".

-“Puedo leer tu mente, mi dulce".

-"Eso es imposible”.

-“¿Lo es?”

-“¿No lo es?” Clavó los ojos en él, preguntándose si le decía la verdad.

-"Me prometiste no reunirte con él mientras vivieras aquí, con conmigo".

-"Nosotros no nos reunimos.' Le vi. en la calle, y me saludó".

-"Y te invitó a tomar el té".

-“¿Se lo ha dicho Bevins?”.

Rayven negó con la cabeza. -"Puedo oler a Montroy en ti" dijo quedamente. -"Montroy huele a caballo, a tabaco caro y a una fuerte colonia”.

Rhianna sintió que su corazón se saltaba un latido mientras Rayven la estudiaba, las aletas de su nariz ensanchándose al aspirar profundamente.

-"Tu hueles a té, a las tostadas que tomaste en el desayuno, y al jabón de lavanda con el que te has bañado" dijo, su voz deslizándose sobre ella como si fuera una caricia. -"Comiste carne de cordero y patatas. Tus manos huelen a prímulas y a menta. Hay también un débil aroma a polvo y a perfume. Y tu olor propio” siguió, con voz baja intima -"Esa fragancia única que es tuya y solo tuya".

Rhianna sólo pudo clavar los ojos en él, estupefacta ante sus palabras. ¿Cómo podía saber algo así?

Él no se lo contó todo, que podía oír el rumor de su sangre fluyendo en sus venas, o que si concentraba su mente, podía oír las voces del pueblo, sus risas, sus lágrimas, la respiración ruda de los enfermos, las oraciones de lo esperanzados, los desesperados, los moribundos.

Podía oír sus pensamientos, sentir su presencia. Conocer sus miedos.

Y a pesar de todo, él estaba para siempre alejado de la vida, asomándose.

Cerró los ojos, y sus sentidos se llenaron de la mujer a su lado. Le recordaba el brillo de sol y el color de las rosas en un día caluroso de verano. Su pelo, su piel, llevaban miles de perfumes que le atraían, despertando a la bestia en él al mismo tiempo que al hombre.

Rhianna. Con un gemido bajo, trató de alcanzarla, deseando poder atravesar las barreras que los separaban, deseando poder ser parte de su vida durante las veinticuatro horas del día. Murmuró su nombre mientras la rodeaba fuertemente con sus brazos. Su beso teñido de desesperación. Rhianna, Rhianna.

Ella luchó contra él, asustada por la necesidad que saltaba de sus labios a los de ella. Un sentimiento desesperación, de desolación, se derramaba sobre ella.

La soltó abruptamente. Levantándose, le dio la espalda y envolvió su capa más estrechamente a su alrededor. El pesado terciopelo se amoldó suavemente a su figura. -"No quise asustarte”.

-"Hace poco, le rogué que me hiciera el amor" le recordó. -"Me ofrecí a usted libremente. No necesita tomarme por la fuerza".

-"Perdóname, Rhianna. Algunas veces olvido quién soy. Lo que soy”.

-“¿Qué es usted?”.

-"Tu peor sueño hecho realidad".

-"Habla de nuevo con acertijos".

-“¿Te diré las respuestas?”, Se preguntó en voz alta. –“¿Te diré verdades que no podrás creer y me miraras con ojos llenos de repulsión? ¿Me quitaré la máscara que traigo puesta y te observaré gritar ante mi presencia?”.

Él se dio la vuelta para enfrentarla. Sus ojos brillaban, incluso en la oscuridad. Su capa cambiaba de posición y se ondulaba, como sin intentara apartarle.

-"Te necesito, Rhianna".

Con un solo y elocuente movimiento, se arrodilló delante de ella y cogió su mano. Su piel era firme y fresca, desmintiendo el fuego que refulgía en sus ojos.

-"Te necesito" dijo otra vez, más fervientemente esta vez.-“Ten paciencia conmigo, Rhianna". Su fija mirada oscura atrapaba la de ella, silenciosa, implorante. -"Te juro por lo que más quiero, que no te lastimaré”.

-"Usted me preocupa, Su Señoría" se quejó. –“¿Por qué no puede explícame lo que le perturba tanto?”.

-"Ojala pudiera". La carga del secreto que había soportado durante más de cuatrocientos años le pesaba demasiado. Qué alivio supondría decírselo todo. Como cualquier hombre que se libera de sus pecados confesándoselos a un sacerdote; Se preguntó si podía aliviar su la tristeza, el aislamiento de siglos confiando en Rhianna. ¿Podría ella entenderle? ¿Podría perdonarle por las vidas que había tomado en los primeros tiempos en que había sido transformado, cuándo el hambre le había atormentando, cuándo había estado asustado y confundido?

-“Mírame" dijo. “¿Qué es lo que ves?”.

Ella miró fijamente sus ojos, sintiendo el dolor en su corazón, el dolor que invadía su alma, provocando que sus ojos se llenaran de lágrimas. -"Oscuridad, tristeza, soledad".

Su mirada fija ardió en la de ella. –“¿Qué más ves?”

-"No me lo pregunte" imploró. -"No puedo soportarlo”.

-"Rhianna... "

-"Veo muerte envuelta de oscuridad. Y sangre. Tanta sangre. En sus manos... "

Agachó su cabeza para clavar los ojos en sus manos entrelazadas, luego lentamente alzo su rostro. –“¿Quién es usted? ¿Qué es usted?”.

-“Júrame por la vida de tu madre que no me abandonaras si te lo digo”.

-"Ya le he prometido quedarme durante año".

Él negó con la cabeza, sus dedos cerrados herméticamente alrededor de su mano. -"Júralo”.

-“Juro por la vida de mi madre que no le abandonaré”.

-"Entonces mira en lo profundo de mis ojos, Rhianna, y ve la verdad por ti misma".

Sus ojos profundos y negros, llenos con los misterios del universo la atrajeron a su interior, hasta que no vio nada más, y luego emergiendo de una oscura niebla vio a Rayven. Parecía el mismo de ahora, pero no había ninguna cicatriz en su mejilla. Sus ojos, a pesar de ser también oscuros, parecían más vivos; Su cara y brazos estaban bronceados por el sol.

Y luego vio a una mujer. Sintió la mano de Rayven apretando la suya y en el fondo de su mente supo, que estaba viendo su pasado. ¿Pero cómo era posible?

-"Su nombre es Lysandra". Oyó la voz de Rayven, susurrando en su mente.

La había visto por primera vez en la corte. Él había sido un caballero durante esos días, un guerrero conocido por su orgullo y valentía en el combate. Era el más atrevido y valiente, y estaba orgulloso de ello. Nunca había sido derrotado en combate, ni en ningún torneo.

Lysandra había estado casada con un conde, Rayven ya no podía recordar su nombre. Se había quedado prendado de Lysandra la primera vez que la había visto. Vestía un traje de noche de seda blanca, su pelo negro recogido sobre su cabeza cayéndole sueltos algunos suaves rizos, era la mujer más bella que había visto en toda su vida.

No había estado preparado para la corriente de electricidad que fluyo entre ellos cuando sus miradas se cruzaron. Sus ojos eran profundos lagos negros como de ébano líquido. Su piel era pálida, casi translúcida, un poco fresca al contacto.

40A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 13 continuación Jue 12 Mar 2009, 12:01

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Como un loco entontecido, había asistido a cada uno de los bailes organizados con la esperanza de encontrarla de nuevo. Recordó la primera noche que había hablado con ella, que habían bailado, que la había besado. Sus labios habían sido tan suaves y frescos como el más fino raso.

Había estado embrujado por su belleza, fascinado por el misterio que acechaba en las profundidades de sus ojos. Nunca había estado enamorado de ella, pero su lujuria había ardido, alimentada por sus seductoras sonrisas. Sus besos, robados en oscuras esquinas y jardines iluminados por la luna, le habían atrapado como si de una droga se tratara y se había sentido desesperado deseando más.

Ella había estado jugando y tentándolo durante meses, jugando a un juego en el que él nunca había tenido ninguna oportunidad de ganar. Demasiado tarde, él había sabido que no era un romance lo que ella deseaba, sino su vida.

-"Y así es como fui hecho Vampiro... "

Su voz todavía era baja. Ella le oyó en su mente, pero se negó a aceptar lo que él le decía. No existían tales criaturas. No era posible.

-"Ella me abandonó la noche en que me transformó" Rayven siguió, su voz carente de emoción. -"Cuando a la siguiente noche me desperté tenía un hambre voraz”.

-“¡Detengase!” dijo Rhianna tapándose los oídos. -"No quiero oír más".

Él siguió como si ella no hubiese dicho nada. Sus palabras sonando claramente en su mente. Incapaz de expulsarlas, cruzó las manos sobre su regazo.

-"No tenía a nadie que me explicara lo qué me estaba ocurriendo, nadie que me enseñara como ser un vampiro. Nunca la perdonaré por eso" dijo, su voz teñida de cólera. -"No me di cuenta de los impresionantes poderes que poseía. Solo estaba invadido por un hambre atormentadora”.

-"Al principio, creí que enloquecería. Todo lo que sabía era que la sangre aliviaba el dolor, y que la luz del sol que una vez había amado ahora significaba la muerte. Aun así, no podía creerlo. Y luego, una noche, me miré en un espejo"

Él nunca olvidaría el intenso horror que le invadido al mirar fijamente al espejo esperando ver su imagen reflejada y solo ver el cuarto de detrás.

-"Me alejé de mi casa, de todo el que me conocía. Había esperado poder vivir en otra parte algo parecido a una vida normal, que podría casarme y tener hijos. Ahora cuan vanas eran esas esperanzas, pero al principio no me di cuenta de que había perdido toda posibilidad de vivir como un hombre. Con el tiempo, me enteré de que no era un hombre del todo”.

Inquieto, se levantó, su mirada perdida, viendo algo que sólo él podía ver.

-"Estaba en Italia cuando me encontré con otro vampiro. Salvatore era uno de los más antiguos. Me enseñó lo que era ser Vampiro, me contó que podía elegir ser un monstruo, aterrorizando los corazones de los mortales, o podía aislarme de la gente y vivir con la sangre de los animales, y podía vivir en algún punto entre medias, ni hombre ni monstruo.

-"Y esto es lo que he hecho. Nunca me he quedado más tiempo que quince o veinte años en cualquier un lugar. Aquí ya he permanecido demasiado tiempo. Pronto me iré a alguna de mis otras moradas y me quedaré allí hasta que las personas empiecen a hablar de mi extraña forma de vivir, hasta que comiencen a darse cuenta de que no envejezco, y que luego me trasladaré de nuevo".

-“¿Me esta usted diciendo la verdad? ¿O solo inventa esto para asustarme?”.

Rayven asintió.

-“¿Y Bevins? ¿Sabe él lo que usted es?”

-"Por supuesto. Somos algo más que amo y criado. Mi sangre corre por sus venas”. Había habido veces, cuando el tomar la sangre de Bevins había marcado la diferencia entre la vida y la muerte. Pero nunca había tomado la suficiente como para pasar la oscura herencia a su criado. Durante sus cuatrocientos años, nunca había transformado a otro ser humano en Vampiro.

-“¿Se alimenta de él?”. No le pasó desapercibida la sombra de repulsa en el fondo de sus ojos.

Asintió de manera concisa, preguntándose si le haría la pregunta que tanto temía.

-“¿Cuándo usted me compró a mi padre, pensaba alimentarse también de mí?”.

Bien, pensó, allí estaba. Él tomó un aliento profundo y luego, muy lentamente, asintió.

-“¿Pero usted no lo hizo?” Subió sus manos hasta su cuello, sus dedos explorando. No había marcas. El alivio inundo sus pulmones con un profundo suspiro.

Y luego frunció el ceño. Una vez había habido marcas, al poco tiempo de llegar al castillo. Le había pedido a Bevins que las mirara, y él le había asegurado que no había nada por lo que preocuparse.

-"Raramente bebí de tu cuello" dijo Rayven quedamente -"Y cuando lo hice, pasé mi lengua por tus heridas para que no quedara cicatriz”. Pero una noche se había olvidado de hacerlo.

-“¿Usted bebió de mi sangre?” Ella clavó los ojos en él, preguntándose por qué la idea no la repelía. La hacía desfallecer o gritar histéricamente. Debería estar horrorizada. En lugar de eso, se sentía notablemente tranquila, como si estuviera escuchando una historia que no tenía nada que ver con ella.

-"No más de unas gotas cada vez". Él dio un paso hacia atrás. Su capa a su alrededor, envolviéndole. -"Si intercambiara tu sangre con la mía, estaríamos aligados".

-“¿Qué quiere decir aligados?”

-"Quiere decir que podrías leer mis pensamientos como yo puedo leer los tuyos".

-“¿Eso es lo que usted ha hecho con Bevins, no es verdad? ¿Es él su esclavo?”

-"No. Sólo compartimos un lazo”. Un lazo nacido de la sangre y de un juramento.

Eso no parecía tan malo, Rhianna filosofó. Ahora desearía poder leer sus pensamientos. Entonces quizás podría entenderlo mejor.

Hay otra clase de aligación" dijo Rayven. "Una Aligación más profunda, una atadura más fuerte".

-“¿Oh…?”.

No estaba segura de querer oírlo.

-"Es una aligación que solo puede ser quebrada por la muerte. La mía, o la tuya. No sabes cómo he deseado hacerte mía, Rhianna, atarte a mí. Pero no he podido hacerlo, sería coartar tu libertad, y no podía hacerte eso".

-“¿Por qué me ha explicado todo esto?”.

Rayven aspiró profundamente. -"Necesitaba contárselo a alguien. Después de cuatrocientos años, quería que alguien me entendiera". Lentamente, negó con la cabeza. -"Ahora sé que eso es imposible".

-“¿Usted ha vivido durante cuatrocientos años?”.

Él negó con la cabeza, con una sonrisa de arrepentimiento en sus labios. “Estuve vivo veintisiete años. He sido Vampiro durante cuatrocientos tres”.

-"Lo que quería decir es que usted nació en…"

-"Mil cuatrocientos doce, mi dulce".

-"No es posible”.

Él no dijo nada, solo se la quedó mirando con sus negros e insondables ojos.

-“¿Y usted debe beber sangre humana para sobrevivir?”.

-"Raramente, y sólo un poco cada vez".

-“¿Cómo puede hacer eso?” preguntó, asqueada.

¿Cómo explicarle, cómo hacerle entender que eso no eran tan horrible? Negó con la cabeza y luego suspiró, sabiendo que merecía una respuesta, aunque fuera abominable.

-"No sé cómo describírtelo, Rhianna. No hay nada en tu experiencia que pueda compararse con esto. Cuando bebo sangre, es como si me convirtiera en una parte de esa persona. Puedo sentir las pulsaciones en su corazón; Sé sus pensamientos, sus miedos. No puedes imaginar algo parecido, el poder, el hambre. Antes de que aprendiese a controlarla, cuando creí que tenía que tomar una vida para poder sobrevivir... " Negó de nuevo con la cabeza. -"No te lo puedo explicar”.

-“¿Si ya no bebe sangre humana, qué bebe? ¿Qué es eso que Bevins le trae por las tardes?”.

-"Es vino mezclado con sangre. Normalmente es de oveja, aunque cualquier otra clase de sangre puede servir". Pero también necesitaba sangre humana, aunque no se lo dijo. Fue por eso para lo que en un principio había comprado a Rhianna. Había un frescor, una fuerza, en la sangre pura y dulce de una virgen que no podía ser encontrada en ninguna otra parte.

-“¿Usted bebe la sangre de las ovejas?”.

-"Mantengo un rebaño en el lado del norte del castillo más allá de los muros".

-“¿Oh…?”. Clavó los ojos en él, con expresión aturdida.

-“¿Te he provocado repugnancia?”.

-"Un poco" admitió. Pero, en su mayor parte, sentía lástima por él. Cuatrocientos años de vida solitaria, no siendo nunca capaz de confiar en otro ser humano. Hacía cuatrocientos años que él no había podido ver el sol, ni sentir su calor en su rostro. Cuatrocientos años sin saborear una comida, sin beber un vaso de agua fresca. Cuatrocientos años sin un amigo en quien confiar, o una mujer a quien amar.

Le imaginó doblado sobre ella, sus dientes perforándole la carne, bebiendo de su sangre. Intento imaginar lo que era vivir como el vivía, para siempre maldito obligado a morar en la oscuridad, a privarse de los placeres simples de la vida.

Queriendo reconfortarle de alguna forma, miro a las profundidades de sus ojos y allí, en el oscuro fondo, percibió una imagen de Rayven tal y como había sido cuatrocientos años atrás. El dolor y el miedo y la furia que había experimentado cuando fue primero convertido en Vampiro, los siglos de soledad que había sufrido, y por encima de todo la interminable esencia de sangre y muerte. Él era un vampiro. El señor de la oscuridad. Un no muerto...

La oscuridad la engulló, más intensa que el infierno, más oscura que el negro más profundo. Con un sollozo estrangulado, sintió como se hundía en una espiral sin principio ni final.

41A DARKER DREAM - Página 2 Empty Re: A DARKER DREAM Jue 12 Mar 2009, 14:27

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Hay mas capitulos?

42A DARKER DREAM - Página 2 Empty Re: A DARKER DREAM Vie 13 Mar 2009, 17:58

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Sipi Angelica namas que no estoy en casa y no tengo el archivo de la novela, dame tiempito y subo dos o tres capitulillos de cada novela A DARKER DREAM - Página 2 86532 A DARKER DREAM - Página 2 86532 A DARKER DREAM - Página 2 86532 A DARKER DREAM - Página 2 654396

43A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 14 Dom 15 Mar 2009, 10:34

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Rayven la atrapó antes de que cayera del banco. Sosteniéndola con facilidad entre sus brazos, la recorrió con la mirada, fijándose instintivamente en el pulso que latía en su garganta. Quizá no debería habérselo dicho. Si quería, podría pasar un paño sobre su mente, haciendo que olvidara todo lo que le había dicho.

Y a pesar de todo, se sentía bien, decirle la verdad le había purificado de alguna forma. Había querido que lo supiera, no quería que existieran mentiras entre ellos durante el tiempo que les quedaba. Y cuando su año juntos hubiera pasado, abandonaría este lugar, y no tendría ninguna importancia si ella se lo contaba a alguien. Nadie la creería. A pesar de todas las historias y rumores que circulaban entre los aldeanos, en realidad, ninguno de ellos creía que el fuera un monstruo.

Rhianna tampoco lo había creído, pero ahora ya sabía la verdad.

Mañana descubriría si era lo suficientemente fuerte como para aceptarlo, para vivir con eso. Y con él.

Y si no lo era...

Apartó el pensamiento como si no fuera más que un molesto insecto. Mañana ya habría tiempo suficiente para preocuparse por ello. Esta noche, la sostendría mientras dormía y simularía por un momento, que a pesar de saber lo que él era, ella le amaba.

Sin esfuerzo alguno, la llevó de regreso al castillo, y subió por la escalera de caracol hacia su cámara. Suavemente, la depositó sobre la cama, la descalzo y desvistió. Luego, quitándose las botas y la capa, se sentó en la cama con la espalda apoyada en el cabezal. Doliente de necesidad, la rodeó con sus brazos y los cubrió a ambos con su capa.

Pasó la noche allí sentado, observándola dormir, escuchando el suave y parejo sonido de su respiración. La ternura le envolvió cuando ella se acurrucó contra él, sus brazos enroscados alrededor de su cintura.

¿Lo sabes? Él se preguntó. ¿Sabes que soy yo?

Él levantó una mano, para acariciar ligeramente con sus nudillos la curva blanda de su mejilla, maravillándose de la suavidad de su piel, caliente comparada con el frescor de sus dedos. Con su dedo índice, resiguió la línea de su boca, suave y dulce. Sus labios se entreabrieron ligeramente y emitió un pequeño y somnoliento gemido a través de su garganta.

-"Rhianna". El deseo se despertó a través de él, doloroso en su intensidad. -"Abre los ojos para mí, mi dulce," murmuró.

-"Rayven... " Sus párpados se agitaron al abrirse. Había estado soñando con él, y ahora estaba allí, contemplándola con sus profundos ojos negros, que anunciaban a grandes titulares el profundo fuego interior que los consumía.

-"Bésame. Agachó su cabeza hasta la de ella. -"Bésame... "

Echó la cabeza hacia atrás, soltando un suave gemido mientras sus labios la reclamaban en un beso abrasador que alejó todo pensamiento racional de su mente haciendo que los dedos de sus pies se curvaran de placer.

Cambió de posición para situarse frente a él, sus cuerpos unidos desde los hombros hasta los muslos. El deseo se enroscó dentro de ella con el contacto de su cuerpo duro moldeado tan íntimamente contra el de ella.

Su lengua resiguió sus labios. Oyó los rápidos latidos de su corazón, sintió rugir el hambre en su interior, sintió que sus colmillos emergían ante la necesidad de beber, beber y beber, para llenarse de su dulzura, de su mismo ser.

Rhianna gimió suavemente. Instintivamente, se presionó a sí misma contra él, queriendo estar más cerca. Sus manos se deslizaron bajo su camisa, acariciando la línea suave de su espalda. Sintió como si estuviera ardiendo. Su piel era fresca bajo las puntas de sus dedos, pero sabía que él estaba tan excitado como ella. Su respiración era ruda y errática, sus manos inquietas se deslizaban arriba y abajo por sus lados, sus dedos rozando contra la curva de sus pechos.

Sintió que sus dientes raspaban su garganta, y apartó el pelo de su cuello, queriendo sentir su lengua contra su piel.

Su mano se cerró sobre sus muslos, acercándola contra él, dejándole sentir la prueba visible de su deseo. El hecho que sus besos y su proximidad tuvieran el poder de excitarle, la fascinaba. Nunca antes había sentido una pasión así, un anhelo tan intenso, una necesidad tan imperiosa.

Murmuró su nombre, queriendo que él la tocara a la vez en todas partes. Tiró de su ropa, queriendo sentir su piel desnuda la de ella.

-"Rhianna". Su voz sonó pesada, drogada. -"Tenemos que detenernos".

-"No". Ella se pegó a él, los dedos acariciando su espalda, sus hombros, sus caderas moviéndose contra él, urgiéndole a aliviar la dolencia que se propagaba por todo su cuerpo. -"Bésame," murmuró. "Tócame”.

-"Rhianna... " La imagen de la última chica con quien se había acostado emergió en su mente. Tenían que esperar, esperar hasta que su hambre estuviese saciada y bajo control.

Pero ella no quería esperar. Sus ágiles dedos apartaron su capa y su camisa hasta que nada les separó sólo la suave tela de su camisón. Él podía sentir el calor dulce caliente de sus pechos contra su torso.

Un gruñido bajo surgió de su garganta mientras su atrevida mano acariciaba su muslo.

“Rayven, por favor... " Ella se retorció en la cama, movida por una urgencia que no entendía, y a la que no podía resistirse.

Sentía su necesidad como si fuera la suya propia. Su cuerpo estaba ardiendo por ella. Noto el filo de sus colmillos contra su lengua, sintió el hambre rugiendo dentro de él mientras la despojaba de su ropa interior y se quitaba los pantalones.

Era bella, su tentador cuerpo era terso e inmaculado, con piernas delgadas y caderas suavemente redondeadas, una sirena con pechos que habían sido modelados para las manos, solo las suyas.

Temblando de necesidad, se movió sobre ella, su peso sostenido por sus brazos mientras enterraba su cara en el hueco de su hombro. –“¿Rhianna, estás segura?”.

Notó como ella asentía y enlazaba sus brazos alrededor de su cuello atrayéndolo más cerca.

El hambre y el deseo rugían en su interior y con ello el conocimiento de que la espera de cuatrocientos años estaba a punto de finalizar. Y luego, como si fuera una súbita explosión, sintió la salida del sol por el horizonte.

Con un gemido se levantó, con su mirada fija en la ventana. A través de una fina rendija en las pesadas cortinas, podía ver la luz trémula del sol, sentir el calor de un nuevo día.

-“¿Qué pasa?”. Rhianna preguntó. “¿Qué es lo que va mal?”.

-"Debo irme".

-“¿Irte..?” Le contempló con los ojos llenaros de confusión. –“¿A dónde? ¿Por qué?”.

-"Ha llegado el amanecer". Con gráciles movimientos, saltó de la cama. Agarró su capa, se la echó sobre los hombros. -"Hasta esta noche, dulce Rhianna" dijo con voz ronca por el deseo no cumplido.

-"Rayven, espera... "

Pero él ya se había ido.

Esa tarde, estaba sentada frente a su tocador, pasando distraídamente el cepillo por su pelo. Él era un vampiro. Se decía a sí misma que debería estar agradecida de que el amanecer le hubiera apartado de su lecho antes de que le hubiera arrebatado su inocencia.

Un vampiro. Anoche, narcotizada por sus besos, a merced de la pasión que había fluido a través de ella como si fuera miel liquida, había sido incapaz de tener un solo pensamiento racional. Solo había sentido una urgente necesidad que la había dejado ciega y sorda a cualquier otra cosa.

Ahora, a la luz del día, se preguntaba cómo pudo haberlo olvidado ni siquiera por un momento.

Vampiro... Imágenes de monstruos esqueléticos con sangre goteando de sus colmillos poblaron su mente.

Vampiro... Horrendas criaturas sobrenaturales que acechaban en la noche en busca de presas, bebiendo la sangre de los niños.

Vampiro... Demonios necrófagos que dormían en ataúdes durante el día porque no podían soportar la luz del sol.

Vampiro... ¿Cómo podía ser cierto? ¿Si él era verdaderamente un vampiro, por qué no le producía repulsa? ¿Por qué estaba todavía viva? ¿Se convertiría ella en lo que él era?

Levantándose, fue hacia la ventana y apartó las pesadas cortinas. El sol se notaba caliente sobre su rostro.

Nunca había visto a Rayven durante el día. Nunca le había visto comer.

Apoyó su frente sobre el cristal. ¿Estaba ahora durmiendo en su ataúd?

El pensamiento la hizo estremecer.

La torre del este. Allí era donde él dormía. Por eso era por lo qué le había prohibido ir hacia allí. Frunció el ceño. No había encontrado nada cuando fue allí, sólo un cuarto vacío.

Estaba atravesando el cuarto, su mano girando el picaporte, antes de que se diera cuenta de lo que hacía. Hizo una pausa en el vestíbulo, escuchando, preguntándose lo que Bevins estaría haciendo.

Levantando sus faldas, pasó corriendo por el corredor hasta la escalera que conducía a la torre del este.

Su corazón latía ruidosamente cuando llegó al cuarto de la torre. Aspirando profundamente, abrió la puerta y entró. Igual que antes, no había nada que ver ningún mueble, ningún cuadro, sólo una ventana cubierta por gruesas cortinas de terciopelo negro.

Apartó las cortinas, y permaneció en el centro del cuarto, girando lentamente. Al principio no vio nada, pero luego encontró un pequeña hueco en la pared de piedra frente a la ventana.

El corazón le latía aceleradamente, le sudaban las palmas de las manos, su boca estaba seca, mientras presionaba su mano por la pared, moviéndola gradualmente sobre la superficie.

Se quedó sin aliento al sentir que la pared se movía y luego un trozo de ella se deslizaba, revelando un cuarto al fondo.

Dudando entre escapar o quedarse permaneció en el quicio de la puerta y miró hacia adentro atentamente. En este cuarto no había ninguna ventana. El brillo de sol del cuarto detrás de ella se introducía a través del abierto portal. Aunque la luz era débil, podría discernir la forma de un gran armario de madera de color cereza en la pared en frente a ella. La imagen de una cabeza de lobo estaba tallada en una puerta, y la de un cuervo en la otra.

En la esquina del cuarto había una gran chimenea.

Dio otro paso adelante y miró hacia su derecha. Un tapiz enorme cubría la pared. Tejido en tonos de verde oscuro y negro, mostraba varias escenas. En una había un cuervo posado sobre la rama de un árbol. Debajo un lobo negro con ojos sanguinarios estaba sentado, aullando a la luna. Otra escena retrataba a varios hombres armados con lanzas persiguiendo a un lobo. Una tercera escena ilustraba un lobo levantado sobre sus patas traseras con sus dientes al descubierto en una cruel amenaza.

Apartando su mirada del tapiz, giró su cabeza hacia la izquierda, y sintió que se le subía el corazón a la garganta. Una enorme cama cubierta con un negro dosel estaba situada sobre un estrado. Y descansando sobre la cama, con los brazos cruzados sobre su pecho, estaba Rayven. Sólo pudo permanecer mirándolo fijamente mientras las imágenes se grababan en su mente. Las sabanas y la almohada eran negras. Una colcha, también negra, estaba doblada a los pies de la cama. Su capa le cubría, envolviéndolo como si de un abrazo cariñoso se tratara.

Su cara, enmarcada por su pelo negro, se veía muy pálida. No parecía que respirase.

La alarma la atravesó. ¿Había muerto durante el día? La urgencia de acercarse para comprobar si todavía seguía vivo surgió fuertemente en su interior al mismo tiempo que los recuerdos sobre las historias escuchadas acerca de cómo destruir a un vampiro.

Cortar totalmente su cabeza. Llenar su boca de ajos. Hundir una estaca a través de su corazón y sepultarlo bajo tierra a fin de que no pudiera levantarse de nuevo.

44A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 14 continuación Dom 15 Mar 2009, 10:35

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Anoche, él le había revelado lo que era y ella le había creído. Pero el oír sus palabras no le había preparado para esto.

Los aldeanos habían estado en lo correcto todo el tiempo, filosofó. Había un vampiro en su pueblo, y ella sabía donde dormía.

-"Oh, Rayven" murmuró. –“¿Oh, Rayven, qué debo hacer?”.

-" Rhi... ana".

Su voz, apenas audible, sonaba en sus oídos fuerte como un trueno.

Estaba despierto. Despierto y observándola con ojos pesados, oscuros y profundos como negras piscinas de ébano líquido.

Permaneció en la puerta, hipnotizada por su mirada fija, incapaz de moverse.

-“¿Has venido a destruirme?”. Había una nota de amarga resignación en su voz, pero era el perdón que asomaba en sus ojos lo que llegó hasta su corazón.

-"No". Negó con la cabeza, la piedad fluyendo a través de ella. -"No".

-“Ven a mí". Su voz era muy suave, llena de un profundo anhelo.

No podía. No lo haría. Pero sus pies se movieron por propia voluntad, llevándola a través del cuarto, subiendo los escalones del estrado, hasta que quedó al lado de su cama.

-"Rhianna... Por favor no... " Su voz era baja, como si hablar fuese todo un esfuerzo. Sus párpados revolotearon cerrándose, luego se abrieron de nuevo. "No me odies”.

-"No lo hago”. Levantó una mano, queriendo tocarle, pero asustada al mismo tiempo. –“¿Te sientes mal?” preguntó. –“¿Puedo traerte algo?”.

El fantasma de una sonrisa jugó sobre sus labios. -" Es el sol... La luz del día... No la puedo soportar”.

-"Es verdad" dijo asombrada. -" Todo lo que me dijiste. Todo era verdad".

Él asintió brevemente. –“Acuéstate conmigo".

Ella recorrió la cama con la mirada. No era un ataúd, después de todo, solo una gran cama de madera tallada.

Vampiro... ¿La envolvería él en su abrazo maligno y bebería de ella hasta dejarla seca?

Era un tonto pensamiento, y lo apartó de su mente. Si él hubiera querido matarla, ya lo habría hecho, pues había tenido un montón de oportunidades anteriormente.

Con un suspiro, se sentó en el colchón, luego se echo a su lado, y apoyo la cabeza sobre su hombro.

Él le sonrió, pasando su brazo alrededor de ella, acercándola a su lado. Hubo un sonido suave como un silbido cuando el panel se deslizó y se cerró. Después sus párpados se cerraron y se durmió de nuevo.

Estaba en la guarida del monstruo.

Dio un respingo cuando sintió como su capa se deslizaba sobre ella, notando la suave seda subir por sus brazos desnudos hasta que les cubrió a ambos.

Paneles escondidos que se cerraban solos y una capa de terciopelo negro que parecía casi viva. Estaba todo más allá de su comprensión, más allá de la realidad.

Repentinamente cansada, cerró sus ojos. Y se durmió.

Él era consciente de que ella había estado allí a su lado durante todo el día. Su pelo rozaba su mejilla como un ovillo de seda dorada. Su brazo descansaba a través de su pecho, el calor de su carne penetraba el frío que lo envolvía en su sueño cadavérico. El perfume fresco, limpio de su piel lo envolvía, el sonido de los lentos latidos de su corazón era tan reconfortante como una canción de cuna. Sus muslos presionando íntimamente contra los suyos, proporcionaron sueños eróticos a alguien que nunca soñaba.

Se despertó cuando el sol se puso y su rostro fue lo primero que vio. Las emociones brotaron en él, calientes, veloces y poco familiares. Durante más de cuatrocientos años, se había despertado solo en la oscuridad de su cuarto y ahora un ángel estaba durmiendo a su lado, su pelo esparcido por la almohada reflejando los rayos del sol, sus pestañas parecían oscuros abanicos contra sus mejillas.

Y él supo en ese momento que nunca podría amarla más.

Se movió entre sus brazos, sus parpados revoloteando y una incierta sonrisa en sus labios.

-"Pareces sorprendida" se quejó. –“¿Creíste que mientras dormías bebería de ti hasta dejarte seca?”.

Ella negó con la cabeza, pero aun a oscuras, podía ver el revelador rubor que subía por sus mejillas.

-"Rhianna, no tienes idea de lo que significa para mí despertarme y encontrarte a mi lado".

-"Me alegro de que esto te complazca".

-"Muchísimo” dijo.

-"Hay aquí... ¿Hay alguna vela por aquí dentro?”. Echó un vistazo a su alrededor, inquieta por la oscuridad. No había ventanas en el cuarto, ningún indicio de luz. -"Esta todo tan oscuro".

Sintió como se giraba y un momento después oyó un suave sonido, mientras en la chimenea brotaba espontáneamente el fuego. Una suave luz dorada llenó el cuarto, creando sombras danzarinas sobre las paredes y el techo.

Rhianna clavó los ojos en las llamas como si se hubieran surgido del mis infierno de Satán. -"Cómo... ¿Cómo lo has hecho?”.

-"Un poquito de magia vampírica" contestó. Bevins insistía en guardar un suministro de madera en la chimenea, aunque a menudo Rayven le había dicho que era innecesario. Pero por esta vez, estaba agradecido de que el hombre no le hubiera hecho caso.

-"Oh". Se quedó mirando fijamente la chimenea durante un momento, luego frunciendo el ceño dijo, -"Había esperado... Esto es... No es... ¿No se supone que los vampiros deben pasar la noche dentro de ataúdes?”

-"Unos cuantos lo hacen".

-“¿Pero tú no?”.

-"Los encuentro estrechos y limitantes". Él podía sobrevivir durante el día fuera de un ataúd, pero una gruesa capa de su tierra natal estaba esparcida bajo el colchón.

Un músculo ondeó en su mandíbula mientras se levantaba. La capa resbaló, posándose en su regazo. -"Tienes alguna otra pregunta acerca de mi... ¿Enfermedad?”.

Rhianna se enderezó, su hombro rozando el de él. -"Hay alguna forma de... ¿Matar a un vampiro?”.

-“¿Estas tramando mi destrucción?”.

-"Por supuesto que no".

-"Una estaca de madera clavada en el corazón dicen que es efectiva. Creo que sería efectiva de cualquier madera. El fuego ciertamente me destruiría. Otro método seguro de destruir un vampiro es cortar totalmente su cabeza”.

Ella tragó la bilis que le subía por la garganta, disgustada por las imágenes que sus palabras hacían surgir en su mente. –“¿Y qué hay del agua sagrada?”.

-“El agua bendita tiene un efecto más bien desagradable, aunque dudo que sea fatal a menos que caiga en un estanque lleno de ella".

Rhianna fruncido el ceño, buscando en su mente retazos de leyendas populares sobre el tópico del vampiro que había oído a largo de los años. –“¿Y el ajo?”.

Rayven sonrió abiertamente. -"El olor me es muy desagradable, pero no me disuadirá”.

-“¿Y las cruces?”

-"Una de plata me quemaría si la tocara”.

-“¿Y las de madera?”.

-"No te salvarán”.

Las palabras le produjeron escalofríos, pero no había ninguna amenaza en su voz, sólo una suave diversión.

Rhianna frunció el ceño profundamente. –“¿Por qué me estás explicando cómo destruirte?”.

-"Porque puede que algún día necesites saberlo".

No quiso profundizar en lo que eso significaba. Intentando encontrar algún otro tema de conversación, miró fijamente su capa. Se extendía por la cama como una ondulante piscina de ébano. Clavó los ojos en eso con prevención durante un momento, recordando cómo la había cubierto la noche antes.

Extendió su mano tentativamente, como si temiera que la atacara. Como siempre, el grueso terciopelo estaba caliente al tacto, pareciendo pulsar con vida de su propio.

-"No te morderá," comento Rayven, una ceja alzada con sardónica diversión.

-“¿Estás seguro?”. Es la prenda más extraña que he visto en toda mi vida. Esta tarde... " Se calló con un encogimiento de hombros. -"No importa".

-“¿El qué?”, urgió. -"Dímelo”.

-“¡Sé que eso es imposible!” exclamó Rhianna. -"Pero juraría que se movió. Oh, sé que lo he debido de haber imaginado, pero pareció cubrirme por propia voluntad”.

Negó con la cabeza, sus ojos agrandados con temor e incredulidad. -"Y el panel en la pared, se cerró solo".

Le miró, esperando que le dijera que eso era imposible. –“¿Cómo es eso? ¿Me estoy volviendo loca?”.

Rayven acarició su mejilla el dorso de su mano. -"Estas muy cuerda, mi amor. Hice que el panel de la pared se cerrara y también hice que se abriera cuando supe que estabas en el otro lado".

-“¿Tú hiciste eso? ¿Pero, cómo?”.

-“Así" dijo, y un momento más tarde, el panel se deslizó y cerro de nuevo, no dejando ninguna señal de su existencia.

Rhianna le miró con el miedo reflejado en sus ojos. –“¿Te importaría abrir de nuevo el panel?”

-"Como quieras" dijo amablemente, y la puerta se abrió de nuevo. –“¿Así esta mejor?”.

-"Sí, gracias". Ella miro hacia la puerta, y luego de nuevo hacia él. –“¿También hiciste que la capa se moviera?”.

-"No".

-“¿No?” Dirigió una cautelosa mirada hacia el charco de terciopelo negro en su regazo.

Con un suspiro, Rayven acarició el suave terciopelo. -"No sé cómo explicar lo de mi capa. Ciertamente, no sé si puede explicarse. La diseñe yo, aunque no puedo recordar de que estaba hecha, ni de donde saqué el material. La noche posterior después de que fui hecho vampiro, mis manos la crearon por propia voluntad. Mi sangre, el mismo ser de mi vida, esta tejida en la tela. Y porque la sangre de mi madre está en mí, una parte de la suya mora dentro de la capa".

-“¿Y es esa parte de ella lo que te reconforta, no es eso?” Ella sonrió, como si hubiese solucionado el misterio. -"He visto la forma en que la capa te envuelve cuando estás enfadado, o cansado, como para consolarte.

Él asintió, asombrado por su percepción, y por su llana aceptación de lo que en la mayoría de los casos, era completamente incomprensible.

-"Tienes una bella alma, Rhianna McLeod," dijo quedamente. –“¿Me crees tan cruel como para conservarte aquí en contra de tu propia voluntad? ¿Hacerte vivir con un monstruo cuándo tu mereces mucho más?”.

Un hombre como Montroy, pensó, enfermo de celos. Eso era lo que ella merecía. Un marido que pudiera darle hijos, que pudiera ofrecerle una casa llena de luz y risas.

-“¿Es así como te ves? ¿Como un monstruo?”.

-“¿No me ves tu así?”.

-"No".

-“¿Cómo me ves, dulce Rhianna?”.

45A DARKER DREAM - Página 2 Empty Re: A DARKER DREAM Dom 15 Mar 2009, 10:35

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-"No estoy muy segura. Pero tu eres demasiado amable como para ser un monstruo".

-“¿Amable?” Emitió un sarcástico sonido por su garganta. "Nadie en toda mi vida me ha acusado de ser amable".

-"Has sido amable conmigo, amable con mi familia. Y ahora también has manifestado bondad para con los habitantes del pueblo".

-"Esa fue tu idea, no la mía".

-"Me podrías haber dicho que no”.

-"A ti no". Él ahuecó su mejilla en su palma, el calor de su piel calentándole. -" Rhianna, desearía... " Apartó la mano de su rostro y se levantó, girándose para quedar de espaldas a ella.

-“¿Qué es lo que deseas?”.

-"Nada. Desear es de tontos".

Levantándose, se situó a su espalda. Él era tan alto, tan fuerte, y a pesar de ello tan vulnerable. Temiendo ser reprendida, deslizó sus brazos alrededor de su cintura y presionó su mejilla contra su espalda. –“¿No me dirás qué es lo que deseas?”

Él cubrió sus brazos con sus manos y bajo la cabeza. -"Deseo poder ser mortal por ti, Rhianna, poder amarte, poder hacer el amor contigo, como un hombre mortal. Deseo poder levantarme a tu lado en una caliente mañana de verano y observar la salida del sol, poder compartir tus días y también tus noches. Quererte con cada aliento de mi alma, cubrirte con todas las riquezas del mundo. Deseo que poder ser el padre de tus hijos y poderlos ver crecer, poder trabajar a tu lado, y envejecer junto a ti".

Suspiró profundamente, apartando las imágenes que sus palabras habían creado en su mente. -"No puedo hacer ninguna de esas cosas". Se dio la vuelta para enfrentarla. -"Si no fuera un monstruo, entonces mi dulce, te libraría de tu promesa. Te sacaría de aquí intacta. Pero toda mi vida he sido un egoísta y siento que no puedo dejarte marchar. No ahora. No después de la alegría de verte descansar a mi lado". Sus ojos oscuros ardían mientras la miraba. -"Quizá jamás".

Ella le contempló con expresión serena. –“¿He pedido ser liberada de mi promesa?”.

-"Deberías hacerlo".

-“¿Por qué? Dijiste que no me dejarías marchar".

Él resiguió la curva de su mejilla con su dedo índice. -"Es verdad” convino –“Y a pesar de ello dudo de que pueda negarte nada. Incluso tu libertad, si me lo pidieras".

-"Te prometí un año y a menos que me eches, tengo la intención de cumplir esa promesa".

-"Rhianna... " Él no tenía palabras para expresar sus sentimientos, ninguna palabra para decirle lo preciosa que era para él en ese momento mientras le miraba con ojos llenos de aceptación, y confianza. -"Qué extraña criatura eres" se quejó.

-"Te ves muy pálido, mi señor" meditó. –“¿Llamo a Bevins?”.

-"No". Él se giró de nuevo de espaldas, para que no se diera cuenta del hambre que ardía en sus ojos. –“¿Por qué no vas a refrescarte para la cena? Me reuniré contigo más tarde".

-“¿No me darás un beso antes de irme?

-"No ahora no". Su voz sonó ronca.

-"Muy bien, mi señor".

El dolor en su voz fue como una bofetada. -"Rhianna, espera". Aspiró profundamente; Luego, cuando estuvo seguro de tener el hambre bajo control, la rodeó con sus brazos y la besó. -"Te veré tan pronto pueda".

Ella notó el cambio en él cuando entró en la biblioteca dos horas más tarde. Su cara parecía menos pálida, sus ojos menos brillantes, su actitud más relajada.

Vaciló en el portal, consciente de su escrutinio. –“¿Tendré que irme?”.

-"No". ¿Por qué nunca se había dado cuenta de que había veces en que se le veía más pálido, y otras en que su color era más –tragó- normal? Trató de analizar sus sentimientos ahora que sabía lo que él era, lo que tenía que hacer para sobrevivir. Esperó sentir repulsión; En lugar de eso, solo sintió compasión.

Él cruzó el cuarto y se sentó frente a ella. Ella llevaba un vestido rosa pálido ribeteado con un lazo blanco. Su pelo le caía suelto por su espalda como una cascada de oro refulgente. Y sus ojos... Miró fijamente sus ojos de azul oscuro y en ellos vio reflejado el cielo diurno que no había visto durante cuatrocientos años.

Deseó estar junto a ella, pero no hizo ningún movimiento hacia ella por miedo de asustarla. Necesitaría tiempo para adaptarse, para aceptarlo.

-“¿Cómo lo soportas? Le preguntó después de un largo silencio. -"Cómo puedes beber... No entiendo cómo puedes hacerlo, como puedes beber la... la sangre de animales”.

Habían discutido esto antes, pero él entendía su necesidad intentar entenderlo. -"Es necesaria para mi supervivencia" contestó pacientemente.

-"Necesitas... ¿Beberla todas las noches?”.

-"No".

-“¿Cuánto tiempo puedes pasar sin ella?”.

-"Cómodamente, durante una semana poco más o menos. El estar más tiempo, se convierte en algo... estresante".

-“¿Te has alimentado bien esta noche? Tu piel parece casi... "

-“¿Humama?”.

Asintió, pensando en lo extraña que esa conversación era. Sabía lo que él era, sabía que era verdad pero algo en el fondo de su mente todavía se negaba a aceptarlo.

-"Me constaste que normalmente bebes sangre de animales. ¿Me estabas mintiendo?”.

-"No". Vaciló, preguntándose cuánto decirle, cuánto más podría aceptar. -"Puedo sobrevivir con sangre de animales, como tu podrías sobrevivir comiendo langostas y hormigas, si fuera necesario. ¿Pero querrías hacerlo? No es más natural para ti comer cosas así, lo que es para mí beber la sangre de los animales. Necesito sangre humana".

Necesito tu sangre. Él no dijo las palabras, pero ella las oyó en su mente, y en su corazón.

Rhianna clavó los ojos en él. -"Todas esas otras chicas," dijo lentamente. -"Las que estuvieron aquí antes de mí. ¿Tú no las profanaste del modo en que creían los aldeanos, verdad? Bebiste de ellas".

Rayven asintió, con expresión impasible. Vio el rechazo en sus ojos, sintió como si una profunda brecha se abría entre ellos, un abismo que nunca podría cruzar.

-“¿Y para eso fue por lo qué me compraste? Para... Para alimentarte de mí".

-"La sangre de los animales satisface mi hambre" dijo, con voz cuidadosamente neutral, -"Pero eso no me da placer, ni me sostiene indefinidamente. De vez en cuando, necesito sangre humana. Algunas veces lo deseo ardientemente. Pasar sin ella durante largas temporadas me debilita". Aspiró profundamente y soltó el aire en un largo suspiro, cansado. -"No puedes imaginar el dolor que conlleva la abstinencia".

Recorrió con la mirada el pulso latiendo en su garganta. La sangre de animales era vil, pero la sangre de Rhianna era como el más fino vino, el más dulce néctar.

-“¿Qué les sucedió a las otras chicas que estuvieron aquí antes que yo?”.

-"Las despaché.

Rhianna tragó saliva. –“¿Vivas?”

-“¿Tú que crees?”.

-"No quiero pensar que las mataste. Si me dices que no lo hiciste, entonces aceptaré tu palabra”.

-"No les hice daño. Pero he matado en el pasado, Rhianna. Y lo haría de nuevo si fuera necesario. No trates de imaginar que soy noble. O amable. Soy un vampiro y somos, por propia naturaleza, asesinos. No confiamos en nadie, especialmente en otros de nuestra clase, y guardamos nuestro territorio celosamente".

Oyó el énfasis en la palabra "nosotros" pero no podía hacerse la idea de que podía haber otros como él viviendo cerca. No ahora, no cuando estaba haciendo un esfuerzo tan grande para entender lo que el hacía y lo que él era.

-“¿Todavía estas intentando asustarme, mi señor?” Preguntó, obteniendo a la fuerza su sonrisa.

Rayven negó con la cabeza. -"Solo quiero que te des cuenta con lo que te estas enfrentando.

Él se puso de pie. -"Piensa en lo que te he dicho, Rhianna. Si todavía sigues aquí mañana por la noche, entonces sabré que has decidido a quedarte hasta que se cumpla el año. Si te vas, cuidaré de ti y tu familia mientras vivas".

Ella quiso decirle que todavía le amaba, que no importaba lo que pudiera decir o hacer que nada podía cambiar eso, pero no podía formar las palabras.

-"Buenas noches, dulce Rhianna". Su voz la rozó como un viento frío de invierno, y luego se fue como si nunca hubiera estado.

46A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 15 Dom 15 Mar 2009, 10:35

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

No se fue. Pasó la noche insomne, recordando todo lo que le había dicho, todo lo que había pasado entre ellos desde esa noche desafortunada en Cotyer's, y cuando llegó el amanecer, supo que no podía abandonarle.

Había esperado que él se alegrara, que pasara cada momento de vigilia en su compañía. En lugar de eso, tenía la sensación de que la evitaba. Aunque durante la cena se reunía cada noche con ella, parecía distanciado. Creía que después de lo que le había dicho, después del día que había pasado durmiendo a su lado, la llevaría a su cama. En lugar de eso, la mantenía apartada de sus brazos, con la advertencia en su mirada de que mantuviera las distancias. Era muy confuso.

Esta noche, se retrasaba. Picó un poco de su comida, preguntándose si lo había soñado todo. A la luz del día, todo lo que él le había dicho le parecía un cuento – el poder de leer la mente, su capa mágica, vivir de la sangre de las ovejas mezclada con vino, verse forzado a vivir por siempre en la oscuridad-. Era inconcebible.

Noto su presencia antes de que entrara en el comedor. Alzó la mirada encontrando sus ojos fijos en ella, y supo que todo era verdad. Él era un vampiro. Vivo y a pesar de ello muerto. Eso lo explicaba todo: la desesperación que algunas veces veía en sus ojos, el por qué nunca le había visto durante la luz del día, por qué nunca le veía comer, por qué su piel estaba siempre fría, siempre fresca al tacto.

Sintió una risa histérica desbordándola. Había tenido miedo de que la hubiera comprado para avergonzarla, violarla, cuando todo lo que él quería, era beber su sangre.

-“¿Hambriento, mi señor?”. Preguntó cruelmente. Reclinándose en su silla, dejando lenta y deliberadamente al descubierto su garganta a su mirada fija mientras todos sus sueños de un futuro con Rayven se disolvían en un rojo océano de imposibilidad. Él no se casaría con ella. Nunca llevaría a sus hijos en su vientre.

-"Rhianna, no hagas eso". Se volvió de espaldas ante la repulsa en los ojos de ella, apartando la vista de su garganta que había dejado al descubierto, su pulso palpitando salvajemente. El aroma de su desesperación, de su sangre, inundó sus sentidos.

-"Lo siento. Perdóname" murmuró y se echó a llorar. Dejaría este lugar dentro de unos pocos meses. Algún día se casaría. Tendría hijos y nietos, pero Rayven todavía estaría aquí, encerrado en sus cadenas de oscuridad eterna, por siempre solo y triste.

-“¡Rhianna!” Mascullando un juramento, se arrodilló delante de ella y le cogió las manos. -"Rhianna, no llores. Por favor no llores. No puedo soportar tus lágrimas. No tienes por que quedarte durante más tiempo aquí. Te mandaré a casa mañana. Esta noche, si lo deseas. Pero por favor no llores".

-"No lloro por mí”, dijo.

Él se quedó mirándolo fijamente estupefacto al darse cuenta de que ella estaba llorando por él.

-“¿Hay algo que pueda hacer por ti?”. Preguntó, sorbiendo sus lágrimas.

-“¿Hacer lago por mí?” preguntó, frunciendo el ceño.

-“¿Puedes ser mortal de nuevo?”.

Lentamente, él negó con la cabeza. -"No".

-"Me quedaré contigo" prometió. -"Me quedaré mientras me quieras”.

-"Ah, Rhianna, no tienes ni idea cómo me tienta eso”. No estar solo nunca más. Tener a alguien con quien compartir su vida. Le mostraría el mundo, la cubriría de diamantes y esmeraldas, le concedería todo lo que deseara. Nunca le faltaría de nada. Podría dormir durante el día a su lado. Vería su cara al dormirse y le daría la bienvenida cuando se despertara...

Lentamente, negó con la cabeza. No la podía condenar a la clase de vida que él llevaba, esperar que rehuyera la luz del día, que pasara su vida con un hombre que no era hombre del todo, simplemente para aliviar su aislamiento. Podía ser un monstruo, pero incluso él no podía ser tan cruel.

Su soledad, la tristeza completa y absoluta en las profundidades de sus ojos, le llegaron hasta lo profundo de su corazón e hicieron llorar su alma. –“No me eches" imploró suavemente. Inclinándose hacia adelante, le beso en la frente.

La abrazó por la cintura, y presionó su rostro contra sus pechos. Su calor le engulló, ahuyentando el frío que era su constante compañero como la luz del sol ahuyentaba el frío de la noche.

-"No lo haré". Aspiró un tembloroso aliento. -"Que Dios me perdone, pero no lo puedo hacer".

Un sentimiento de paz, de sentirse en casa, lleno su alma mientras ella acariciaba su pelo.

-"Mi hermana se casa mañana" le recordó. -"Dijiste que vendrías conmigo a la boda".

-"Si lo deseas". Parecía que ya no tenía voluntad propia, pensó con sardónica diversión. Ella hablaba, y él solo aspiraba a obedecerla.

-"Lo deseo". Él alzo la vista, para verla sonriéndole. -"Eres muy complaciente, mi señor".

-"Parece ser que no puedo negarte nada".

-“¿Nada, mi señor Rayven?”

-“¿Qué deseas ahora, Rhianna? ¿Un broche de zafiros para rivalizar con el color de tus ojos? ¿De oro para hacer juego con el color de tu pelo?”.

-"Lo que quiero es infinitamente más valioso, mi señor".

-"No puedo imaginarme lo que debe ser".

-“¿No puedes imaginarlo?”.

Ella coqueteaba con él, meditó. Y muy descaradamente, por cierto. -"Pide lo que quieras mi amor y es tuyo".

-"Un Beso" dijo Rhianna, pronunciando la palabra como si fuera una caricia. -"Un beso".

-“¿Sólo uno?”.

-"O dos".

-“¿O veinte?” murmuró Rayven, cubriéndole la boca con la suya.

Rhianna emitió un bajo sonido de aceptación a través de su garganta, mientras pasó sus brazos alrededor de su cuello. Esto era lo que quería, pensó cuando su tacto nubló sus sentidos. Estar aquí, entre sus brazos durante el resto de su vida.

El tiempo quedo en suspenso mientras su lengua acariciaba su labio inferior, mientras sus manos se deslizaban por sus lados, sus pulgares acariciando ligeramente sus pechos.

-"Rayven... por favor. .."

Él se apartó mirándola con atención. Su respiración era dificultosa, sus ojos llameando con incandescentes fuegos interiores.

-“No me rechaces de nuevo" imploró suavemente.

-"Rhianna, te deseo más de lo que puedes imaginar... "

-“¿Pero?”.

-"Tengo miedo de lastimarte, eso... "

-“¿Qué?”.

-"Rhianna, no siempre puedo separar mi deseo del hambre que me corroe. Temo que, en el calor de pasión, la lujuria por la sangre venza mi autocontrol".

-“¿Siempre ocurre así?”.

-"No lo sé. Sólo he llevado a una mujer a mi cama desde que fui hecho Vampiro".

-“¿Sólo una? ¿Durante cuatrocientos años?”.

-"La lujuria por la sangre es aun más poderosa que el deseo sexual". Hasta que encontró a Rhianna, pensó. Hasta que llegó e introdujo esperanza en su solitaria vida.

-“¿Qué le sucedió a esa chica?”.

-"Murió entre mis brazos".

Rhianna se recostó en la silla, incapaz para suprimir el estremecimiento de temor que le recorría la columna vertebral.

-"Rhianna, no podría vivir con la culpabilidad de haber hecho algo que pueda dañarte".

-"Has... ¿Te has alimentado esta tarde?”.

-"Sí". Sabiendo que la vería, y recordando lo que había sentido cuando se despertó a su lado, se había alimentado, y se había alimentado bien.

-¡¿Tienes hambre ahora?”.

Él negó con la cabeza, con la certeza de lo que iba a venir excitándolo tanto como lo atemorizaba.

Él la deseaba, la deseaba tanto como ella a él. Con la seguridad que le proporcionaba ese conocimiento, apartó su miedo. Poniéndose de pie, tomó su mano conduciéndolo tras ella. -"He esperado por ti demasiado tiempo, mi señor".

Las palabras fueron dichas tan suavemente, que dudaba de las hubiera podido oír un simple mortal.

Rayven negó con la cabeza. -"No puedo, Rhianna. Por favor no me pidas eso".

-"No tengo miedo”.

Sus dedos apretaron sus hombros. -"Pero yo sí".

-“¿Amabas a esa chica?”.

-"No".

-“¿Me amas a mí?”.

Asintió, incapaz de negarlo.

Su sonrisa era tan brillante como la luz del sol que él nunca vería de nuevo, tan calida como el amor de una madre.

-“¿Estas segura de que es esto lo que quieres, Rhianna?”.

Por toda respuesta, cogió su mano y se dirigió hacia la puerta.

Incapaz de resistirse, la siguió hacia arriba por la escalera de caracol hasta su cuarto.

Una vez dentro, su coraje pareció abandonarla y se quedó mirándolo fijamente, con ojos inseguros.

-"No tenemos por qué hacer esto" dijo Rayven.

-"No, quiero hacerlo. Pero no se que es lo que esperas de mi”.

-"Podríamos comenzar con un beso" propuso Rayven, esperando que eso les hiciera sentir más cómodos.

La atrajo entre sus brazos, sintiendo los pequeños temblores de ansiedad que la recorrían de pies a cabeza.

-"Rhianna". Murmuró su nombre mientras reclamaba sus labios.

Era más dulce que la miel, más caliente que un día de verano. Era como estar expuesto a los brillantes rayos del sol, pensó. Estrecharla entre sus brazos expulsaba el frío que parecía perseguirlo siempre, la sujetó más cerca, absorbiendo su calor, su blandura. Sus pechos estaban aplastados contra su torso; Podía sentir los rápidos latidos de su corazón, la pasión floreciendo dentro de ella.

Ella respondió a su beso apasionadamente, apretándose más contra él, sus brazos deslizándose alrededor de su cuello. Gimió suavemente cuando sus labios se deslizaron por su garganta, a lo largo de su hombro.

-“¿Rhianna, Rhianna, sabes cuántas veces he soñado con este momento?”.

Ella hizo un sonido mudo de asentimiento, apartándose para poder ver su rostro. El calor en sus ojos amenazaba con abrasar su propia alma y pensó en lo maravilloso que era que una joven inocente como era ella pudiera despertar tal pasión en un hombre.

Él la soltó solo lo suficiente para quitarse su capa. Ella le observó mientras la depositaba sobre la silla, y se quedó sin aliento al verse en el espejo.

47A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 15 continuación Dom 15 Mar 2009, 10:36

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Por un momento, fue como si el mundo se hubiese detenido: su reflejo, su pelo ligeramente desordenado, sus mejillas rosadas, sus labios ligeramente hinchados por sus besos. Vio su capa, extendida como un río de negro terciopelo sobre la silla. Vio la cama detrás de ella. Pero no a Rayven, quien estaba a su lado, no se reflejaba en el espejo.

Sobresaltada, le recorrió con la mirada para asegurarse de que estaba allí. Miró de nuevo el espejo, sintió que la sangre desaparecía de su rostro.

-“¿Qué ocurre?”. Rayven la miró de reojo y luego, lentamente, siguió su mirada. Su imagen le miraba fijamente desde el espejo, sus ojos azules agrandados, su cara cenicienta. –“¿Rhianna?”.

-"Yo... Tu... " Aspiró una bocanada de aire, y luego lo dejo escapar con un largo y tembloroso suspiro. -"El espejo... Tu no... ¿Por qué no puedo verte?”.

Él estaba repentinamente silencioso. -"No estoy seguro" contestó rígidamente. -"Hay muchas teorías acerca de ello, la más extendida es que los vampiros no se reflejan en el espejo, porque están compuesto de carne sobrenatural".

Vampiro... Ella sabía lo que él era, pero había rehusado profundizar en ello, había intentado pretender que eso no tenía importancia, que era como algún tipo de rara enfermedad, no una forma de vida. Ahora sabía por qué no había espejos en el castillo, sabía porqué que las pesadas cortinas estaban extendidas sobre las ventanas, no solamente para impedir que pasara la luz.

Dando un paso hacia atrás, le contempló. Con un inconsciente gesto de protección, cruzó los brazos sobre sus pechos.

Rayven entendió el significado de su gesto. Enderezándose en toda su altura, se apartó hasta rincón del cuarto. -"Te expliqué lo que soy" dijo, su voz de repente a la defensiva.

-"Lo sé, pero creo que hasta ahora no me había realmente dado cuenta de lo que significaba. No me importa. Realmente me da igual. Solo me sobresalté por un instante”.

-“¿Sobresaltada?” Alzó una negra ceja con amarga diversión.

-"Parece que estés a punto de desmayarte".

-“¿De verdad lo parezco?” Ella sonrió débilmente. -¿Puedes culparme por ello?”.

-"No. Esto no va a funcionar, Rhianna. Por la mañana haré que Bevins te lleve a casa".

-“¡No!” Corrió a través del cuarto y colocó las manos en sus hombros. -"No tiene importancia". Señaló al espejo. -"Solo era que no lo sabía. Tu nunca me dijiste... " Cruzó los brazos sobre su pecho de nuevo, recordando repentinamente que se lo había dicho cuando le habló de Lysandra y de cómo se había convertido en un vampiro. -"Lo siento, lo olvidé".

Pensó en todas las otras cosas que le había contado acerca de los vampiros. Parecían todas tan irreales, tan improbables. Ahora sabía que a pesar de su habilidad para abrir y cerrar puertas, de leer sus pensamientos, de su necesidad de beber sangre, realmente en lo más profundo de su ser no había creído que él era un vampiro. –“¿Hay alguna otra cosa que deba saber? Es decir, he oído historias acerca de vampiros, pero... "

Se mordió el labio inferior para detenerle sus absurdos balbuceos. Incluso después de todo lo que había visto, después de todo lo que le había contado, no podía creer que fuera cierto. Las lágrimas inundaron sus ojos mientras le contemplaba, esperando que él le aclarara que todo había sido un tremendo error.

-"Ah, Rhianna, eres tan joven, y yo me siento tan viejo".

-"Dímelo”.

-"Creo que te he dicho todo lo que necesitas saber". Su mirada fija se desplazo hasta la delgada columna de su cuello, donde latía su pulso tan apetitosamente. El perfume de su sangre inundaba las aletas de su nariz.

Lleno de ternura, le cogió las manos y besó a cada uno de sus dedos, sus labios fríos contra su carne. -"Creo que será mejor que me vaya".

-"Pero... Creí que... "

-"En otro momento, Rhianna".

Él se sintió al mismo tiempo aliviado y decepcionado cuando ella no le replicó.

-“¿Te veré mañana por la noche, mi señor?”

-"Si lo deseas".

-“¿Me acompañarás a la boda de mi hermana?”.

-“¿Crees que es eso prudente?”

-"No lo sé. Quizá sería bueno que pasaras más tiempo con seres humanos y menos encerrado dentro de este castillo”.

Él parecía escéptico. –“¿A qué hora es la boda?”.

-"A las siete, en la capilla de Millbrae". Rhianna se mordió el labio inferior. -" Puedes... Quiero decir, podrás... ?"

Él se rió suavemente. -"Te aseguro, que la iglesia no se derrumbara si entro, mi dulce. Ni me desintegraré en un montón de cenizas al rojo vivo". Agachándose presiono sus labios sobre su cabeza. -"Hasta mañana por la noche".

48A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 16 Dom 15 Mar 2009, 10:37

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

Rayven esperaba al pie de la escalera, mudo, mientras veía como Rhianna descendía la escalera, una visión de raso rosado y marfil la hacían parecer un ángel con una nube flotante de pelo dorado y ojos del color de un cielo de medio día en verano. El traje revelaba la delgada curva de su cuello y un pequeño trozo de su satinada piel. Unos bellos y diminutos zapatos rosados apuntaban por el borde de su traje.

-"Qué bella eres, mi dulce" dijo Rayven. Cogiendo su mano con la de él, la presionó contra sus labios.

Una oleada de color arrasó sus las mejillas de Rhianna cuando vio la admiración en sus ojos.

-"Tu también estas muy guapo mi señor" contestó, sintiéndose repentinamente tímida.

Vestido con unos ceñidos pantalones negros, suaves botas negras de cuero, una camisa blanca, y un abrigo negro de fino paño, cada pulgada de él demostraba que era un caballero de calidad y riqueza.

La palabra "vampiro" susurró en su mente. Resueltamente, la apartó a la fuerza. Ahora no pensaría en eso.

-“¿Todavía crees que esto es una buena idea?”. Preguntó mientras pasada el chal de lana blanca por sus hombros y luego le recogía su capa.

-"No tienes que acompañarme si no quieres" dijo.

Sus nudillos acariciaron su mejilla. -"Sólo pensaba en ti, en tu reputación".

-"No me importa lo que los demás piensen" contestó, -"Siempre que este contigo".

Un poquito de calor, como el toque de la luz del sol, se enrosco alrededor de su corazón. -"Como tu quieras" le dijo, y le ofreció su brazo.

La iglesia, hecha de piedra y de madera tallada, se erigía al pie la colina. La luz de varias docenas de velas blancas inundaba el cuarto, bañando las pintadas caras de los santos de madera con una suave luz.

Los bancos de iglesia estaban llenos de amigos y familia, y Rhianna sonrió a su madre y hermanas mientras ocupaba su lugar entre ellas. Por un momento, contuvo el aliento, esperando. ¿Esperando qué? filosofó. ¿Qué la iglesia se derrumbara? ¿Qué el sacerdote se acercara con una cruz en lo alto y Rayven fuera expulsado de la iglesia?

-"Relájate, mi dulce". Murmuró Rayven. Cogió su mano y la palmeó reconfortadoramente. -"Mi presencia no hará arder la capilla. El sacerdote no renegará de mi como si fuera Satán".

Rhianna sintió que sus mejillas ardían mientras él expresaba sus miedos con palabras. A pesar de sus burlonas palabras, Rayven no estaba tan tranquilo como quería hacerle creer a ella. Su mirada era atraída una y otra vez hacia el crucifijo de madera grande que estaba detrás del altar. Hacia cuatrocientos años que no había pisado una iglesia. La última vez que había entrado en una iglesia había sido poco tiempo después de ser hecho Vampiro. Se había refugiado dentro de una pequeña capilla para escapar de la luz del sol. Agazapado dentro de uno de los diminutos confesionarios, había implorado perdón por la sangre que había derramado, por las vidas que había tomado.

Ahora, sentado al lado de Rhianna, tenía aguda conciencia de los susurros detrás de él mientras los ciudadanos expresaban su sorpresa al verle allí. Raramente abandonaba el castillo, excepto en las ocasiones en las que iba a Cotyer.

-“ Parece que nunca envejece... "

-“¿Qué crees que hace en ese castillo?”.

-"... descaro, traerle aquí... "

-"... no es natural, la forma en que vive... "

Los susurros y las especulaciones cesaron abruptamente cuando el sacerdote y los novios tomaron sus lugares en el altar. Momentos más tarde, la hermana de Rhianna entró andando por el pasillo.

Era una bonita muchacha, meditó Rayven, radiante en el día de su boda. Llevaba un traje color marfil con un velo y un ramillete de prímulas y delicados helechos.

El novio, Creighton York, era alto y más bien delgado, con pelo de color café oscuro y ojos marrones.

Rayven deslizó una mirada hacia Rhianna cuando el sacerdote comenzó a hablar. No tuvo que indagar en su mente para saber lo qué pensaba, para saber que se imaginaba de pie en el altar, repitiendo los votos que la unirían al hombre que amaba. Una sola lágrima se deslizó por su mejilla cuando el nuevo marido de su hermana levantó su velo y besó a su prometida.

Un dolor punzante perforó el corazón de Rayven. Algún día, Rhianna estaría en un altar parecido y diría las palabras que la unirían por siempre a otro hombre. No podía soportar el pensamiento. La angustia de saber que ella sería de otro sería su fin.

Ese día, cuando supiera que la había perdido para siempre, saldría al encuentro del sol.

Hubo una fiesta después de la ceremonia. Creighton York era el único hijo de una familia de clase media. Su padre, Langston, era el platero del pueblo. La recepción fue en el salón municipal.

Rayven permaneció en el fondo, aliviado de que no hubiera espejos en el gran edificio de madera. Se quedó en una esquina, en la sombras mientras veía como Rhianna iba de un lado a otro del cuarto, haciendo bromas con los invitados, riéndose con sus hermanas, haciendo una pausa para hablar con su madre, ayudando a la señora York con la mesa.

Era una visión, su Rhianna, una reina de las hadas con un remolino de faldas rosadas. Había otras mujeres presentes – una cierta cantidad de ellas más jóvenes, otros con más curvas – pero ninguna más bella, ninguna tan vibrante y viva como ella. En un cuarto lleno de seres vivos, su perfume, su sangre, le atraían como si de un brillante faro a través de un mar de medianoche se tratara, tentando sus sentidos.

Rhianna miró hacia atrás, su mirada escrutadora buscándolo como una abeja el polen. Rayven se quedó mirándola fijamente, la oscuridad de sus ojos atrayéndola. Antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, se dirigió hacia él, ignorando a la gente que le hablaba mientras pasaba de largo.

Ella le miró con ansiedad. –“¿Mi señor?”

-“¿Puedes concederme este baile, dulce Rhianna?”.

-“¿Bailar?” Sólo luego vio que los músicos tocaban, que otros bailaban.

Dio un paso hacia él, con un suspiro de satisfacción saliendo entre sus labios mientras él la condujo entre sus brazos haciéndola girar alrededor del salón. Nunca había bailado con un hombre tan ágil, quién con su solo contacto le hiciera surgir anhelos tan profundos y prohibidos. Investigó en sus ojos, ojos negros insondables que la atraían obsesivamente, hasta que no vio nada mas y a nadie salvo al oscuro señor de Castle Rayven.

Vampiro.

El brazo alrededor de su cintura se tensó cuando la palabra le pasó por la cabeza. Él lo sabe, pensó, sabe lo que estoy pensando. Una vez le había dicho que podía leer su mente, y se había resistido a creerlo, pero ahora lo creía.

Echándose un poco hacia atrás, contempló las profundidades de sus ojos. Bésame, mi señor, bésame ahora.

Y, muy lentamente, él agachó su cabeza y posó sus labios sobre los de ella.

Se regocijó con su beso al mismo tiempo que sopesaba lo que significaba vivir con un hombre que podía conocer cada uno de sus pensamientos. Un hombre que no era un hombre del todo.

Cuando el baile acabó, la escoltó a través del vestíbulo y le alcanzó un vaso de vino, luego se sentó a su lado mientras ella comía un pedazo de pastel de boda. Más tarde, hubo un brindis por los novios y luego Aileen y Creighton se fueron. Poco después de eso, Rhianna se despidió de su madre y sus hermanas.

-“Vuelve a casa con nosotros" le rogó Ada. Miró en dirección a Rayven y se estremeció cuando sus ojos negros como el infierno atraparon los suyos. -"Por favor, hija, vuelve a casa donde tienes un sitio".

-"No puedo. Mama. He prometido quedarme con Lord Rayven durante un año”.

Ada negó con la cabeza. -"No te entiendo, hija. ¿Qué poder tiene sobre ti?”.

-"Le amo" Rhianna dijo quedamente. -"Ese es el poder que tiene sobre mí. Él me ha concedido un año para estar junto a él, sólo un año, y no le dejaré ni un solo día antes".

Ada negó con la cabeza de nuevo. -"Me temo que te ha hechizado”.

Rhianna contuvo una sonrisa. -"Le aseguro madre que no es ningún brujo".

-"Apostaría a que tampoco es un simple hombre" dijo Ada. -"Es malo, Rhianna. ¿Por qué no te das cuenta?”.

-"Él no es malo, mama. Ha sido amable conmigo, con nuestra familia. ¿Ha olvidado que Aileen no habría tenido ninguna dote de no ser por la generosidad de Lord Rayven? ¿Ha olvidado que restauró nuestra casa, que él es el que hizo posible que conserváramos nuestra tierra después de que papa muriera, que pone comida en nuestra mesa y paga nuestros vestidos?”.

-"No lo he olvidado" contestó Ada en tono apaciguador. -"Pero temo que su generosidad no nace de la bondad, Rhianna. Temo que solo sea cuestión de tiempo el que conozcamos sus verdaderos propósitos".

Rhianna negó con la cabeza. Comenzó a explicar a su madre acerca del refugio en el pueblo, pero cerró su boca, recordando que había prometido a Rayven que no se lo diría a nadie.

-"Me tengo que ir, madre" dijo. Le dio un abrazo rápido a su madre y un beso de despedida a sus hermanas. -"Os volveré a ver pronto".

Ella guardó un largo silencio en el carruaje mientras regresaban al castillo. Rayven miró sus ojos entrecerrados, preguntándose que sería lo que la molestaba. ¿Era la desaprobación de su madre? ¿Un poco de melancolía porque su hermana parecía felizmente casada? ¿O estaba tratando de encontrar una forma de decirle que había cambiado de opinión acerca de pasar un año en compañía de un vampiro?

-“¿Rhianna?”.

Ella giró su rostro hacia él, su cara en las sombras. –“¿Sí?”

-“¿Qué es lo que te molesta?”.

-"Mi madre. Cree que eres malo, y que hay alguna oscura razón por la que estas siendo tan amable conmigo y mi familia".

-“¿Y que es lo que piensas tú?”.

-"Pienso que me moriré si no me besas enseguida”.

-"Ah, Rhianna... "

-“¿Es que nunca vamos a hacer el amor, mi señor?”

-“¿Te casarías conmigo, Rhianna?”.

-"¿Casarme contigo?" se quedó sin aliento.

-“¿Es eso tan repugnante?”.

-"No, pero... "

-"Sólo durante lo que queda de nuestro año, Rhianna. Si permaneces conmigo el tiempo que me prometiste, me gustaría que fueras mi esposa".

-“¿Y luego?”.

-"Luego te liberaré de tus votos".

Su propuesta la dejó sin habla. ¿Casarse con él?

-"Dejaré que lo pienses durante un tiempo, mi dulce". Le cogió las manos, deleitándose con el calor de su piel. -"Te quiero, Rhianna, más de lo que en toda mi vida haya querido a alguien. Más de lo que anhelo ver el sol de nuevo".

-"No necesitas casarte conmigo" dijo suavemente. -"Creía haberte dejado claro que te amo sin condiciones".

-"Ah, Rhianna, para mi sorpresa, acabo de descubrir que todavía conservo dentro de mí un cierto sentido del honor. No tomaré tu virginidad, ni tu inocencia, sin el respaldo del matrimonio". Besó la palma de su mano con su lengua acariciando la carne sensitiva, enviando escalofríos de deleite a través de ella. -"Di que sí, dulce Rhianna".

49A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 16 continuación Dom 15 Mar 2009, 10:37

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

No podría ver su rostro en la oscuridad, pero podía sentir sus ojos fijos en ella, esos ojos oscuros, profundos encendidos con un feroz fuego interior.

Vampiro.

-"No te lastimaré, Rhianna McLeod".

-"Lo sé". Miró sus manos, enlazadas con las de él. Manos fuertes, pero que siempre habían sido gentiles con ella.

Lord Rayven es un hombre gobernado por oscuros apetitos. Las palabras de advertencia de Bevins, dichas con seriedad, le advertían que tuviera fuera cuidadosa.

Él es malo, Rhianna. ¿Por qué no puedes verlo? Oyó su el eco de la voz de madre en el fondo de su mente.

Indagó en los ojos de Rayven y supo que sabía de sus pensamientos, sus dudas.

-"Rhianna... "

-"Me casaré contigo, mi señor, cuando tú digas".

-"Mañana por la noche".

-“¿Tan pronto? Esperaba... "

-“¿Qué esperabas, mi dulce?”

-"Casarme en una iglesia, con un traje de seda blanca y velo, con mi madre y mis hermanas a mi lado”.

-"Las tendrás”.

-“¿Para mañana por la noche? No lo creo".

-“Haz los preparativos para la boda que siempre soñaste, Rhianna" dijo. -"Todo lo que te pido es que no me hagas esperar demasiado tiempo, y que la ceremonia se realice aquí en la capilla del castillo".

-“¿Hay una capilla aquí?”

Rayven asintió. -“¿Cuánto tiempo necesitas?”.

-"Dos semanas deberían bastar".

Bevins estaba asombrado por las noticias. La madre de Rhianna estaba horrorizada, sus hermanas mudas.

Montroy se quedó aturdido.

Sentado frente a Rayven en Cotyer varias noches más tarde, Dallon negó con incredulidad. –“¿Ella aceptó casarse con usted?”.

Rayven asintió. Podía sentir los celos emanar del otro hombre, la cólera, ver la mano de Montroy apretando fuertemente la taza que sostenía. -"Nunca creí... Nunca creí que usted se casaría".

-"Ni yo" contestó Rayven. Pasó la mirada alrededor del vestíbulo, saludando con un asentimiento a Tewksbury y Jackson, que estaban jugando una interminable partida a las cartas.

-"Supongo que la mantendrá encerrada en ese maldito castillo" dijo Dallon con voz tensa. –“¡Maldita sea Rayven, no puede mantenerla prisionera!”.

Rayven no se movió, no cambió de expresión, pero Montroy supo que había ido demasiado lejos.

Dallon se aclaró la voz. -"Solo quise decir que ella merece algo mejor que eso".

-"No será una prisionera" dijo Rayven. -"Será mi esposa. Y como tal, estará en libertad de entrar y salir cuando quiera".

Dallon asintió de nuevo. Sin pasar por alto la advertencia en los ojos de Rayven, o el borde afilado de su voz, y supo que sería sabio cambiar de tema.

-"Ella quiere casarse en la iglesia con su familia a su lado" Rayven comentó. Aspiró profundamente, y las aletas de su nariz se llenaron del olor a whisky fuerte y al humo de sus cigarros puros y por encima de todo a la gruesa y cálida esencia de su sangre.

Montroy se recostó en su silla. Respiró profundamente, esforzándose en tranquilizarse. -"No puede culparla por ello".

-"Les ha pedido a sus dos hermanas mayores que la acompañen al altar".

Rayven despejó su garganta y pasó la mirada alrededor del cuarto. Durante sus cuatro siglos de existencia, nunca había pedido un favor a otro hombre.

Con un suspiro, miró a Montroy de nuevo. -"No tengo ningún otro amigo a quien pedírselo" dijo sin matices. -"Pero consideraría un honor si usted me acompañara".

Dallon le miró de soslayó, obviamente sin palabras y luego asintió.

-"Será un placer para mi, Su Señoría" contestó Montroy seriamente, aunque se preguntó cómo podría soportar estar presente mientras Rhianna entregaba su corazón a otro. –“¿Cuándo se celebrará el matrimonio?”.

-"Dentro de diez días".

Diez días, Montroy pensó, y se preguntó si habría algo que pudiera hacer para convencer a Rhianna de que no se casara, antes de que fuera demasiado tarde.

Durante la semana siguiente, el castillo de Rayven estuvo más agitado de lo que había estado durante cuatrocientos años. La madre de Rhianna y las hermanas venían a menudo a ayudarla con la confección del traje de boda y a planear el banquete de bodas.

Debería haber sido una ocasión feliz, Rhianna filosofó. Deberían haber habido sonrisas y risas mientras se sentaban por las tarde a trabajar en su traje de novia, pero cualquiera que mirara el rostro de su madre habría pensado que se preparaban para un velatorio. Ada masculló repetidamente que nada bueno saldría de este matrimonio, que había maldad dentro del castillo, que Lord Rayven no era el hombre noble que parecía. Rhianna hizo lo mejor que pudo para ignorar las horrendas advertencias de su madre, sin embargo algunas veces, cuando estaba sola, se preguntaba qué de bueno podría salir al casarse con un vampiro.

Sus hermanas pensaron que era romántico que se casara con el oscuro señor del castillo. Lanzaron grandes exclamaciones de asombro mientras les mostraba el castillo, maravillándose de los tapices que pendían de las paredes, de las enormes chimeneas en los salones, de las pesadas espadas que colgaban cruzadas sobre la chimenea. Atravesaron corriendo los jardines; Estaban encantadas con el laberinto.

Bevins, por su parte, estaba encantado con la madre de Rhianna. Utilizaba cualquier excusa para entrar en el cuarto cuando Ada estaba allí, hacia una pausa en el portal cada vez que pasaba por allí, deteniéndose para preguntar si deseaban algún refresco. Ada fingía estar ajena al interés de Bevins, Rhianna se daba cuenta de que le gustaba por la forma en que los ojos de su madre brillaban cuando Bevins estaba junto a ella, de la forma en que sus mejillas se sonrojaban cuando sus manos accidentalmente se rozaban.

Bridgitte fue la primera en mencionarlo en voz alta. Estaban en el cuarto, cosiendo el borde del vestido de novia de Rhianna, cuando Bevins entró en el cuarto con una bandeja de té y unos panecillos. Le sirvió uno a cada una, sonrió a Ada, y salió del cuarto.

-"Creo que le gustas, mama" comentó Bridgitte. -"Siempre le da la galleta más grande, y sus ojos sonríen cuando te mira”.

-"No sé de que me hablas" replicó Ada.

-"Es cierto”. Brenna sonrió abiertamente a su hermana menor. -"Tal vez pronto tengamos un nuevo padre".

-"Cállate, Brenna" la amonestó Ada.

-"Parece simpático, mama" agregó Lanna. -"Y sus ojos sonríen cuando te mira”.

-“¡Tonterías!”.

-"No son tonterías, mama" dijo Rhianna. -"Él me dijo que pensaba que eras era una mujer hermosa".

-“¿Cuándo?” preguntó Ada, con sus mejillas ardiendo. –“¿Cuándo te dijo eso?”.

-"La primera vez que me trajo a casa”.

Ada azorada y halagada, agacho la cabeza sobre su costura para que sus hijas no pudieran ver sus mejillas arreboladas. Habían pasado años desde que un hombre la había mirado así. Más años de los que podía recordar. Podría haber encontrado el interés de Bevins halagador si hubiera sido cualquier otro, pero ella no quería tener nada que ver con cualquiera que trabajara para Rayven. Ya era suficientemente duro estar ahí viendo a su hija a punto de cometer lo que Ada creía que era el error más grande de su vida. Pasó la aguja a través del tejido, maldiciendo silenciosamente a su marido. Si no hubiera sido por Vincent, Rhianna y Rayven nunca se habrían conocido.

Al atardecer, la madre de Rhianna y las hermanas se fueron. Rhianna todas las noches las invitaba a cenar, pero Ada siempre rehusaba. Daba todo tipo de excusas, pero Rhianna sabía la verdad, sabía que a su madre le daba miedo estar en el castillo después del anochecer. Había demasiadas historias de extraños pasos por el castillo de Rayven, demasiados rumores de fantasmas y merodeos de vampiros por la zona. Cada noche antes de irse, Ada dibujaba la señal de la cruz en la frente de Rhianna y le recordaba que rezara sus oraciones y dejase su rosario al alcance de la mano.

Esta noche no era diferente. Rhianna permaneció en el quicio de la puerta, sintiendo todavía en la frente la huella de los callosos dedos de su madre mientras observaba como se alejaba el carruaje.

Con un suspiro, Rhianna cerró la puerta y se dirigió hacia el comedor. Se sentó en su lugar habitual, sonriendo a Bevins mientras colocaba un plato frente a ella.

Un momento más tarde, Rayven entró en el cuarto. La besó en la frente y luego tomó su asiento acostumbrado frente de ella. Instantes después Bevins le puso delante una jarra y su copa.

Rhianna miró la jarra, el oscuro líquido rojo que brillaba tenuemente dentro del cristal. Apartó la mirada mientras Bevins llenaba la copa y se la entregaba a Rayven.

Sangre de ovejas y vino. ¿Cómo había podido sobrevivir tomando eso durante más de cuatrocientos años?

Clavó los ojos en su plato, en la carne de cordero, las patatas y el pan recién horneado e intentó imaginar como se sentiría si no pudiera comer comida sólida nunca más, si se viera forzada a beber sangre de personas o de animales para sobrevivir.

Pensó en todas las cosas que adoraba, el pan, queso y el chocolate. El brillo del sol, la hierba recién mojada por el rocío. Nadar en el lago en un caluroso día de verano. Trabajar en el jardín con el sol en su espalda y el perfume de la tierra fresca recién cavada llenando las aletas de su nariz. Vigilar a los niños jugando... Las cosas perdidas para siempre para el hombre sentado frente a ella.

Así sería cuando estuvieran casados, pensó. Nunca compartirían una comida, o caminarían de la mano por las mañana en el jardín cuando el rocío brillaba sobre la tierra. Nunca conocería la maravilla de la maternidad. Cambiaría su vida para adaptarse a la de él. La luna se convertiría en su sol, la noche su día.

Repentinamente se dio cuenta del silencio en el cuarto. Podía sentir su mirada ardiendo en ella. Aspirando profundamente, se obligo a mirarlo.

Vio un gran dolor. Un dolor sombrío, implacable. Y bajo todo eso, el aislamiento de cuatrocientos años. ¿Cómo lo había podido soportar?

Él no dijo nada, sólo se la quedó mirando y supo que había adivinado cada uno de sus pensamientos, que había sentido su repulsión, su piedad. Sintió la furia burbujeante bajo la superficie, su cólera, su amargura.

Su corazón saltó una pulsación mientras él se levantaba. Por un momento, se quedó mirándola fijamente y luego, con un revuelo de su capa alrededor de sus tobillos, salió del cuarto. Un momento más tarde, oyó el fuerte golpe de una puerta al cerrarse y supo que había abandonado el castillo para vagar por el jardín y también supo que tarde o temprano, iría al laberinto. Se sentaría a la sombra del lobo y el cuervo y se quedaría mirando a la oscuridad que era una parte de sí mismo. ¿Cómo había sobrevivido a siglos de oscuridad?

Se quedó sentada durante un momento y luego, lentamente, se puso de pie para seguirle.

50A DARKER DREAM - Página 2 Empty Capitulo 16 continuación Dom 15 Mar 2009, 10:38

Martha.

Martha.
staff del foro
staff del foro

-"No lo haga, señorita".

-"Bevins, no le vi.”.

-"Déjelo, señorita Rhianna".

-"No puedo. Él sufre... "

Bevins asintió. -"Sí, señorita, pero está acostumbrado a ello desde hace mucho tiempo".

Clavó los ojos en Bevins como si le viera por primera vez. -"Todo este tiempo, usted ha sabido lo que él era y nunca me lo ha dicho”. Y luego un nuevo pensamiento cruzó su mente. –“¿Usted, también es uno de ellos?”.

En el mismo instante en el que hacia la pregunta, supo que era imposible. -"¿Lo ha hecho... ?". Trató de encontrar una forma de expresarlo delicadamente, y no encontró ninguna.

-"Él ha bebido de mí en el pasado, señorita, cuándo no había nadie y nada más disponible".

-"Su lealtad es muy fuerte".

-"Salvó mi vida, señorita. ¿Qué menos podría hacer?”.

Rhianna miró hacia la ventana. Más allá solo pudo ver la oscuridad. Rayven estaba allí fuera, solo y triste y era por su culpa. Le había conducido afuera, a la noche.

-"Debo ir con él". Se encaminó hacia la puerta mientras hablaba. –“¿Está en el laberinto?”.

-"No, señorita".

-“¿No?”. Se detuvo y se giró. -¿Ha abandonado las tierras del castillo?”.

-"No, señorita".

-“¡Bevins!”.

-"Lo siento, señorita Rhianna".

-"Entonces lo encontraré yo sola" exclamó, y salió del castillo.

Fuera, se quedo quieta temblando en la oscuridad. Y luego, repentinamente, supo dónde estaba.

Le costó veinte minutos encontrar el camino hacia la portezuela en la pared del norte. Temblaba de frío, pero había llegado demasiado lejos para regresar a buscar un chal. Una fría niebla humedecía su pelo.

La portezuela se abrió fácilmente sobre goznes bien engrasados y se cerró cuidadosamente tras ella. La hierba húmeda amortiguó el ruido de sus pasos y mojó sus zapatos. Y luego lo vio, un pequeño rebaño de ovejas amontonadas contra una roca. Mientras se acercaba no le hicieron el menor caso. Miró atentamente en la oscuridad, tratando de ver qué era lo que acaparaba su atención.

Al principio no vio nada pero luego vislumbró un tono de blanco contra la hierba húmeda de rocío, y por encima del cuerpo de las ovejas un par de ojos. Unos ojos que brillaban intensamente en la oscuridad con una luz roja sobrenatural.

Y luego una forma oscura se alzó detrás de la oveja muerta.

El lobo tenía el pelo negro. La sangre goteaba de sus colmillos. Un gruñido bajo retumbó profundo en su garganta, recorriéndole un escalofrió de terror por su columna vertebral.

¡Fuera! La voz de Rayven hizo eco en su mente. ¡Vete!

Lentamente, dio un paso atrás, y luego otro, y otro hasta que embargada por un horror sin nombre, se giró y corrió hacia la seguridad del castillo.

Bevins la estaba esperando en la puerta. No le hizo ninguna pregunta, simplemente le envolvió una caliente manta de lana alrededor de sus hombros y la acompañó hasta su cuarto. Como si fuera una niña, le ayudó a quitarse la ropa y ponerse el camisón. Le trajo una taza de té caliente y se sentó a su lado mientras bebía. Cuando la taza se hubo vaciado, se la quitó de las manos, y la metió en la cama. Enderezándose, apagó todas las candelas excepto una, y luego, se sentó en una silla al lado de la cama, Bevins le cogió la mano y se dispuso a acompañarla durante la noche.

Contenido patrocinado



Volver arriba  Mensaje [Página 2 de 4.]

Ir a la página : Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.